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Nosotros ya no somos los mismos

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Los propios reportes oficiales reconocen que en 2022 los indocumentados contribuyeron en total con 8 mil 889 dólares por persona y que su carga impositiva supera, en muchos casos, a la que paga un ciudadano estadunidense de clase media. En la imagen, recolectores de col en un campo de Holtville, California. Foto Ap
17 de marzo de 2025 07:48

Pues regresemos a los fatídicos números rojos y los escasos negros que han venido desplazando párrafos enteros de nuestras peroratas semanales por un simple signo, cuya aceptación mundial lo hace ya parte de un lenguaje universal. Nos referimos a la letra ese mayúscula o sea, esta S, que partida al centro por una línea vertical adquiere otro significado: dinero.

Creo que fue en la emisión pasada que presenté ante ustedes la impresionante cantidad de $96,700 millones de dólares, como el total de las contribuciones impositivas que pagaban al fisco los trabajadores mexicanos indocumentados (registro a 2022). Esta cantidad representa una cuarta parte de sus ingresos, que se distribuyen así: 59 mil 400 millones (61 por ciento) a impuestos federales y 37 mil 300 millones (39 por ciento), que fueron a dar a las arcas estatales y locales.

Los propios reportes oficiales reconocen que en 2022 los indocumentados contribuyeron en total con 8 mil 889 dólares por persona y que su carga impositiva supera, en muchos casos, a la que paga un ciudadano estadunidense de clase media. Pero entonces, si el problema de los migrantes indocumentados no es de carácter económico, ¿de qué se trata? Si hay reconocimiento público sobre lo que representa para la fortaleza de la economía estadunidense, el trabajo de miles de seres humanos de las más diversas etnias, que con sus arduas jornadas laborales le hacen posible a millones de american citizens el espejismo del american dream, ¿será que renace la enfermedad vergonzante del racismo en uno de los países fundamentales para su derrota en 1945?

La persecución, el hostigamiento, las penas corporales, emocionales, el trato inhumano y flagrante hacia los migrantes (hombres, mujeres y niños) es absolutamente violador de los más elementales derechos. Es apenas concebible que a tantos años de distancia, muchos de los herederos de los grandes terratenientes dueños de horca y cuchillo, poseedores de las inmensas propiedades que ocupaban antes de la Guerra de Secesión, no llegaban con sus esclavos a una brutalidad y un desprecio como el que impera en los enormes ranchos, ahora en manos de los herederos. Ya los veo con sus biblias en la mano, recitando versículos a la menor provocación y, por supuesto, con una asiduidad inviolable a los servicios religiosos de cada semana. Después de todo, con seis días de arduo trabajo ajeno les basta para seguir acrecentando sus inmensas fortunas.

Y ya que estamos hablando de las remesas que nuestros paisanos nos remiten desde Estados Unidos y que nos son vitales para mantener a flote nuestro barco común, esta acuciosa columneta les trae una información poco divulgada. Pues resulta que nuestro país no sólo es receptor de divisas, sino también emisor de éstas. El año pasado, por ejemplo, las remesas sumaron mil 308 millones de dólares, según reporta el Consejo Nacional de Población: 602 para Estados Unidos y 239 para Colombia. Cualquier duda al respecto, comunicarse con don Néstor Jiménez, que es el autor de esta información y colaborador involuntario de la columneta.

@ortiztejeda

[email protected]



American curios

Marcianos.

México SA

Ejido, otro despojo salinista.

Nosotros ya no somos los mismos

S con otro significado. Brutalidad de terratenientes.
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