Se cumple un paso más hacia nuestra soberanía. No teníamos ninguna necesidad de empobrecer nuestra industria energética con el falso intento de modernizar y optimizar la actividad petrolera. La reforma energética que, de hecho, impusieron desde la Casa Blanca, ha sido cheques en blanco que los gobiernos del PRI y el PAN otorgaron a las empresas extranjeras y a las privadas nacionales. Pero, con la aceptación de la legislación secundaria para recuperar a Petróleos Mexicanos (Pemex) y a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) como empresas públicas del Estado, se logrará proveer a la población de energía a bajo costo.
La disminución del litro de gasolina está próximo y la economía nacional se mantendrá en términos sanos. La legisladora Guadalupe Chavira de la Rosa manifestó que la recuperación del carácter público de Pemex y la CFE es un paso hacia el acceso de toda la población al derecho a la electricidad y a los energéticos para una mayor cantidad de población de zonas rurales y urbanas que, según el criterio neoliberal, no eran rentables para las empresas privadas. La legisladora morenista dijo que México ya vivió los estragos de un sistema privatizador, por lo que no se puede depender de las empresas extranjeras para garantizar el acceso a los servicios vitales y universales, como los energéticos.
Las leyes que se aplicarán, beneficiarán a la Comisión Federal de Electricidad y a Petróleos Mexicanos, y por supuesto, el apoyo será muy grande para la población en general, gracias al rescate de las –otra vez– empresas públicas. Estaremos analizando en este espacio la ley del sector eléctrico, la de Hidrocarburos, la de planeación y transición energética, la de Biocombustibles y la de geotermia. También daremos nuestra opinión sobre los ajustes a la ley del fondo mexicano del petróleo y a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal.
Es justa la preocupación, incluso la molestia, de la ciudadanía al no contar con el prometido bajo precio de las gasolinas. Sabemos que no ha sido fácil el rescate de la industria energética del país, después del desmantelamiento que sufrieron la CFE y Pemex. Es verdad que, en concreto, no contamos todavía con el beneficio, tan necesario de combustible a bajo precio, propio de un país petrolero como el nuestro. Pero los pasos para lograrlo se están llevando a cabo, pese a los constantes ataques por parte de la oposición de derecha y del fuego amigo de algunos sectores.
Sin embargo, no podemos minimizar el profundo daño que la reforma energética de Peña Nieto originó al país. No obstante, confiamos en que pronto la promesa de los programas de la 4T en cuanto a la independencia energética se cumplan. Por lo pronto, reconocemos que el rescate de nuestra industria petrolera ha sido muy a tiempo y es un gran acierto. Veamos a nuestro alrededor y nos daremos cuenta de que no estamos peor.
El senador demócrata Bernie Sanders, ex candidato a la presidencia de Estados Unidos, ha manifestado recientemente la preocupación de millones de estadunidenses por las funestas políticas públicas de Trump, el presidente abyecto. Por otro lado, ha reconocido en varias entrevistas que la política económica de México está obteniendo éxitos y reconoce que las acciones contra la población migrante son un atentado contra los derechos humanos.
En reciente conferencia pública, Sanders arremetió contra la propuesta económica que Trump presentó ante el Congreso. Señala que el presidente está mintiendo y que distorsiona la realidad de su país, pues en los 90 minutos que duró la exposición, no mencionó para nada la desesperada situación de 60 por ciento de la población estadunidense. Es muy grave el grado de estrés que viven quienes dependen de un cheque cuya cantidad no cubre las necesidades principales. La clase trabajadora está preguntándose qué va a hacer para comprar comida saludable y suficiente para sus familias.
Los trabajadores estadunidenses viven en una sociedad disfuncional por los graves problemas sociales, económicos y políticos que, al parecer, no son importantes para el presidente republicano. A él sólo le interesa apoyar a sus amigos millonarios que lo han llevado al poder. No reconoce ni quiere ver el empobrecimiento de la población de su país.
En 90 minutos Trump no se refirió al enorme esfuerzo que hacen millones de familias para vivir en los límites aceptables humanos. Algo impensable en el imaginario mundial que siempre ha creído en el alto nivel de calidad de vida de los estadunidenses. De ahí la falsedad del sueño americano. La crisis económica de Estados Unidos se refleja de muchas formas. Sanders le pregunta a Trump ¿por qué en Estados Unidos los medicamentos cuestan diez veces más caros que en otros países? Es escandaloso el encarecimiento de estos productos. La voracidad de las empresas farmacéuticas no tiene límite y Trump no tiene en sus planes resolver el problema. Al parecer, todo mundo lo sabe, menos Trump. En su criminal política fiscal, está descontando 880 000 millones de dólares para el sistema de salud. Esto quiere decir que 36 millones de estadunidenses, incluido un gran porcentaje de niños y niñas, están fuera del seguro de salud. La esperanza de vida ha disminuido siete años. Más gente morirá en corto tiempo. Y ni qué hablar de la crisis de la vivienda que está padeciendo más de la mitad de la población de Estados Unidos. Esto es sólo la punta del iceberg de la problemática estadunidense.
Lejos de comparaciones desleales con el pueblo estadunidense, el declive económico de ese país, es más profundo de lo que el mundo cree.
(Colaboró Ruxi Mendieta)