Washington. El Departamento de Justicia (DOJ) de Estados Unidos evalúa hoy severas condenas a los responsables de los ataques contra el fabricante de automóviles eléctricos Tesla, propiedad del multimillonario Elok Musk, aliado clave del presidente Donald Trump.
Musk, nombrado por Trump para dirigir el Departamento de Eficiencia Gubernamental, ha sido el principal artífice de los recortes masivos de la plantilla federal con el consecuente despido de empleados, así como el cierre de agencias con el objetivo de la drástica reducción del gasto público.
El valor bursátil de Telsa se desplomó desde diciembre y algunos propietarios de estos autos pusieron pegatinas con un sugerente mensaje: que compraron los vehículos “antes de saber que Elon estaba loco”.
“La serie de ataques violentos en la propiedad de Tesla es nada menos que terrorismo interno”, advirtió la fiscal general Pam Bondi en un comunicado divulgado anoche.
Afirmó que el DOJ ya acusó “a varios implicados con eso en mente, incluso en casos que involucran cargos con sentencias mínimas obligatorias de cinco años”.
Bondi señaló que continuarán las investigaciones que imponen severas penas a los encartados, “incluidos los que -según la alta funcionaria- operan tras bastidores para coordinar y financiar estos crímenes”.
La declaración siguió al más reciente incidente, localizado en Las Vegas, Nevada, donde un incendio en un taller especializado de Tesla provocó daños a cinco vehículos.
Durante las últimas semanas, varios automóviles, concesionarios y estaciones de carga de Tesla fueron vandalizados no solo en Estados Unidos sino también en Europa. Para apoyar a su amigo, Trump se compró un Tesla Model S Plaid -aunque no es amante de los carros eléctricos- y al referirse la semana pasada a los hechos vandálicos afirmó que los responsables serían capturados y “pasarían por un infierno”.