Ciudad de México. A pesar de operaciones seguridad realizadas por las autoridades, Alejandro Olivera, representante en México del Centro para la Diversidad Biológica, señaló que se requieren acciones más contundentes contra la elevada pesca ilegal en el Alto Golfo de California, luego de que el pasado día 16 se decomisaron en las costas de San Felipe, Baja California, 72 totoabas muertas y más de 9 mil metros de redes de enmalle que amenazan a la vaquita marina y a otras especies marinas.
El biólogo señaló en entrevista con La Jornada que los pescadores aprovechan los puntos no supervisados por las autoridades, que actualmente colaboran la Secretaría de Marina, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente y la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca, porque en los últimos años se han concentrado en la Zona de Cero Tolerancia en el Alto Golfo de California, dedicada a la protección de ambas especies, consideradas en peligro de extinción.
“Es bien sabido que la pesca ilegal se mueve conforme a los bancos de peces, entonces pues si hay más hasta ahorita en el sur de San Felipe, se mueven para allá, donde hay menos vigilancia”, destacó. Apuntó que existen algunas regiones, como el Golfo de Santa Clara, a la altura de Sonora, donde no hay ningún tipo de protección, y las autoridades deben considerarlas por ser puntos ciegos de la pesca de la totoaba y la vaquita marina.
Para el mercado internacional, recordó que el buche de totoaba, seco y deshidratado se comercializa principalmente principalmente en China, y de acuerdo con algunas investigaciones, los precios superan los 2 millones de pesos por kilo. En el decomiso del pasado día 16, los 72 ejemplares pesaron 3 mil 592 kilogramos, y además se incautaron 23.5 kilogramos de vejigas natatorias, “lo que demuestra que refleja que hay una actividad muy fuerte de pesca ilegal”, comentó el especialista.
Durante la operación, en la que participó personal naval a bordo de dos patrullas interceptoras, dos embarcaciones menores y una embarcación de la organización estaduniense Sea Shepherd Conservation Society -que fue la que dio aviso de la presencia de redes en la zona- también se logró la liberación de siete ejemplares vivos que se encontraban enredados y fueron devueltos al medio silvestre.
Olivera resaltó que las autoridades deben de enfocar más en más acciones, como los monitoreos satelitales o el refuerzo de micrófonos marinos, para poder detectar con oportunidad a los pescadores y reducir los riesgos contra ambas especies. De acuerdo con los últimos censos realizados, destacó que sólo quedan ocho ejemplares de vaquita marina y la poblaciones de totoaba han reducido en la región.