Bukavu. Al menos 11 personas murieron y decenas resultaron heridas el jueves debido a explosiones durante un mitin del grupo rebelde M23 en una ciudad de la República Democrática del Congo que el grupo había tomado hace pocos días.
El hecho ocurrió en la ciudad de Bukavu, en el este del Congo, informaron autoridades.
Los líderes rebeldes culparon al gobierno del Congo por el atentado y afirmaron que los atacantes estaban entre los muertos en las explosiones, con informes contradictorios entre los rebeldes y funcionarios locales sobre el número de atacantes y víctimas. El presidente del Congo culpó del ataque a fuerzas “extranjeras” no especificadas.
“El ataque causó 11 muertes y se están realizando verificaciones. El autor del ataque está entre las víctimas”, declaró Corneille Nangaa, líder de la Alianza del Río Congo (ARC), que incluye al M23, a los periodistas. “Hay 65 heridos, seis de los cuales están gravemente heridos y actualmente están siendo atendidos en el quirófano.”
Sostuvo que “tras el desafortunado incidente de hoy, estamos obligados a reaccionar”.
Los líderes del grupo rebelde M23, incluido Nangaa, se encontraban reunidos con residentes cuando ocurrieron las explosiones en la parte central de Bukavu. Videos y fotos compartidos en redes sociales mostraron a una multitud huyendo del mitin masivo en Bukavu y cuerpos ensangrentados en el suelo.
El M23 acusó a las autoridades congoleñas de orquestar el ataque.
“Acusamos y condenamos enérgicamente al régimen criminal de Kinsasa, que... acaba de implementar su plan de exterminio de poblaciones civiles”, señaló la ARC en un comunicado. “Este ataque causó varias muertes, incluidos algunos terroristas de Kinsasa y algunos heridos. Dos de ellos fueron detenidos de inmediato por nuestros servicios”.
“Este acto cobarde y bárbaro no quedará sin consecuencias”, añadió.
El presidente del Congo, Félix Tshisekedi, calificó el ataque como “un acto terrorista atroz que fue perpetrado por un ejército extranjero presente ilegalmente en suelo congoleño.”
Los rebeldes son apoyados por alrededor de 4 mil soldados de Ruanda, según expertos de la ONU, y en ocasiones han prometido marchar hasta la capital del Congo, Kinsasa, a más de mil 600 kilómetros (1.000 millas) de distancia.
Jean Samy, presidente adjunto de la sociedad civil Forces Vives de Kivu del Sur, dijo a The Associated Press que el ataque fue “un sabotaje.”
“Hasta ahora, no sabemos de dónde vinieron estas granadas”, afirmó por teléfono. “Ya hemos registrado más de 13 muertes y lesiones graves que tendrán que ser amputadas en manos y piernas. Los perpetradores de este acto aún son desconocidos”.
Nangaa estaba entre los líderes que abandonaban el podio cuando dos explosiones sacudieron la escena, según un periodista presente en el mitin. Nangaa había dicho anteriormente en el mitin que el M23 estaba trayendo “cambio y desarrollo” a su ciudad.
Los rebeldes del M23, respaldados por Ruanda, han barrido la región apoderándose de ciudades clave y matando a unas 3.000 personas en la escalada de conflicto más significativa en más de una década.
En una rápida ofensiva de tres semanas, el M23 tomó el control de la principal ciudad del este del Congo, Goma, y se apoderó de la segunda ciudad más grande, Bukavu. La región es rica en oro y coltán, un mineral clave para la producción de capacitores utilizados en la mayoría de los dispositivos electrónicos de consumo, como laptops y teléfonos inteligentes.
Ruanda ha acusado al Congo de reclutar a combatientes étnicos hutu responsables del genocidio de 1994 en Ruanda contra la minoría tutsi y hutus moderados.
El M23 afirma que lucha para proteger a los tutsis y congoleños de origen ruandés de la discriminación y quiere transformar al Congo de un estado fallido a uno moderno. Los analistas han calificado esos pretextos como justificaciones para la intervención de Ruanda.