"Enfrentar los estragos del cambio climático y el calentamiento global requiere de compromiso y acciones concretas y los pequeños comercios pueden ser un pilar fundamental en esta transformación si se lo proponen y se comprometen”, señaló Cuauhtémoc Rivera, presidente de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec).
La crisis climática es una realidad que afecta a todos los sectores de la sociedad y el pequeño comercio no está ajeno a ella, agregó el dirigente.
Señaló que la cultura de la sustentabilidad es una ingente necesidad para garantizar la sostenibilidad de las tiendas de barrio en el mercado.
Considero que con pequeñas acciones, los comerciantes pueden transformar sus negocios en espacios sustentables (amigables con el medio ambiente), promoviendo un consumo responsable en sus comunidades.
“El consumo responsable no sólo implica comprar lo necesario, sino también saber comprar, eligiendo productos que generen el menor impacto ambiental posible”.
Para una tienda de abarrotes, esto puede significar ofrecer opciones de venta a granel en aquellos productos que lo permitan para reducir el uso de empaques, “incorporar proveedores locales para reducir la huella de carbono del suministro y promover productos con embalaje biodegradable que permitan su reciclaje y animen una economía circular de ganar-ganar”, explicó, Rivera.
Además, como los clientes también juegan un papel clave en esta transición, la educación sobre consumo responsable promovida desde la tienda con carteles informativos y tips de consumo pueden promover buenos hábitos entre los consumidores,apuntó.
Un ejemplo de esto es fomentar el uso de bolsas reutilizables, ofreciendo incentivos a los clientes que las traigan para cancelar el uso de lo desechable, volviendo paulatinamente a la era de lo retornable.
Por otro lado, el manejo sustentable de residuos es uno de los principales retos del pequeño comercio.
Una tienda debe implementar estrategias efectivas para el correcto manejo de su basura, como separarla en orgánica e inorgánica con base en tener contenedores que habiliten el reciclaje y buscar hacer sinergia con empresas o asociaciones que se encargan de recoger la basura reciclada: plásticos, cartón, vidrio y metales.
El desperdicio de alimentos también es un problema que puede y debe reducirse con una adecuada gestión de manejo de inventario, evitando sobrecompras y ofreciendo promociones comerciales con descuentos o 2x1 en aquellos productos que estén por caducar que permitan su rápido desplazamiento y consumo antes de que se echen a perder para evitar que terminen en la basura.
El beneficio del ahorro de energía eléctrica es doble, pues su uso eficaz no sólo ayuda al medio ambiente, sino que también reduce los costos operativos del negocio.
Instalar focos ahorradores de energía y utilizar refrigeradores con tecnología puede marcar una gran diferencia en el consumo eléctrico y, desde luego, en el recibo, pues estos aparatos de última generación ajustan su potencia según la cantidad de productos a refrigerar, lo que les permite consumir menos energía que los modelos convencionales.
En un futuro no muy lejano, cada tienda podrá contar con paneles solares para reducir al máximo el impacto ambiental en el consumo de energía.
De la misma forma, el agua es un recurso fundamental en la operación de una tienda, ya sea para la limpieza, el uso sanitario o la preparación de algunos productos, por lo que el ahorro en el consumo de agua implica acciones sencillas como la reparación inmediata de fugas en grifos y sanitarios, la instalación de dispositivos ahorradores en los inodoros y el uso de productos de limpieza que requieran menos agua.