Cada vez que en México un equipo de Grandes Ligas pisa un parque de beisbol, los partidos alcanzan una dimensión diferente. La lista de memorables momentos de la visita de los Medias Rojas de Boston a Monterrey puede empezar de atrás hacia adelante, desde el segundo y último partido de exhibición que ganaron ante Sultanes en el estadio Mobil Super. Si el primero marcó una diferencia de 10-1 a favor de los estadunidenses, la derrota de ayer (12-8) valió casi lo mismo.
Cientos de personas aún se acomodaban en las gradas cuando Rob Refsnyder, antiguo bombardero de Yanquis, pegó un cuadrangular de 403 pies hacia el jardín izquierdo en unos de los primeros lanzamientos de Manny Bañuelos desde el montículo.
La diferencia en el golpeo, la velocidad e imaginación de los peloteros de Boston al bat llevó al pitcher de Sultanes a sentenciar pronto su salida en la primera entrada. Con otro vuelacercas, esta vez de Kristian Campbell, la pizarra de 5-0 fue su fin.
Lo que siguió tras ese inicio tormentoso fue una clase maestra de cómo manejar un partido. Los Medias Rojas lo hicieron sin mostrar mucha prisa. El momento más esperanzador llegó antes de la cuarta entrada, cuando un extrabase productor de Donovan Casey trajo dos carreras al plato para los regiomontanos.
Pero incluso cuando el equipo de Monterrey encontró su nivel, con la carrera de Villanueva para el 5-4, Medias Rojas siguió varios escalones por delante. Un cuadrangular de David Hamilton, de tres carreras y hacia el jardín derecho, puso de nuevo las cosas en su lugar.
Por momentos dio la impresión que Boston jugaba según la dificultad del encuentro: a mayor presión, más poder; a menos riesgo, más calma. Por eso sus peloteros no permitieron nunca que les robaran la ventaja.
Consiguieron otras dos rayitas en la sexta, Sultanes se acercó en la séptima y novena, pero el desenlace siguió con la misma tónica del inicio gracias a otro par de carreras de Medias Rojas.