Mandalay. La junta militar de Myanmar informó ayer que al menos mil 644 personas han muerto tras el terremoto de magnitud 7.7 de antier en el centro del país, mientras el número de heridos es de 3 mil 408 y 139 personas están en carácter de desaparecidas, de acuerdo con el último balance.
El Gobierno de Unidad Nacional (NUG, por sus siglas en inglés), que se encuentra en la sombra de la junta y coordina la lucha contra el gobierno militar, anunció un alto el fuego unilateral.
A su vez, la junta militar dominante en 80 por ciento del territorio de Myanmar, solicitó ayuda internacional. Algunos residentes esperaban un respiro de la guerra civil, que comenzó en 2021 cuando los militares arrebataron el poder al gobierno electo.
Naciones Unidas ha informado que más de 3 millones de personas han sido desplazadas por los combates y casi 20 millones enfrentan severos desafíos de sobrevivencia.
Sin embargo, el NUG, con dominio principalmente en la periferia, precisó que al menos siete personas murieron y siete resultaron heridas después de que aviones de la junta bombardearan la aldea Naung Lin, en el estado Shan, horas después de que ocurrió el terremoto más fuerte en la historia de esta nación, informó The New York Times.
No puedo creer que hayan realizado ataques aéreos en seguida del terremoto, declaró Lway Yal Oo, residente de Naung Lin. Min Aung Hlaing (comandante de las fuerzas armadas birmanas) está creando un campo de batalla en Myanmar, añadió el rotativo.
Uno de los edificios derrumbados en Mandalay, Myanmar. Foto Xinhua vía Ap
La Organización de Naciones Unidas (ONU) calificó de indignantes los bombardeos en las áreas afectadas por el sismo. Tom Andrews, relator especial Derechos Humanos, declaró a la BBC: es nada menos que increíble que los militares siguieran lanzando bombas mientras a nivel de tierra otros intentaban rescatar a la gente.
El NUG aseguró que en las zonas bajo su control trabajarán con la ONU y agencias de ayuda internacionales para garantizar la seguridad, el transporte y el establecimiento de campamentos médicos y de rescate.
Mientras, los sobrevivientes se abrieron paso entre los escombros con sus propias manos para intentar salvar a los que seguían atrapados. Uno de ellos, Htet Min Oo, de 25 años, buscaba a sus dos tíos y a su abuela bajo montones de hormigón: “Después de tanto tiempo, no creo que haya esperanza (…) hay demasiados escombros y ningún equipo de rescate ha venido a por nosotros”, añadió con la voz temblorosa, rompiendo a llorar.
Las operaciones humanitarias en Myanmar se dificultan por el deterioro de las carreteras e infraestructuras, informó ayer la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU y alertó que la grave escasez de suministros médicos repercute en la asistencia desplegada en el terreno. Los socorristas carecen especialmente de paquetes para atender traumatismos, unidades de sangre, anestésicos y otros medicamentos.
Una esperanza
Está previsto que hoy lleguen 17 camiones de suministros y de refugio para paliar la actual escasez.
En la vecina Tailandia, la cifra de muertos por el movimiento telúrico aumentó a 17. El sismo sacudió el área metropolitana de Bangkok, donde habitan unos 17 millones de personas, y otras partes del país. En muchas zonas del norte se registraron daños, pero sólo se reportaron víctimas en Bangkok, la capital.
Nueve de los fallecidos se encontraban en el lugar donde se derrumbó el rascacielos en construcción cerca del popular mercado de Chatuchak, y 83 personas siguen en paradero desconocido. En tanto, el Servicio Geológico de Estados Unidos estima que la cifra de muertos podría superar los 10 mil.