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Elon Musk y el sindicato de los millonarios

06 de marzo de 2025 00:04

En 1934, justo después de la gran crisis y en el marco del New Deal de Roosevelt, nacía la Liga Americana de la Libertad, organización de multimillonarios que fue bautizada con el sobrenombre de “sindicato de los millonarios”. Con distintas formas y nombres, esta red de élites económicas nunca ha dejado de intervenir en la política de EU, intentando ampliar y extender su poder corporativo. Desde los años 60, grandes fortunas han invertido ingentes cantidades de recursos en una tupida red de fundaciones, lobbies y think tanks que sentaron las bases culturales y programáticas de la revolución conservadora, todo ello a golpe de talonario. 

Una tendencia que se ha acelerado desde que, en 2010, la Corte Suprema de Estados Unidos facilitó el aumento del gasto en las campañas electorales. Esta decisión inauguró la era de los megadonantes, un ciclo de gasto político sin precedentes en que los millonarios y las corporaciones influyen en la política como nunca. La victoria de Donald Trump en 2016 supuso una vuelta de tuerca más en la oligarquización de la política estadunidense. Al aumento exponencial de los gastos de campaña se sumó el fenómeno que Dylan Riley definió como “patrimonialismo político”, modelo con poca o ninguna distinción entre los intereses públicos y privados, en el que Trump ejercía la presidencia como si fuera una de sus empresas personales. 

En la última campaña presidencial de EU hay que añadirle el concurso directo de Elon Musk, el hombre más rico del mundo, quien no sólo ha invertido enormes sumas en apoyar la candidatura de Trump –se estima que unos 300 millones de dólares, incluso llegando a comprar votos en estados claves como Pensilvania–, sino que también ha utilizado X, la red social que adquirió en 2022, como una potente arma electoral en favor del hoy presidente. En este sentido, un estudio de los profesores Timothy Graham y Mark Andrejevic ha revelado un cambio estructural en las métricas del algoritmo de X desde enero de 2024, diseñado para exponer a los usuarios al contenido que Musk deseaba. 

Musk no sólo es el más poderoso de estos superoligarcas del “sindicato de los millonarios”, sino también el más peligroso, sobre todo porque tiene una agenda política para la internacionalización de una visión reaccionaria del mundo. El dueño de la plataforma X ha demostrado tener el privilegio de moldear el mundo a su medida, tanto en lo que respecta a sus intereses económicos como en sus tendencias ideológicas. No satisfecho con influir en las elecciones estadunidenses a favor de Trump, ha dejado claro que esto es sólo el principio. 

Así, Musk no ha dudado en interferir directamente en las elecciones alemanas, utilizando X para amplificar las voces de la extrema derecha. Ha entrevistado a la candidata ultraderechista Alice Weidel y ha participado en actos electorales de Alternativa para Alemania (AfD), justificando su participación en el debate electoral alemán desde su posición como inversor. En 2022, Musk inauguró en las afueras de Berlín la mayor planta de producción de Tesla en Europa, lo que, según él, le otorga legitimidad para influir en la situación del país, la mayor economía del continente europeo. 

No podemos obviar que la AfD, además de sus propuestas xenófobas de expulsión masiva de migrantes, defiende impuestos bajos, desregulación económica y un acercamiento con Rusia, posturas que no sólo concuerdan ideológicamente con Musk, sino que también favorecen sus intereses económicos. 

La victoria de Trump ha encumbrado a Musk no sólo como la persona más rica del mundo, sino también como una de las figuras más influyentes políticamente. Se ha convertido en la cara más visible del nuevo “sindicato de los millonarios”, cuyo objetivo es restaurar un capitalismo salvaje donde las leyes del mercado primen sobre los derechos sociales. En definitiva, un intento de suprimir lo que Marx llamó “las victorias de la economía política del trabajo” para reinstaurar la economía política del capital. 

En el marco de la prolongada crisis estructural del capitalismo global, el control político de los aparatos estatales aparece como una posibilidad única para facilitar y financiar la acumulación de capital de los ultrarricos y sus corporaciones. El “sindicato de los millonarios” ha comprendido el enorme poder que les otorga la producción de hegemonía como dueños de las redes de comunicación y mecanismos de alienación narcisista que controlan la vida cotidiana de la gente, y no están dudando en ejercerlo con toda su intensidad en una auténtica revuelta de los privilegiados.



Elon Musk y el sindicato de los millonarios

El hombre más rico del mundo ha utilizado X, la red social que adquirió en 2022, como potente arma electoral en favor del hoy presidente.

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