Washington y Nueva York. Empresarios, legisladores republicanos, granjeros, sindicalistas y miembros de todos los sectores despertaron esta mañana ante la realidad inesperada de que los anunciados aranceles del presidente Donald Trump, que muchos suponían eran sólo tácticas de negociación, son ahora una realidad que de inmediato provocaron el desplome de los mercados bursátiles y críticas e incertidumbre en diversas ramas industriales trasnacionales.
De inmediato, grandes sectores de la cúpula económica estadunidense expresaron su desaprobación y advirtieron que con los aranceles se generan incertidumbre y alarma entre el sector privado.
Al parecer, estas advertencias de diversos sectores empresariales y el desplome en las bolsas de valores obligaron al secretario de Comercio Howard Lutnick a ofrecer las primeras indicaciones públicas de que su jefe podría reconsiderar la aplicación de los aranceles, y que podría haber algún anuncio de un alivio, aunque descartó una pausa, a los aranceles impuestos a México y Canadá a partir del primer minuto de este martes.
La decisión de imponer aranceles sorprendió a muchos. Estas amenazas a fin de cuentas no eran necesariamente tácticas de negociación, sino un giro real de política, lo cual sugiere que el objetivo final aquí para Estados Unidos es soltar a nuestros socios comerciales Canadá y México con el propósito, tal vez, de intentar animar a inversionistas a venir a Estados Unidos e invertir aquí en lugar de hacerlo en Canadá y México, comentó Eric Farnsworth, vicepresidente de la Americas Society. Agregó, la pregunta es, primero ¿qué ocurrirá? Y segundo, ¿cuál será el impacto?
Incluso, algunos miembros del partido del presidente se atrevieron a expresar su desaprobación. El senador republicano Rand Paul comentó que los aranceles son sencillamente impuestos. Antes, conservadores estaban unidos en contra de nuevos impuestos. Gravar el comercio implicará menos comercio y precios más altos. Mientras casi todos los republicanos rehusaron criticar públicamente los aranceles –no se atreven a desafiar a su líder en la Casa Blanca–, en privado se reportó que varios expresaron preocupación. Los republicanos se retuercen con los aranceles de Trump al llegar a sus estados, tituló un reportaje de Politico, y es que saben que esas medidas tendrán efectos adversos en muchos de sus distritos.
La industria automotriz, la cual se pronostica sufrirá daños económicos significativos si los aranceles permanecen, expresó alarma. Nuestros fabricantes de autos estadunidenses no deberían tener su competitividad minada por aranceles que elevarán el costo de construir vehículos en Estados Unidos y frenarán inversiones en la fuerza laboral estadunidense, declaró Matt Blunt, presidente del Consejo del American Automotive Policy Council, la cual representa a los tres grandes fabricantes de autos estadunidenses, Ford, General Motors y Stellantis.
Los aranceles tendrán un enorme impacto negativo sobre la industria automotriz y la economía en general, comentó Sam Abuelsamid, vicepresidente de investigaciones de mercado de Telemetry Insights, al Detroit Free Press. “Hay hasta 30 mil autopartes que se incorporan a un vehículo moderno, muchas de ellas cruzan fronteras de manera múltiple… cada vez que partes de eso cruzan la frontera, se le cobra el arancel pagado por el importador, no el país que está exportando el producto”, explicó.
Granjeros también expresaron alarma ante los nuevos aranceles, y la amenaza de aún más a productos agrarios en las próximas semanas. Corey Roesenbusch, jefe del Instituto de Fertilizantes, solicitó al gobierno de Trump este martes crear una excepción para importaciones de fertilizantes a Estados Unidos. Restricciones sobre este comercio transfronterizo elevarán los precios para los granjeros, lo cual finalmente podría ser pagado en las tiendas de alimento por los consumidores, comentó.
Pero no todos estaban descontentos. Nos complace ver a un presidente estadunidense tomar una acción agresiva para poner fin al desastre del libre comercio que se arrojó como bomba sobre la clase trabajadora, declaró el gremio nacional automotriz. El sindicato encabezado por liderazgo progresista y que ha sido crítico de Trump en el pasado, agregó que “por 40 años, hemos visto los efectos devastadores del llamado ‘libre comercio’ sobre la clase trabajadora. Las empresas han impulsado una carrera incesante hacia abajo al matar buenos empleos industriales en Estados Unidos para ir a explotar a un trabajador pobre en otro país y pagarle salarios de pobreza”.
Farnsworth del Americas Society afirmó que el comercio se ajustará, las cadenas de suministro se adaptarán, pero lo que será muy difícil recuperar será la confianza de nuestros principales socios comerciales y aliados, no sólo en América del Norte, sino a nivel mundial.
Mientras tanto, el secretario de Comercio, Howard Lutnick, insistió este martes en que los aranceles de 25 por ciento impuestos hoy podrían ser suspendidos si México frena el flujo de fentanilo a Estados Unidos. Esperamos que ese país entenderá que esto no es una guerra comercial, esto es una guerra contra las drogas, comentó en CNBC. Han hecho una buena labor en la frontera, pero no han detenido el fentanilo. Pero poco después pareció establecer una meta casi imposible para medir el éxito en este rubro en el corto plazo: necesitamos ver reducciones materiales en las autopsias de muertes por opioides, expresó.
Además, Lutnick dejó claro que la guerra comercial comenzará el 2 de abril “cuando reajustaremos el comercio. Queremos que la fabricación de autos retorne a Michigan, retorne a Ohio. El T-MEC destripó a Michigan… y Ohio, y el 2 de abril vamos a recuperar esos autos, recuperar esos grandes empleos”.
Pero con el actual gobierno estadunidense todo puede cambiar en cualquier momento, y el propio Lutnick pocas horas después de sus comentarios iniciales, ofreció otro mensaje y esbozó algún tipo de alivio de los aranceles sobre México y Canadá, el cual Trump podría anunciar este mismo miércoles. “Los mexicanos y los canadienses estaban al teléfono conmigo todo el día intentando demostrar que harán más, y el presidente está escuchando, porque… es muy, muy justo y muy razonable”, afirmó en entrevista con Fox News.
O sea, si no es por fentanilo, los aranceles son por autos, o por algún acuerdo intermedio, todo lo cual no calma la incertidumbre en los mercados financieros, las granjas y las empresas industriales.