El derroche de órdenes ejecutivas incluye un factual reconocimiento de la estructura geopolítica de hoy. Dos son las claves de este arreglo: EU por un lado y, en el otro, la dupla Rusia/ China como las superpotencias rivales. Aunque, también destaca, la discordancia de lo que se llama “Occidente”, donde Europa aparece como un bloque en franco declive.
Excluida, para su alarma, del arreglo en marcha entre Trump y Putin, sobre el factible arreglo y posible finiquito de la guerra en Ucrania. Restan en esta ahora nebulosa ecuación países que, a pesar de su estatura económica, poco cuentan en el renombrado occidente: Japón, Canadá y Australia. El resto sólo se nombran como referentes en distintas áreas de influencia. Una visión ciertamente imperial, muy en boga en tiempos pasados, revivida por obra y gracia del señor de las sonantes palabras.
La Unión Europea lleva en sus hombros la carga que le depositó J. Biden, al declarar a Rusia como el villano agresor, un inminente peligro para la paz europea que ha comprado la Unión Europea. Pasando por alto tanto la errónea estrategia expansionista de la OTAN para armar las fronteras con Rusia. Además del fascista golpe del Maidán auspiciado por los agentes gringos que propició los ataques a los rebeldes rusos del Donbás.
En pocos días, Rusia pasó de ser vista como socio europeo confiable a enemigo capitaneado por el que, irremediable, sería un paria, según declaratoria de Biden. Menospreciaron todos ellos la seria resistencia rusa para absorber las muchas y pesadas sanciones que se le impusieron y salir airosa. Europa se desconectó de la barata energía rusa y entró en problemas que, entre otros factores, agravaron la actual y ya prolongada crisis alemana.
De tan violenta manera aparece el mundo actual: dividido en dos bloques irreconciliables muy a pesar de la interdependencia que rige el comercio mundial. Trump se declara el actor principal del reparto y blofea con imponer aranceles a diestra y siniestra según embonen con sus intereses estratégicos. Hasta el presente mucho apunta a dos realidades en disputa. Por un lado las llamadas “tierras raras”, contenedoras de metales pesados, vitales para el avance y dominio tecnológico.
Y, por el otro, el control de las rutas de navegación, factor que suma elevados costos al comercio internacional. El aparente desarreglo que se induce, con las ordenes trumpianas, lleva atadas promesas y desplantes de campaña que parecen condicionar la conducta del magnate.
Con mayor frecuencia a la debida se soslaya un factor determinante en esta irrupción que parece alocada: la oposición interna en EU. Su fuerza depende de la capacidad que se tenga para ir conjuntando sus muchas armas a disposición. Ello a pesar de la predisposición mediática a transmitir, preferentemente, las unilaterales decisiones de la facción autoritaria republicana de Trump.
La sociedad política y de negocios opositora, conserva, ciertamente, armas considerables. Poco a poco, se va haciendo presente en la polémica desatada. Mucho de la cual toca puntos sensibles que pueden movilizar muchedumbres beligerantes: derechos humanos, migrantes, inflación, cuestiones de género o las inevitables desigualdades que se acrecentarán andando el tiempo.
La facha de un gobierno de ricos y para ricos ya ha sido establecida y ello vigorizará la oposición a políticas anunciadas que mucho acarician los republicanos. Volver sobre los pasos, ya muy gastados, de erigirse como el policía global, lleva implícitos negativos que pesarán en el desequilibrio de los indispensables balances políticos.
De manera adicional se empieza a configurar una pretensión de Trump: su prolongación en la presidencia, por un tercer y prohibido periodo. Al final, de estos cuatro trepidantes años, el magnate será catalogado como un muy viejo candidato, tal como le sucedió a Biden, sólo que, en este caso, sería todavía más cascado.
En medio de esta vorágine, ¿qué sucede con México? Algo de gran peligro para las relaciones entre las dos naciones. El delicado y ríspido asunto de los cárteles terroristas acarrea un diferendo de matices peligrosos. Al parecer, las recientes voces del trumpismo se han unificado. Declaran, con cerrada, vociferante y uniforme postura, la interrelación del actual gobierno con esos delincuentes.
Tal emisión parece postulada para preparar acciones violentas, inscritas en la misma declaratoria, si es aprobada por el Congreso. La cuidadosa e informada negociación se impone con la urgencia y temple indispensables. Aquí, y por ahora, es prudente arriesgar posturas firmes y contrapropuestas. Solicitar atender el problema del consumo de opioides y el tráfico de armas a México, al tiempo que aquí se hace con los maleantes. Necesario desplante que causó irritación notable en la Casa Blanca.