Ciudad de México. México quebró el maleficio. Pasaron partidos, procesos, eliminatorias rumbo a la Copa del Mundo y la selección, que cambió tres veces de entrenador en este ciclo -Diego Cocca, Jaime Lozano y ahora Javier Aguirre- conquistó al fin su primer campeonato en cuatro ediciones de la Liga de Naciones de Concacaf al derrotar 2-1 a Panamá en el SoFi Stadium, en California.
Sólo el tiempo permitirá medir si aquellos tropezones del Tri en el pasado poseen profundidad o son apenas circunstancias de este deporte. Lo cierto es que se trata de un ciclo en el que todo parece avanzar demasiado rápido, como el cambio de directores técnicos y la salida del alto comisionado de la Federación Mexicana de Futbol, Juan Carlos ‘Bomba’ Rodríguez, anunciada de forma sorpresiva en diciembre de 2024, a menos de dos años del Mundial.
Miles de personas se hicieron sentir ayer en las gradas del recinto californiano como si nada de eso hubiera pasado. Corearon el “olé”, cantaron a todo pulmón el “¡México, México!” y castigaron también a los jugadores nacionales con el grito de “eeeeh pu...” en el momento en que Panamá alcanzó su cumbre futbolística. El árbitro guatemalteco Mario Escobar no tardó en activar el protocolo de FIFA para actos discriminatorios y detuvo el partido al minuto 82, apoyado por las autoridades del recinto y personal de seguridad.
Para llegar hasta ese punto del juego, México tuvo que convertir sus riquezas colectivas en errores de primer grado. Raúl Jiménez hizo el 1-0, de cabeza y con la complicidad del portero Orlando Mosquera, para entrar en la historia del representativo nacional como el tercer mejor anotador al superar a Cuauhtémoc Blanco con 39 tantos. El segundo y más importante, que llegó después y con otro error de la zaga panameña, valió el campeonato de la Liga de Naciones (90+2).
Sólo Jared Borgetti (46) y Javier ‘Chicharito’ Hernández, quien ocupa la primera posición (52), le quedan por delante a Jiménez en la tabla de todos los tiempos. Lo que no contaba Jiménez y ninguno de sus compañeros es que una patada de Johan Vásquez sobre Cecilio Waterman, revisada por el VAR, dio paso al empate de Adalberto Carrasquilla desde el manchón de penalti (45+2).
Algunos cronistas afirmaron que ganar era más complicado, incluso la gente que atacó al portero rival con el grito discriminatorio se empeñó en renegar del resultado; pero contra el 2-1 de Jiménez pesó todavía más. El defensor José Ángel Córdoba detuvo un centro de Luis Chávez con la mano derecha y el silbante decretó el penal que definió el partido.
“Estoy de regreso”, declaró al final del encuentro el delantero del Fulham; “fue difícil, pero todo esto es resultado del esfuerzo que he hecho durante estos años. Ahora estamos ilusionados con este gran equipo de trabajo. Cambió nuestra mentalidad. Queremos hacer un papel digno en casa, falta todavía año y poco, pero estamos con el pensamiento de jugar a muerte cada pelota”.