En su ignorancia, los antitaurinos del oportunista Partido Verde metidos a legisladores en la Ciudad de México buscan alternativas económicas para que las personas que ofrezcan bienes o servicios en las plazas de toros puedan dedicarse a otra actividad remunerada
, según aguda propuesta del diputado Manuel Talayero –nadie es perfecto–, quien agregó: Es una oportunidad histórica para demostrar que la Ciudad de México está del lado del respeto, de la evolución y de la coherencia jurídica. Compañeras y compañeros, no hay más tiempo que perder. La prohibición de las corridas de toros no es una cuestión de opiniones, sino de principios y de cumplimiento de la ley
. Es decir, hagamos cumplir la ley que protege el bienestar animal porque el bienestar humano no urge.¡Paso a los modernizadores de supermercado y a los humanistas de opereta!
No ha sido, desde hace décadas, el debate de altura ni las polémicas sustentadas lo que caracteriza el pensamiento de taurinos y aficionados en México, los primeros sordos y los segundos indiferentes ante las constantes desviaciones, por lo que transcribo parte de los señalamientos del investigador taurino Xavier González Fisher a las opiniones vertidas en este espacio por el estudioso Francisco Terán con relación a la modernización de la lidia invocada por algunos modernizadores.
En su blog La Aldea de Tauro, una mirada al otrora planeta de los toros desde Aguascalientes, tierra de toros, González Fisher escribió sobre la involución del concepto de bravura y la permanencia de la fiesta: “En el caso de la fiesta de los toros, el meollo se ubica en una cuestión principalmente semántica, pero que en el discurso es utilísima para aquellos que se oponen –desde la ceguera que produce el desconocimiento– a la tauromaquia, porque la diferencia entre lo que es cruel y lo que es cruento no es de mero grado, sino de auténtico fondo. La fiesta de los toros es cruenta porque en ella se vierte sangre, de los toros pero también de los toreros. Jamás será cruel, porque no se infringe daño por el placer de hacerlo. La cirugía es cruenta, pero no es cruel; en cambio, la guerra es cruenta y cruel al mismo tiempo. Así, el uso inapropiado de un término permite a quienes ignorantemente vociferan en contra de la fiesta captar audiencias y convencerlas de algo que carece de sustento alguno”.
“Con respecto a las opiniones de Terán en la columna La Fiesta en Paz del 19 de enero pasado –agrega G. Fisher–, la sangre que vierten los toros producto de las suertes de varas y de banderillas no es ‘una de las esencias del toreo’, sino en el caso de la lucha del toro ante los picadores es prácticamente la esencia de la tauromaquia. Parece olvidarse el entrevistado que la fiesta es de toros, que tiene por objeto valorar la bravura del que sale al ruedo y que esa valoración, esencialmente, es justamente en la suerte de varas.
“En el cuarto Fórum Mundial de la Cultura Taurina, celebrado hace unos días en las Azores –prosigue–, entre las varias cuestiones que allí se trataron me llamó la atención la relativa al ‘toro del futuro’. En su participación, el ganadero portugués Joaquim Grave afirmó: ‘El toro del futuro ya está en el campo, y considero que la bravura es una total entrega ante los engaños que se ha conseguido con muy concretas mejoras genéticas en cuanto al físico y al comportamiento del animal…’ Sólo que la bravura concebida como una total entrega ante los engaños –concluye G. Fisher– prescinde de los conceptos clásicos y tradicionales de lo que la bravura es. En consecuencia, parece que al ganadero del futuro ya no le preocupa calibrar de esa manera si sus toros son bravos, sino saber únicamente si pueden engullirse muchos muletazos.” En próxima entrega abundaremos sobre el concepto de bravura de otros autores.