El Centro Frayba presentó en días pasados en San Cristóbal de las Casas, el informe Chiapas, en la espiral de la violencia armada y criminal; entre el caos gubernamental, la delincuencia organizada y los caminos de lucha y resistencia. Su título encuentra sentido en la dedicatoria que habrá que tomar muy en cuenta:
“Para los pueblos, comunidades y corazones rebeldes. Para quienes forjan la paz, incluso a costa de su propia vida. Para quienes, en plena oscuridad, vislumbran más allá del horizonte. Para quienes desconfían de la paz de los gobiernos, pues su voz es un eco sin salida. Para quienes no ven la paz como un mero silencio de armas. Para quienes, con cada latido, sienten la urgencia de construirla y la modelan cada amanecer. Para quienes, en medio de la noche, y su luz inextinguible deciden incendiar la madrugada”.
Los diversos capítulos recorren una problemática que sugiere agregar que no sólo en Chiapas está presente. Con apoyo de informes de la Organización de Naciones Unidas y diversos organismos de derechos humanos se desarrolla con rigor, cifras y fundamentos ajenos a la retórica. Inicia con el desplazamiento forzado, su incremento y efectos devastadores en los pueblos y comunidades. Ubica las diversas causas del desplazamiento en México, desde distintos tipos de violencia –muy marcada por la delincuencia organizada (DO)– grupos paramilitares y agentes del Estado; proyectos de desarrollo, incluyendo minería y tala ilegal; extracción de hidrocarburos, construcción de presas, turismo, conflictos territoriales comunitarios; cambio climático, y desastres naturales.
Refiere la continuidad de la violencia contrainsurgente dirigida a las Bases de Apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (BAEZLN) y señala la acción, omisión y permisibilidad de las fuerzas armadas (FA) e instituciones de seguridad pública locales y federales, así como que la complicidad con funcionarios de los tres niveles de gobierno ocurre en un contexto de nula aplicación de la ley en esta materia y de expansión exponencial y sin límites de grupos armados ilegales, sicarios y paramilitares, que se disputan el control de territorios estratégicos para el trasiego de migrantes, armas, drogas y en lo general economías ilegales de todo tipo.
Con frecuencia forman parte de la estructura gubernamental local, obtienen recursos de programas sociales como Sembrando Vida, cuya implementación genera conflictos y tensiones. Constituyendo virtuales zonas silenciadas. En un segundo capítulo aborda la desaparición de personas que ya en 2023 fue objeto del informe del mismo centro denominado Tocar el vacío. El incremento en Chiapas y todo el país de la estrategia del terror, anotan, con lo que se pretende acallar toda posibilidad de movimiento social y autogestión del territorio. De ahí el movimiento de madres buscadoras que se convierten en defensoras por la necesidad de buscar a sus seres queridos realizando la labor que el Estado no sólo omite, sino que victimiza a estos grupos. Se incluye la denuncia contra los ataques a personas de la diversidad sexual, periodistas y sacerdotes donde incluye el crimen del padre Marcelo Pérez.
Un capítulo importante es el relativo a la política militarista del Estado mexicano que se inscribe en un contexto complejo de remilitarización, que refleja una estrategia de control territorial. en el uso de militares para tareas de seguridad pública, entre muchas otras, lo que ha provocado una erosión de los derechos civiles y políticos. En especial se desarrolla el sustento de la constrainsurgencia, dirigida al EZLN mediante el Plan de Campaña Chiapas 94 y Plan de Campaña Chiapas 2000.
Se incluye el análisis de la conformación de la Guardia Nacional ya integrada a la Secretaría de la Defensa Nacional como parte de la estrategia militarista, así como las recomendaciones del sistema interamericano para fortalecer el espacio civil. Se define el pacto de impunidad con la deliberada ausencia de estructuras gubernamentales lo que configura la violencia generalizada que se ha visto justificada con el negacionismo oficial. Por otra parte, el análisis y denuncia de la continuidad del desprecio a los pueblos originarios revestida de progresismo se coloca de manera central la captura de liderazgos históricos, lo que denominan la domesticación capitalista, el enfoque individualizado de los programas sociales y la rigurosa crítica al programa Sembrando Vida.
El muy amplio y sólido informe perfila su análisis al contexto de despojo y violencia consustancial al sistema capitalista donde sostiene que no hay elementos para considerar que desde ahí se va a detener la guerra contra los pueblos y propone el futuro de resistencia y construcción desde abajo de espacios de paz, retoma abiertamente el planteamiento zapatista de la lucha por la vida, donde concluyen que, en los ríos subterráneos, los senderos de la libertad siempre se encuentran.