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México, SA

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Las autoridades estadunidenses insisten en perseguir a quienes, además de hacer una importante contribución a la economía de ese país, ayudan a alimentarlo. Foto Afp
25 de marzo de 2025 08:03

El pasado domingo por la noche el estadio de futbol en donde se llevó a cabo el encuentro ente las selecciones de México y Panamá estaba rebosante de paisanos, quienes quedaron con un buen sabor de boca por el triunfo de su equipo. Sus instalaciones se encuentran en Los Ángeles, California (un estado prácticamente recuperado por los mexicanos), y en las afueras (algunos más en el interior) pacientemente esperaba un nutrido grupo de agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés) para proceder como el cavernícola de la Casa Blanca les ha ordenado, es decir, denigrar, detener, esposar y encarcelar a todo aquel inmigrante indocumentado de cualquier nacionalidad, pero con énfasis en los denominados "latinos", con los nuestros en primer lugar.

Los encolerizados muchachos del ICE no obtuvieron los resultados planeados. En cambio, a los paisanos que asistieron al estadio nadie logró borrarles la enorme sonrisa por el doble triunfo obtenido (el futbolero y el resultante de esquivar la intentona de los hijos putativos del cavernícola de la Casa Blanca).

Sin embargo, el siempre creativo gobierno estadunidense presume haber descubierto una suerte de piedra filosofal para evitar la migración indocumentada y deshacerse de esa "calamidad" –como le llama–, es decir, la misma mano de obra que a estas alturas representa alrededor de 15 por ciento del producto interno bruto de Estados Unidos (mayoritariamente aportado por mexicanos) y, entre tantos otros beneficios, significa más de 70 por ciento de los trabajadores agrícolas en aquel país, o lo que es lo mismo, la que permite a los gringos alimentarse todos los días. En síntesis, con la política antimigratoria implementada por Donald Trump, Estados Unidos está cazando a uno de los motores de su economía.

Pero ese "descubrimiento" resulta igual de genial que ridículo, y consiste en lo siguiente: “En línea con sus políticas antimigratorias, la administración de Donald Trump reiteró su mensaje a las personas migrantes que se encuentran en Estados Unidos de manera irregular: ‘autodeportarse’ –a través de una aplicación digital– o de lo contrario serán arrestados y deportados. Funcionarios de Washington exhortaron a las personas migrantes a usar la nueva función de la aplicación de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés), que ahora se llama CBP-Home, en la cual la Casa Blanca ha invertido hasta ahora 200 millones de dólares. ‘Vamos a seguir promoviendo este mensaje, vamos a encontrar a quienes están aquí ilegalmente ( sic), los vamos a arrestar y a deportar. Lo mejor es que se autodeporten’, señaló la subsecretaria de Asuntos Públicos del Departamento de Seguridad Nacional estadunidense, Tricia McLaughlin, quien agregó que el uso de esta aplicación es opcional”. ¿Y cuántos autodeportados se registran a la fecha? "Los funcionarios señalaron que aún no cuentan con ese dato" (La Jornada, Emir Olivares Alonso).

¿Qué tal? Brillante: al indocumentado se le permite autodeportarse ( online y mediante un simple clic) o esperar pacientemente a que lo hagan los muchachos del ICE, siempre respetuosos de los derechos humanos. Y para ello el gobierno estadunidense ha invertido 200 millones de dólares sin conocer el resultado. Entonces, los funcionarios de Donald Trump son igual de bestias que su patrón, que todo pretende arreglar a garrotazos, porque todo aquel que decida dar el clic recibirá el mismo trato brutal y tendrá el mismo destino que aquellos que sean detenidos y expulsados (sólo para intentarlo de nuevo).

Ante tal aberración, vale recordar el reciente informe de la Universidad de California en Los Ángeles y Latino Donor Collaborative: en 2022, el consumo latino (en Estados Unidos, desde luego) se situó en 2.53 billones de dólares, casi equivalente a la participación del consumo de 68 por ciento del PIB estadunidense en general. En términos de comparaciones internas, ese consumo es 5 por ciento más grande que toda la economía de Texas y 23 por ciento mayor que toda la economía de Nueva York. De 2010 a 2022, el consumo real de los latinos creció un total de 62.4 por ciento, mientras el de los no latinos se incrementó sólo 22.6 por ciento. Entonces, con o sin aplicación, el PIB latino es un motor de crecimiento y base de apoyo para la economía estadunidense.

Las rebanadas del pastel

Una vez más: a Trump se le ocurrió aplicar aranceles (25 por ciento) a todo aquel país que compre petróleo y gas a Venezuela. Pues bien, esta nación replicará la medida a todo aquel que consuma arepas en territorio estadunidense.

X: @cafevega

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México, SA

Futbol: paisanos vs. ICE. Genialidad tecnológica. Ahora, "autodeportación".

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Lo que sí hubo en Teuchitlán. Asesinatos y tortura: García Harfuch. Gertz Manero debe explicaciones. "Matizar el horror": Yásnaya.

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