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Alemania: viraje sin rumbo claro

24 de febrero de 2025 07:56

Los comicios legislativos celebrados ayer en Alemania se saldaron con una derrota del hasta ahora gobernante Olaf Sholz y de su partido, el Socialdemócrata de Alemania (SPD), que quedó en tercer lugar en las votaciones (16 por ciento), y el triunfo de la derechista Unión Demócrata Cristiana (CDU, que obtuvo 30 por ciento), cuyo líder, Friedrich Merz, será previsiblemente el próximo jefe de gobierno.

Hasta ahí, todo apuntaría a una rutinaria repetición de la alternancia bipartidista alemana que ha imperado en el país por siete décadas. Pero estos comicios arrojan novedades: por un lado, el preocupante auge de la ultraderecha agrupada en la Alternativa por Alemania (AfD), encabezada por Alice Weidel, que con 20 por ciento de la votación queda como la segunda fuerza política, y por el otro, el fortalecimiento del partido La Izquierda, que se benefició con el declive electoral de los socialdemócratas y de los Verdes (cuarta fuerza política) y consiguió casi9 por ciento de la votación. Adicionalmente, la jornada electoral resultó en una hemorragia de votantes para el Partido Liberal Demócrata (FDP), el cual pasó de 11 por ciento a apenas 4.3.

Toda vez que Merz ha declarado su rotunda negativa a formar alianza con la cavernaria AfD, la única alianza posible en el Parlamento (Bundestag) parece ser una coalición entre democristianos, socialdemócratas y verdes, lo que implicaría transitar del actual gobierno centrista a uno más claramente cargado a la derecha.

Un punto de discordia entre esas tres fuerzas se refiere a la inmigración, asunto en el que Merz había coqueteado ya con las posturas xenofóbicas y racistas de AfD. En Alemania residen unos 14 millones de extranjeros (de los que más de un millón son ucranios) y unas 350 mil personas han presentado solicitudes de asilo. Con ese telón de fondo, la ultraderecha capitalizó los recientes atentados perpetrados por inmigrantes para acentuar su chovinismo. Ahora, Merz y su partido tienen ante sí el desafío de no hacer concesiones en esta materia al extremismo reaccionario, pues ello obstaculizaría la construcción de puentes con verdes y socialdemócratas.

Los principales elementos de contexto de estos comicios y de sus resultados son la crisis económica que sufre el país germano desde 2019 –que llegó incluso a caídas del PIB en 2023 y 2024–, el grave retroceso de los ingresos per cápita y más de 14 millones de personas –cerca de 17 por ciento de la población– en pobreza; a ello hay que agregarle la pérdida de dirección en materia de política exterior a raíz de la guerra en Ucrania y del brusco deslinde de la administración Trump respecto a Europa.

Por donde se le vea, Alemania se encuentra en una crisis multidimensional y no hay indicios claros de que el remplazo de un gobierno de centro por uno de derecha a secas sea suficiente para resolverla. Y todo ello, con la certeza de que la ultraderecha de AfD seguirá siendo impulsada desde Washington por medio de Elon Musk, quien ha sido su principal promotor internacional.

 
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