Reino Unido (RU) fue el epicentro del proyecto neoliberal. La privatización de todos los servicios públicos, energía, trenes, telecomunicaciones, agua y salud fueron los pilares bajo los que se construyó ese proyecto. La idea de que el estado no debe participar en la economía, fue central en la reconfiguración del capitalismo para entrar en su fase neoliberal. El lema central era “el Estado es muy mal administrador, mejor la iniciativa privada, ellos sí saben cómo hacerlo”. Bajo ese dogma, prometieron mayor riqueza, mejores salarios, menores costos de los servicios y una gestión responsable de las empresas que se privatizarían. Decían que “como el Estado no tenía dinero para gastar en esos servicios, mejor privatizarlos y recibir impuestos en lugar de gastar”, un ganar-ganar. A más de 40 años de que se implementó este experimento, el Instituto Nacional de Investigación Social y Económica (NIESR, por sus siglas en inglés) advirtió la semana pasada, que RU ya no podría considerarse un país rico y que los estándares de vida se habían desplomado. De acuerdo con la Oficina Nacional de Estadística, en los últimos 20 años, los salarios reales no han aumentado, al mismo tiempo la inflación y el costo de los servicios básicos ha aumentado de manera descomunal, en específico, aquellos que se privatizaron.
Empecemos con el sector energético. RU tiene el menor grado de electrificación de las economías más grandes. Sólo 24 por ciento de su energía es electricidad. Contrasta con Francia (que tiene un sector público fuerte), donde 44 por ciento de su consumo de energía es en forma de electricidad. Está demostrado que el consumo eléctrico está directamente relacionado con el nivel de calidad de vida (para ahondar en ello, recomiendo el libro Electricidad y la riqueza de las naciones). Las empresas del sector energético han tenido ganancias de unos 420 mil millones de libras en los últimos cinco años. Al mismo tiempo 6 millones de hogares (22 por ciento del total) no pueden cubrir sus necesidades a pesar de que el gobierno ha destinado 66 mil millones de libras para subsidios energéticos en los últimos tres años. A pesar de eso, las tarifas continúan aumentando. Gran parte de los subsidios terminan siendo esquemas de garantías de ganancias para las grandes empresas. Un gran ejemplo es lo que pasa con las turbinas eólicas. RU paga casi mil 500 millones de libras (https://bit.ly/41zMN61) para que las turbinas eólicas dejen de producir cuando su electricidad ya no “cabe” en el sistema eléctrico. Una de las razones por las que no cabe su electricidad, además de la nula planeación del sistema, es por la constante subinversión de las empresas eléctricas de RU. Subinversión, a pesar de tener ganancias multimillonarias, e incrementos en las tarifas de 80 por ciento en los últimos cinco años. Esto ha llevado a que RU se desindustrialice a un ritmo mayor que incluso Alemania. De 2021 a la fecha, la producción industrial se ha reducido en 13 por ciento.
Otro sector que se privatizó fue el agua, el resultado fue peor que el eléctrico. Cuando los neoliberales decidieron privatizar este sector, los “empresarios” exigieron que se les dieran las empresas en las mejores condiciones. Por eso, RU pagó la totalidad de las deudas del sector (15 mil millones de libras) antes de privatizarlas. A la fecha, el sector acumula 74 mil millones de libras de deuda. La tarifa del agua ha incrementado en 360 por ciento, mientras la inversión ha disminuido 15 por ciento. ¿A dónde se han ido los incrementos brutales en la tarifa? A pagar dividendos, claro. A la fecha, 83 mil millones de libras han sido pagados a inversionistas internacionales. El ejemplo del mal manejo, saqueo y rentismo que la privatización de sectores esencial provocó es Thames Water, compañía que da el servicio al área metropolitana de Londres. Con 16 mil millones de libras de deuda, la empresa presentó un plan de restructura al regulador que incluía aumentar 59 por ciento las tarifas en los próximos cinco años, aceptar un crédito especial de 3 mil millones de libras a una tasa de interés de 9.75 por ciento (excesiva a todas luces) y pagar 898 millones a consultores en seis meses. Todo eso, al mismo tiempo que pagó casi 200 millones de libras en dividendos en el primer semestre de 2024. El plan hoy se encuentra en litigio. Renacionalizar el sector sería favorable para los ciudadanos. Ejemplo: Escocia tiene un sector propiedad del Estado, han invertido 35 por ciento más en el sistema y sus usuarios tienen una tarifa 25 por ciento menor.
En los sectores ferroviario, telecomunicaciones y salud, la historia es la misma. El servicio ha empeorado, las tarifas han aumentado de manera descomunal, las empresas han acumulado deudas masivas, y los inversionistas han tenido ganancias descomunales. Los resultados son impresionantes. La expectativa de vida se encuentra en el nivel más bajo en una década, y los niveles de vida han disminuido significativamente llevando a los ciudadanos a demandar la renacionalización de sectores. Una encuesta de YouGov en 2024, indica el apoyo a la renacionalización de sectores entre la población, 87 por ciento para el de salud, 82 por ciento para el del agua, 76 por ciento para el ferroviario y 71 por ciento para el energético.
Este deterioro ha llevado a que 20 millones de personas, 30 por ciento de su población, dependa de la seguridad social para sobrevivir; los salarios no alcanzan; 75 por ciento de los ciudadanos no tienen forma de jubilarse y deberán trabajar hasta la muerte. RU debe ser una advertencia, debemos dejar atrás esa ideología y recuperar los sectores esenciales; en manos privadas, sólo benefician a unos cuantos, son extractivas y destruyen el bienestar de la población.
X: @aloyub