Cuando era niña mi mamá me preparaba un licuado de plátano para la cena y aunque yo intentaba hacer el mismo licuado nunca me salía como a ella. Hasta que un día le pregunté “Mami, ¿cómo le haces para que sepa tan rico?”, ella me contestó “con un chorrito de vainilla”. A la noche siguiente probé la receta y mmm… sentí que podía vivir de puro licuado.
Entonces, ¿qué hace a la vainilla tan especial? Además de tener un sabor muy agradable, la vainilla está muy ligada a nuestro olfato porque es a lo que huele la leche materna. Incluso los niños que fueron alimentados con fórmula quedan impregnados con el aroma porque a esa leche se le añade vainilla para darle un sabor dulzón.
Por si fuera poco, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) la lactancia previene el sobrepeso y la diabetes tipo 2 y “amamantar por seis meses o más se asocia con una reducción del 19 por ciento en el riesgo de leucemia en la niñez”. Por otro lado, según datos de la National Library of Medicine (NIH) la leche materna se ha utilizado para tratar conjuntivitis y problemas de piel en general. Esto aplicado a bebés y adultos.
En otro estudio realizado por el NICU of Al-Zahra Hospital, afiliado a la Tabriz University of Medical Science de Irán, se demostró que los bebés expuestos al olor de la leche materna bajan sus niveles de estrés durante procedimientos médicos sencillos, como insertar una aguja en la vena durante la hospitalización. Los latidos del corazón y la saturación se mantienen estables en mientras se realiza la venopunción.
Un país que ha llevado a otro nivel el gusto por esta leche es Japón, donde hay bares de leche con sabor a vainilla en copa o, si lo prefieren y pueden pagarlo, directo del seno de una mujer. ¡Sí, leyeron bien! De acuerdo con Tokyo Reporter una copa en Milk Bar Zory cuesta aproximadamente 274 pesos, y si alguien desea ser amamantado el precio aumenta a 685.
Sobre la vainilla sabemos lo siguiente. De acuerdo con la publicación Nucleic Acids Research la vainilla es un alimento natural anticáncer. “Disminuye el número de tumores del intestino delgado inducidos por diversos anticarcinógenos”, comentan los investigadores del artículo Stephen Durant y Peter Karran. Por otra parte, la doctora Jenna Deanne Bythrow del Department of Physiology and Biophysics, Georgetown University la vainilla “tiene la capacidad de inhibir la ruptura de cromosomas”. Prevenir esta ruptura es importante porque cuando un cromosoma se rompe es cuando el cáncer se propaga y daña el ADN.
Esto no quiere decir que tomar vainilla nos va a salvar del cáncer, pero incluirla en la dieta de vez en cuando podría reducir nuestro riesgo de enfermar. Además, su efecto relajante no nos caería mal en estos tiempos de crisis, donde la economía y la política pueden estresarnos en más de cien formas diferentes. La próxima vez que nuestro mundo parezca derrumbarse, tomemos un respiro para bajar a la cocina y oler un poco de vainilla.