Ciudad de México. En el mundo alrededor de 22 millones de niñas y niños sufren los impactos del encarcelamiento de sus progenitores. De ese total, 93 por ciento es a causa de la prisión de sus padres y siete por ciento de sus madres y 0.31 por ciento, es decir unos 19 mil infantes viven en prisión con sus madres, expuso la doctora Corina Giacomello, profesora-investigadora del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Autónoma de Chiapas.
En México son alrededor de 14 mil las mujeres encarceladas, y de ellas 84 por ciento son madres, y 60 por ciento son mamás de hijos menores de 18 años, señaló Mercedes Castañeda, de la agrupación Reinserta.
“Existe una gran problemática de maternidad en prisión, de abandono y de estigmatización. Actualmente, más de 300 mil niños y niñas tienen un papá una mamá en la cárcel, y somos de los únicos países a nivel mundial que no tienen algún tipo de beca o de apoyo”.
En la presentación del nuevo número de la Revista de la Universidad Iberoamericana, que aborda el tema Mujeres Privadas de la Libertad, Giacomello expuso que en el país unas 350 niñas y niños viven con sus madres en prisión.
En un estudio de campo publicado en la Revista se evidencia que no se cumple con lo establecido en la Ley Nacional de Ejecución Penal, por ejemplo no hay zonas separadas para las infancias con personal especializado y apartado de lo carcelario.
Sobre las infancias “presas de facto”, Giacomello, aseveró que en los centros penitenciarios no se garantizan sus derechos a la salud, desarrollo integral, alimentación, juego ni a condiciones de vida digna.
“En un centro, cuya ubicación se omite para proteger la seguridad de las mujeres, niñas y niños, ellos no tenían derecho a la cena porque ‘no estaban en la lista’ y las mujeres tenían que pagar una cuota adicional de 10 por ciento sobre cualquier gasto o donación que recibieran.”
Uno de los testimonios refiere que “no hay ginecólogo, no hay pediatra, a los niños los atiende un médico general. [Cuando su hija tenía una infección en las vías urinarias] la directora me regañó porque yo gritaba y le decía ‘Yo dependo de la oficial y siento que mi bebé se me está yendo’ y [la directora] me contestó: ‘Pues sáquela, usted sabe cómo son las condiciones en el centro’”.
De acuerdo con la Ley Nacional de Ejecución Penal, las mujeres tienen derecho a permanecer con sus hijos o hijas en prisión durante la etapa de lactancia hasta los tres años, lo cual sucede sin las condiciones adecuadas, es decir sin alimentos suficientes, medicamentos, entre otras carencias, y muchas veces no se lleva a cabo, debido a que las autoridades no permiten el ejercicio de este derecho si las mujeres no dieron a luz en la cárcel.
Con el fin de visibilizar la situación de la maternidad e infancia en prisión, “en un país donde no se juzga ni hay cárceles con perspectiva de género, y donde tampoco se toman en cuenta los derechos humanos”, la Cátedra Binacional Los Derechos Humanos en una Perspectiva Universitaria entre México e Italia presentó la nueva edición de la Revista.
El encuentro fue presentado por la doctora Alma Polo Velázquez, académica del Departamento de Psicología de la Ibero y Coordinadora de la Cátedra Binacional, quien coordinó el esfuerzo editorial. Mientras que el doctor Giovanni Figueroa, académico del Departamento de Derecho y aspirante a candidato a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, moderó la mesa de conferencistas.
Entre los temas que se abordaron estuvieron las condiciones en las cárceles para las madres, la maternidad en prisión, la reinserción, así como buenas prácticas en otras partes del mundo, como Italia, que podrían impulsarse en nuestro país.
El grupo de especialistas compartió testimonios de mujeres privadas de libertad que son madres y también de proyectos que trabajan por sus derechos, como el caso de Reinserta y de Mujeres en Espiral.