°C -
|

La Jornada

Últimas noticias
Anuncio
Anuncio

La verdad de la milanesa

19 de febrero de 2025 00:03

Uno. En los decenios de 1960 y 1970, ningún joven rebelde dudaba de la “verdad de la milanesa”, misteriosa expresión de origen culinario que en Argentina se emplea para exponer una verdad, frente a otra que no se conoce. V. gr: “Mirá…’ la verdad de la milanesa’ es que el mundo marcha hacia el socialismo”.

Dos. Naturalmente, aquellos jóvenes miraban con un ojo cerrado a los nacidos cuando Lenin publicó el panfleto ¿Qué hacer?, un año después de su artículo “¿Por dónde empezar?” (1901). Cosa razonable, pues “la verdad de la milanesa” venía acompañada con guarniciones cocinadas en China, Cuba, Argelia, Vietnam, y aderezadas por el concilio Vaticano II o el París del 68.

Tres. Sin embargo, 60 años después, la crisis terminal del orbe mediático occidental insiste en servirnos una tóxica milanesa de tamaño global, junto con una guarnición de contrasentidos que la carta del menú llama common sense.

Cuatro. Ejemplos: un nuevo secretario de salud antivacunas en el gabinete de Donald Trump; o el del Tesoro, que presentó a su esposo e hijos mientras el magnífico advertía que su gobierno sólo reconocerá dos géneros. O esos jóvenes sub 40 que le dan like al presidente Javier Milei, “genio de las finanzas” que la semana pasada aprovechó su investidura para estafar a millares de ingenuos que en menos de cinco horas, perdieron más de 100 millones de dólares en el casino de las criptomonedas.

Cinco. Y es que para buena parte de las nuevas generaciones, cotejar información, leer pensando o argumentar con ideas, se ha convertido en una tarea descomunal. Ni se diga, participar “presencialmente” (¡uf!) en grupos de estudio. 

Seis. ¿Será que “el viento de la historia” se llevó palabras que medio siglo atrás hacían a “la verdad de la milanesa”? O quizá, algo peor que la historia: esas cargas de presunta profundidad que la inteligencia artificial (programada a modo), depara a gran parte de los que tratan de sobrevivir en este planeta.

Siete. Sin excluir otras causas, recordemos las consecuencias de la pandemia del covid (2020-22): caída del sistema de salud pública y privada; despido de millones de trabajadores en grandes, medianas y pequeñas empresas; comercio minorista cerrando persianas; niveles educativos funcionando con limitaciones; niños recluidos en sus casas y hogares convertidos en campos de batalla; adolescentes con sus energías comprimidas; tensiones que impedían el acto sexual sin contracturas; farmacias agotando sus reservas de ansiolíticos; actividad social y cultural replegada; curva de divorcios y suicidios trepando verticalmente; caída de la sensación de seguridad… siga usted.

Ocho. Luego, el retorno a la “normalidaddel-presente”. Y tal como aconteció tras la gran pandemia de la mal llamada gripe española (1918-20), el pasado volvió a confundirse con el futuro: conservadores y liberales, retomando doctrinas que oprimen, complican y desorientan, y rebeldes de cubículo actualizando el izquierdómetro con pilas vencidas.

Nueve. Así, usando criminalmente “las redes” sin regulación alguna, los ultraderechistas consiguieron sitiar el acervo de libertades y derechos duramente conquistados, deformando el lenguaje y haciendo puré con el cerebro de las clases bajas y medias.

Con lo cual, los discursos de odio crecieron exponencialmente, trastornando el sentido de la democracia, la política, el Estado y las instituciones.

Diez. Dicen que a las palabras se las lleva el viento. Y también que lo escrito queda. ¿Llegó la hora, entonces, de barajar y dar de nuevo? Porque hay palabras que conservan trascendencia, vigor y actualidad.

Once. No se preocupe: lejos de sugerir la relectura de la Biblia, el Corán o El capital, creo que una suerte de “guía para la acción” sería El derecho de ser hombre, hermosa antología de textos breves publicada por la Unesco en el emblemático 1968.

Doce. Apunto los capítulos: “El hombre”; “El poder”; “Límites del poder”; “Libertad civil”; “Verdad y libertad”; “Derechos sociales”; “La libertad concreta”; “Educación, ciencia, cultura”; “Servidumbre y violencia”; “El derecho contra la fuerza”; “Identidad nacional e independencia”; “Universalidad”, y “Fuentes y fines”.

Trece. En la introducción, el francés René Maheu (el mejor secretario general que de 1961 a 1974 tuvo la Unesco), escribe: “Este libro no está hecho para ser leído del principio al fin de manera continua, ni está compuesto para un estudio metódico […], espero que inolvidablemente, al lector le quede algo del gusto agridulce, suave y terrible, exaltante y sórdido, de la historia de los hombres en sus significaciones más esenciales”.

Catorce. ¿Cuán pertinente es calificar de “fascista” el tsunami en curso de expresiones oscurantistas, violentas y retrógradas? Como fuere, en el periódico Tiempo Argentino un profesor de la Universidad de Buenos Aires, Hernán Camarero, recuperó la “verdad de la milanesa”, según Jean Paul Sartre: “no se combate el fascismo porque se vaya a ganar. Se combate el fascismo porque es fascista”.



La inagotable rebeldía de Miguel Mármol

Este indómito revolucionario se dedicó a causar líos, y esto lo llevó a ser un preclaro dirigente obrero y un comunista insurrecto aun dentro del país de los sóviets

Noticias del pro imperio

Con las crisis de 2002 y 2008, el poderío estadunidense registraría una menor capacidad de competencia económica ante China.

Pasta de Conchos, un derecho humano inderogable

Impedir el rescate de los mineros trajo aparejada la lucha de sus familias por hacerlo.
Anuncio