°C -
|

La Jornada

Últimas noticias
Anuncio
Anuncio

El frente cultural de Javier Aranda Luna

19 de febrero de 2025 00:02

La guadaña burocrática cercenó su tribuna cultural televisiva, pero no una trayectoria al servicio de la difusión cultural. Javier Aranda Luna fue cesado en el Canal 22, a decir de él la orden provino de Claudia Stella Curiel de Icaza, titular de la Secretaría de Cultura. Los brazos ejecutores fueron la responsable jurídica y el administrador del canal.

Las palabras de Javier, con las que da cuenta del telón de su despido, fueron recogidas por Elena Poniatowska en una conversación publicada hace tres días en La Jornada (https://www.jornada. com.mx/2025/02/16/opinion/a04a1cul). Aranda Luna y otros que coincidían con él en varios programas del 22 recibieron la notificación de que ya no trabajarían más en un medio que, supuestamente, es del Estado mexicano y por lo mismo debiera salvaguardar la pluralidad opinativa/valorativa de la sociedad mexicana.

Después de comentar la extensa trayectoria de Javier Aranda y el reconocimiento de la misma por escritores con diversas opciones políticas, por ejemplo Carlos Monsiváis y Octavio Paz, Elena Poniatowska sopesa el agravio cometido: “La injusticia en contra de Javier Aranda puede equipararse con el atentado en contra de Excélsior, el 8 de julio de 1976, que expulsó del periódico a Julio Scherer García, Abel Quezada, Gastón García Cantú y a otros del periódico, causando la indignación de los lectores”. La comparación realizada por la gran escritora debiera calar hondo en quien tomó la decisión de terminar las colaboraciones de Javier en el Canal 22.

Javier Aranda Luna es un magnífico entrevistador, prueba de ello son los diálogos con protagonistas de la cultura nacional e internacional. En un libro publicado en 1988, Biblioteca Personal, Javier logró develar los gustos literarios de sus interlocutores mediante una pregunta: “¿Qué están leyendo?” Las respuestas mostraron los gustos e influencias de escritores como Andrés Henestrosa, Fernando Benítez, Octavio Paz, Elena Poniatowska, Juan José Arreola, Sergio Pitol, Ricardo Garibay, Vicente Leñero, Sergio Pitol, Carlos Monsiváis, Carmen Boullosa y José María Pérez Gay.

Como lector consuetudinario por gusto, aunque tiene derivaciones profesionales debido a su trabajo como difusor cultural, Javier Aranda cumple a cabalidad lo que alguna vez me dijo un gran amigo de él y mío, Carlos Monsiváis: “En toda comunidad siempre hay algunos que leen por los demás”. Dicho esto en el contexto de haber inquirido a Carlos sobre cómo se había adentrado en lecturas sobre la historia del protestantismo y las minorías religiosas en América Latina, particularmente en México.

Monsiváis me habló de personas que lo habían nutrido con recomendaciones bibliográficas, a quienes les agradecía haberlo puesto en contacto con libros esenciales. En la misma línea, el ejercicio nutricio de Javier al comentar y/o recomendar ciertas obras ha puesto en contacto a muchas personas con libros que, de otra manera, tal vez, habrían tardado más tiempo en conocer.

Son muchas las facetas de Javier Aranda como intelectual y difusor de la cultura, en todas ellas ha dejado plena constancia de su motor no es un afán culterano, más bien lo motiva la convicción de que es posible estimular a otros para que por sí mismos adquieran la pasión de construir conocimientos. Él busca, me parece, crear que las personas descubran la maravilla de crecer cognitiva y emocionalmente a través de los distintos caminos que ofrecen los ámbitos culturales.

Continuamente, en las paginas de La Jornada, transmite los amplios significados de la lectura y su incidencia en los lectores. Lo hizo cuando escribió: “Los libros se miden por la emoción que provocan […]. Los libros son ventanas para mirar lo nuevo y para mostrar lo nuestro; también son puentes para transitar por esos mundos paralelos que enriquecen al nuestro. La lectura es una tarea compartida: nos leemos en otros” (https://www.jornada. com.mx/2024/10/29/opinion/a04a1cul).

En el caso de Javier Aranda la parte perdedora es Canal 22. Él tiene posibilidades de continuar en la creación de público con el que comparta sus comentarios, inquietudes, sugerencias, retos, aprendizajes y deslumbramientos relacionados con los medios culturales mexicanos, En cambio, la estación televisiva, que de fea manera lo cesó, queda sin los aportes de un colaborador muy apreciado por la audiencia que lo seguía y reconocía en él a un sólido referente por la merecida credibilidad que logró por el profesionalismo con que preparaba cada programa que dirigía o en el que participaba.

Es muy mala señal que Javier Aranda haya sido desalojado del 22 por los causales que él ha hecho públicos. Él ha tenido como línea de conducta hacer periodismo escrito y televisivo en servicio de quienes lo leen, escuchan y ven, no para satisfacer a burocracias culturales que toman decisiones creyendo que su permanencia en los puestos irá más allá de ciertos ciclos políticos. Javier seguirá en lo suyo, el frente cultural, mientras los y las funcionarios que lo defenestraron verán, en algún momento, eclipsarse la luz que ahora los ilumina y deslumbra.



La inagotable rebeldía de Miguel Mármol

Este indómito revolucionario se dedicó a causar líos, y esto lo llevó a ser un preclaro dirigente obrero y un comunista insurrecto aun dentro del país de los sóviets

Noticias del pro imperio

Con las crisis de 2002 y 2008, el poderío estadunidense registraría una menor capacidad de competencia económica ante China.

Pasta de Conchos, un derecho humano inderogable

Impedir el rescate de los mineros trajo aparejada la lucha de sus familias por hacerlo.
Anuncio