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Solapadores de la barbarie

30 de marzo de 2025 00:02

En cinco días más, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) cumplirá años, y no tenemos señales de que los países fundadores vayan a promover, en absoluto, la paz mundial. Todo lo contrario, están solapando la barbarie. 

¿Alguien recuerda cuáles fueron los principios que justificaron la formación de esa organización?, si pudiesen catalogarse de principios los argumentos por los que hoy existe todavía la OTAN. 

Haciendo un recuento, en primer lugar, los principios fundamentales de esta organización fueron la defensa militar en grupo, para disuadir a los países en conflicto de que el camino de la guerra no es lo civilizado y para convencer a los sujetos en pugna de que la negociación y los acuerdos son la vía directa para obtener la paz. 

Desde su inicio, se constató que en realidad la OTAN es una agrupación que promueve la agresión colectiva. Su objetivo es que, sin un motivo legítimo, pueda organizar –como lo ha hecho en las últimas décadas– frentes bélicos amenazantes sin el análisis, objetivo y a fondo, de los conflictos entre dos, o más naciones. Se supone que esta organización surgió después de la Segunda Guerra Mundial para salvaguardar el entendimiento entre las naciones en esa área del planeta. 

De hecho, si tal intermediación fuese exitosa, no debería ser necesario llegar a la etapa donde los ejércitos preparan sus armas o se obligue a los gobiernos miembros a rearmarse con equipos de última generación, como de hecho lo hace actualmente el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. El gasto en armamento es dañoso para el presupuesto de cualquier país, y quien sí lo necesita es la población civil. En todo caso, podría destinarse un gasto similar al que se destina a los arsenales para promover la paz mundial. 

En otro aspecto, para los países miembros e invitados o simpatizantes, la defensa de la soberanía ya ha perdido significado, y lo afirmamos porque dicho valor social y político universal, es defendido por muy pocos gobiernos de esa agrupación. Sin embargo, están listos para catalogar de terroristas, comunistas, fundamentalistas, etcétera, a aquellos que no coinciden con sus acciones, especialmente a quienes son progresistas. 

Las acciones que llevan a cabo los gobiernos integrantes de la OTAN han estado experimentando con la guerra de Ucrania en contra de Rusia, sin recato alguno. Tampoco han intervenido para que ambos países lleguen pacíficamente a un acuerdo. Con este ejemplo y otros más es como han puesto en evidencia los verdaderos motivos por los cuales existe todavía esa nefasta organización. Y ni qué decir de la defensa de la tan manoseada democracia. Más bien, este principio de civilidad les estorba más que nunca, especialmente, al gobierno de Estados Unidos. 

Evidentemente, lo que les importa son los derechos, pero únicamente los propios como miembros del conglomerado. Es decir, el derecho a declararle la guerra –o no– a quienes les estorbe para seguir reproduciendo el modelo neoliberal. 

El estado de derecho y, por supuesto, la paz mundial han perdido totalmente su validez ante las actuales bravuconadas de la OTAN. En realidad, y así lo han demostrado, lo que les importa es el negocio de la fabricación de armamento y mantener a raya a sus enemigos imaginarios por conveniencia. 

Los 14 artículos que forman los estatutos de la OTAN inician de la siguiente forma: 

Las partes de este tratado reafirman su fe en los propósitos y principios de la Carta de Naciones Unidas y su deseo de vivir en paz con todos los pueblos y todos los gobiernos. 

Decididos a salvaguardar la libertad, la herencia común y la civilización de sus pueblos, basados en los principios de la democracia, las libertades individuales y el imperio de la ley. Deseosos de promover la estabilidad y el bienestar en la zona del Atlántico Norte. Resueltos a unir sus esfuerzos para la defensa colectiva y la conservación de la paz y la seguridad… 

Cuánta razón tuvo el comandante en jefe de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, quien decía: “Es estúpido el poderío militar de la OTAN… sobra porque no se usaría ni puede usarse; harían falta decenas de planetas como la Tierra. Sólo sirve para demostrar el derroche y el caos engendrados por el capitalismo”. 

El comandante Castro se preguntó para qué existe la OTAN, y seguramente seguiría preguntándoselo en la actualidad. 

De acuerdo con cifras de 2010, ¿a quiénes servirán los 5.5 millones de soldados?, ¿cuántas vidas salvarán cada tanque de los 19 mil 845 existentes?, ¿a cuántos soldados les garantizan la integridad física y mental las 57 mil 938 unidades blindadas, de los 6 mil 492 aviones de guerra y 2 mil 482 helicópteros, más 19 portaviones?, ¿cuántos han sido diseñados para evitar el deterioro ambiental, pese a los misiles detonados? ¿Cuánto dinero le ha costado a la población de los países de la organización la construcción de los 156 submarinos, 303 buques de superficie y 5 mil 728 proyectiles nucleares? Todo ese espectacular gasto, ¿es en nombre de la paz mundial? 

La paz no la garantiza ningún arsenal como el mencionado, pero sí lo hará el acceso de la población a la salud, la educación, al trabajo digno y bien remunerado; a la cultura del deporte no comercializado. 

Nos hacen falta más organizaciones que fomenten la creatividad útil a la sociedad, así como el derecho a vivir en un ambiente menos contaminado, con la certidumbre de que estamos en el camino correcto para salir de la barbarie, sin la pesadilla de recurrir a las guerras para garantizar la paz. 

(Colaboró Ruxi Mendieta)

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