El Castillo de Chapultepec sirve de telón de fondo a El cisne negro, versión contemporánea de El lago de los cisnes creada por el coreógrafo Rodrigo González, en la que propone una reflexión sobre la dualidad de la naturaleza humana: el bien y el mal. Todos tenemos sombras y luces, y es importante reconocerlas para tomar decisiones en la vida, expresa a La Jornada el creador.

La Infinita Compañía, que dirigen González y Raúl Tamez, presenta hoy esta producción, la cual permanecerá hasta el 30 de marzo en la explanada del Museo Nacional de Historia, en el Castillo de Chapultepec, con una mirada fresca y emocionante sobre la clásica historia de amor y traición.

Desde la perspectiva más oscura y emocional del antagonista Von Rothbart, el coreógrafo presenta una visión más amplia del amor y las consecuencias que tienen nuestras acciones; todo esto acompañado por la magistral música de Chaikovski.

“El cisne negro es una suite de una hora y tiene ciertos elementos dancísticos de la versión clásica, como algunos gestos o referencias, pero desde la danza contemporánea se hace una relectura del mismo ballet. Normalmente la historia comienza con la mayoría de edad de Sigfrido y se realiza una fiesta en su honor para buscarle una consorte, pero en esta versión nos remontamos a la fiesta previa al encantamiento de Odette, donde el mago Von Rothbart espera tomarla en matrimonio, pero ella lo desprecia y ese amor que él tenía se convierte en este lado oscuro y la hechiza a ella y a toda su corte, convirtiéndolos en cisnes. Cada noche espera que ella tome su forma humana para ver si cambia de opinión. El mago al final queda atrapado en su propio maleficio”, explica González.

En palabras del también productor, el amor y el desamor es un tema que nos sigue tocando y trastocando como humanidad, y verlo en esta propuesta desde otra mirada con tanta luz, a la que también corresponde mucha oscuridad, es hasta poético. Es importante ver nuestras sombras, de otra forma será difícil trascender para que se vuelvan más luminosas.

Para González, quien ha tenido la oportunidad de interpretar el El lago de los cisnes con diversas agrupaciones, realizar una reinterpretación de un clásico es algo que disfruta, porque “me gusta darles mi propia voz, de pronto digo: ‘esta música tan grande y elocuente me gustaría moverla de otra manera; además son músicas tan hermosas, inspiradoras y universales.

De las nuevas versiones me atrae trabajarlas desde otros lugares y efectivamente hemos encontrado que eso ha atraído al público y que hay un interés también de la gente para acercarse a los clásicos de otra manera.

La producción cuenta con un elenco diverso de bailarines que proviene de varias entidades de México e incluso del extranjero. La diversidad es muy interesante. Cada intérprete aporta su propia perspectiva y técnica a la obra, indicó el coreógrafo.

El cisne negro combina la belleza del ballet clásico con la emoción y la intensidad de la danza contemporánea. En esta versión los bailarines hacen uso de pisos de agua y se crea un juego escénico fantástico en la explanada del monumento arquitectónico con más historia de nuestro país.

La versión contemporánea del Lago de los cisnes, con La Infinita Compañía, se presentará de jueves a sábado a las 20 horas y el domingo a las 19 horas en el Castillo de Chapultepec (Bosque de Chapultepec, primera Sección). Boletos en taquilla y Ticketmaster.