Santiago. Se cumplen 20 años desde que en 2005 quedó vigente el Convenio Marco para el Control del Tabaco (CMCT) y en ese período el consumo de cigarrillos en el mundo se redujo en un tercio, dice la médica uruguaya Adriana Blanco Marquizo, jefa del secretariado de ese tratado internacional de salud pública, ratificado por 183 países.
Eso significa, agrega, que respecto de dos décadas atrás, la cantidad de fumadores disminuyó en 118 millones de personas.}
Ella y su colega panameña Reina Roa, presidenta de la conferencia de las partes del CMCT, están en modo de balance respecto de lo hecho y lo que viene por delante.
Entre los logros, se menciona que 5 mil 600 millones de personas reciben protección por al menos una política anti tabáquica, lo cual salva millones de vidas; que en 138 países hay advertencias sanitarias gráficas; que en docenas se exige empaquetado genérico, o sea, sin marca ni logotipo en las cajetillas; y que en 66 hay prohibición de promoción publicitaria y patrocinio; todo “en respuesta a una industria que gasta decenas de miles de millones de dólares en promover sus productos y enganchar a nuevas generaciones”.
Ha sido difícil y seguirá siéndolo, lograr la aplicación total del CMCT y de su adendum, el Protocolo contra el Comercio Ilícito de Tabaco, pues la interferencia de la industria respecto de las políticas públicas es asunto habitual.
“Siempre han sido un obstáculo para la aplicación del tratado, lo sabemos porque todos los años cuando recabamos información, es la principal denuncia de los países”, dice Blanco.
“La interferencia se transforma con los años, desde que el cigarrillo es símbolo de independencia para las mujeres, o cuando decían que son menos peligrosos porque llevan filtro; y ahora la estrategia de que son parte de la solución porque dicen tener productos menos dañinos, que serían solo para quien quiere dejar de fumar, pero en realidad están poniendo toda su maquinaria de marketing hacia los jóvenes”, explica.
Reina Roa agrega “el lobby de la industria frente a los tomadores de decisión, sean de gobierno o en las asambleas legislativas” y la práctica de “amenazar con litigios para generar miedo en los estados para que no avancen en la aplicación del convenio”.
Otro asunto es que “utilizan el tema del comercio ilícito como estrategia para frenar el avance de las medidas, aduciendo que cualquiera de ellas va a generar mayor comercio ilícito”.
Pero advierte que las cifras que la industria usualmente comparte van más allá de la realidad.
Siempre la misma
“La táctica es la misma para todos los países. En Panamá han llegado a decir que el 98 por ciento de los productos son de contrabando y que las medidas han sido las responsables. Esto es histórico y año a año van incrementando el porcentaje, pero cuando se les pregunta cómo lo calcularon y cuáles son los sustentos científicos, no hay ninguno”.
Agrega que es igual en toda la región, “están fuertemente vinculando cualquier medida de control del tabaco a un incremento del comercio ilícito, ya sea que va a prohibir contenidos, aplicar empaquetado sencillo, prohibir publicidad o aumentar los impuestos, el sustento que la industria es el mismo, cualquier medida aumenta el comercio ilícito”.
Lo que viene
Entre los desafíos de futuro, señalan que está rezagada la regulación de contenidos, el alza sostenida de los impuestos y precios, retos en materia de publicidad y promoción en redes sociales, películas en cine y en streaming, y que se requiere globalizar el empaquetado sencillo, así como fortalecer el acceso y cobertura universal a servicios de cesación tabáquica.
“Solo juntos podemos lograrlo, su aplicación plena, sin desigualdades y reduciendo brechas en la búsqueda de igualdad en salud”, dice Roa.
Adriana Blanco apunta que “la meta es bajar en 30% la prevalencia de consumo de tabaco, también lograr una equidad en la implementación del Convenio porque los mapas regionales muestran que no todos los países implementan al menos las cinco medidas básicas, esa equidad es fundamental”.
El desafío que plantean el vapeo y el fumado electrónico está en el nivel prioritario de las urgencias, porque “nuestros jóvenes están siendo expuestos a la adicción que genera la nicotina no solo a través de los productos convencionales sino de los nuevos productos. Los retos, enfrentar siempre la interferencia de la industria, que siempre está innovando, que tiene siempre muchos recursos financieros con los cuales realmente es muy difícil competir”, señala.