Toronto. El avión de Delta Air Lines tocó tierra rápidamente y aterrizó con tanta fuerza que perdió su ala derecha y se incendió en una pista en Toronto. La aeronave derrapó hasta detenerse, boca abajo, dejando a su paso un rastro de humo negro mientras los pasajeros luchaban por escapar de entre los escombros.
Milagrosamente, las 80 personas que iban en el vuelo procedente de Minneapolis al Aeropuerto Internacional Pearson de Toronto sobrevivieron. Todas menos dos de las 21 personas heridas en el vuelo han sido dadas de alta de los hospitales, dijo el director ejecutivo del aeropuerto el martes.
“Qué agradecidos estamos de que no hubo pérdida de vidas ni lesiones que amenazaran la vida”, afirmó Deborah Flint, directora general de la Autoridad de Aeropuertos de Toronto, en conferencia de prensa. “La tripulación puso a salvo heroicamente a los pasajeros. Agradezco a cada uno de esos héroes”.
Las autoridades dijeron que aún se investiga la causa del accidente. La comunicación entre la torre y el piloto fue normal durante la aproximación y no se sabe qué salió mal cuando el avión tocó tierra.
“Este no es el momento de elaborar teorías o especular sobre lo que causó el accidente”, dijo Flint.
En el momento de la llegada del vuelo, en Pearson había ventiscas y vientos de 51 km/h (32 mph) con ráfagas de hasta 65 km/h (40 mph), según el Servicio Meteorológico de Canadá. La temperatura rondaba los -8,6 grados Celsius (16,5 grados Fahrenheit).
Peter Carlson, un pasajero que viajaba a Toronto para una conferencia de paramédicos, comentó que el aterrizaje fue “muy brusco”.
“De repente, todo se puso de lado y luego, lo siguiente que supe fue que, en un abrir y cerrar de ojos, estaba boca abajo, todavía con el cinturón de seguridad”, dijo en declaraciones a CBC News.
Las autoridades canadienses realizaron dos breves conferencias de prensa el lunes, pero proporcionaron pocos detalles. La aeronave era un Mitsubishi CRJ-900 fabricado por la empresa canadiense Bombardier.
El CEO de Delta, Ed Bastian, señaló en un comunicado que “los corazones de toda la familia global de Delta están con los afectados”.
El accidente fue el cuarto en su tipo ocurrido en América del Norte en las últimas semanas. Un avión comercial y un helicóptero militar chocaron el 29 de enero cerca del Aeropuerto Nacional Reagan en Washington, D.C., provocando la muerte de 67 personas. Un avión de transporte médico se estrelló en Filadelfia el 31 de enero, cobrando la vida de las seis personas a bordo y de una más en tierra. Y el 6 de febrero, diez personas murieron en un accidente aéreo en Alaska.
El último accidente de gran magnitud en Pearson ocurrió el 2 de agosto de 2005, cuando un Airbus A340 procedente de París se salió de la pista y se incendió en un clima tormentoso. Los 309 pasajeros y la tripulación del vuelo 358 de Air France sobrevivieron.
El vuelo de Delta recibió autorización para aterrizar alrededor de las 2:10 de la tarde. Las grabaciones de audio muestran que la torre de control advirtió a los pilotos sobre un posible “bache” en el flujo de aire durante la aproximación.
“Había mucho viento, pero los aviones están diseñados y certificados para manejarlo”, dijo John Cox, director general de la consultora de seguridad aérea Safety Operating Systems, con sede en St. Petersburg, Florida. “Los pilotos están entrenados y tienen la experiencia para manejar eso”.
El avión se detuvo en la intersección de las pistas 23 y 15L.
Carlson comentó que, cuando se quitó el cinturón de seguridad, se golpeó contra el techo, que se había convertido en el suelo. Olió a gas, vio combustible cayendo por las ventanas de la cabina y supo que tenía que salir, pero sus habilidades de paramédico se activaron y vio si podía ayudar.
Él y otro hombre ayudaron a una madre y su hijo pequeño a salir del avión y luego Carlson cayó sobre la pista. Dijo que la nieve soplaba, pero “no me importaba el frío que hacía, no me importaba lo lejos que tuviera que caminar, cuánto tiempo tenía que estar de pie... Todos queríamos salir del avión”.
Cox, quien voló para U.S. Air durante 25 años y ha trabajado en investigaciones de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte de Estados Unidos (NTSB, por sus siglas en inglés), indicó que el CRJ-900 ha estado en servicio durante décadas y maneja bien el mal tiempo, pero que es inusual que un avión termine sobre el techo. “Hemos visto un par de casos de despegues donde los aviones han terminado invertidos, pero es bastante raro”, afirmó.
Entre las preguntas que se busca responder, dijo Cox, está por qué el avión perdió el ala derecha. Señaló que el registrador de datos de vuelo y la grabadora de voz de la cabina serán fundamentales para entender lo que realmente ocurrió.
La Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA, por sus siglas en inglés) dijo en un comunicado que la Junta de Seguridad en el Transporte de Canadá encabezará la investigación y proporcionará actualizaciones. La NTSB de Estados Unidos dijo que enviaría un equipo para ayudar.
Endeavor Air, con sede en Minneapolis, es una subsidiaria de Delta Air Lines y es el mayor operador mundial de aviones CRJ-900. La aerolínea opera 130 jets regionales en 700 vuelos diarios a más de 126 ciudades de Estados Unidos, Canadá y el Caribe, según su sitio web.