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Experto reaviva la polémica: los huesos de Ixcateopan sí son los de Cuauhtémoc

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El doctor en estudios latinoamericanos sostiene su libro ‘Cuauhtémoc negado. Análisis de la negación de los restos de Cuauhtémoc: Epistemología y método’, durante la entrevista con ‘La Jornada’. Foto Cristina Rodríguez
18 de febrero de 2025 08:58

Los huesos de Ixcateopan, Guerrero, sí son los de Cuauhtémoc, reafirma en entrevista con La Jornada el investigador Jorge Veraza Urtuzuástegui, declaración que reaviva una polémica de más de siete décadas entre quienes defienden esa posición y quienes la niegan de forma categórica.

Es doctor en estudios latinoamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y sustenta su aseveración en un minucioso estudio comparativo que hizo entre las pruebas científicas presentadas a mediados del siglo pasado por la arqueóloga Eulalia Guzmán (1890-1985) y su equipo, responsables del hallazgo de los restos óseos, y las comisiones de especialistas que en tres diferentes momentos refutaron la autenticidad de éstos, el último en 1976, cuando se dio carpetazo al tema.

Resultado de esa indagación es el libro Cuauhtémoc negado. Análisis de la negación de los restos de Cuauh-témoc: Epistemología y método, publicado por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), que cobra mayor realce ahora, en el contexto del 500 aniversario del asesinato del último tlatoani mexica a manos de Hernán Cortés, que se cumple este 28 de febrero.

Es un análisis científico de la polémica en torno de la validez del descubrimiento que hizo Eulalia Guzmán de los restos de Cuauhtémoc; es decir, un análisis de las pruebas que presentan uno y otro bando, algo así como un juicio legal, explica el catedrático universitario, quien afirma que las tres comisiones que conformó el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) desde que se dio el descubrimiento tuvieron siempre un propósito negacionista, sesgado y truculento. Los motivos o causas, aclara, son tema de otra investigación.

Los restos que Eulalia Guzmán atribuyó a Cuauhtémoc fueron encontrados el 26 de septiembre de 1949 en la iglesia de Santa María de la Asunción, en aquel poblado guerrerense. Eran huesos calcinados, acompañados por una punta de lanza de cobre, una placa ovalada de ese mismo metal con una cruz en el centro y grabada con la inscripción: 1495-1525. Rey e S. Coatemo.

Un mes después, la Secretaría de Educación Pública ordenó la integración de una comisión para revisar los trabajos de la arqueóloga, pero desestimó argumentos como el del médico Alfonso Quiroz Cuarón (considerado el padre de la criminología mexicana), quien determinó que el metatarsiano del pie derecho presentaba marcas de una fuerte quemadura, ocasionada y cicatrizada en vida, posible signo de la legendaria tortura que infligió Cortés a Cuauhtémoc.

Comisiones iban y venían

Las discrepancias hicieron que se formara una nueva comisión entre 1950 y 1951, que también dio un fallo negativo. En 1976, entra en acción la tercera, de nuevo con una serie de vicios; vuelven a negar los trabajos de Eulalia Guzmán y a desconocer decenas de estudios científicos precedentes, dice Jorge Veraza, quien menciona que el argumento principal de este último grupo fue que los restos pertenecen a ocho individuos, soslayando la prueba científica de que 85 por ciento de los huesos son de una sola persona del sexo masculino, joven, de talla alta, atlético, coincidiendo con las descripciones que da Bernal Díaz del Castillo.

Las comisiones del INAH presentan pruebas, sí, científicas, pero parciales. Los argumentos no son consistentes o de la misma intensidad y extensión que las pruebas que ofrecen, además de que incurren en contradicciones. No son consistentes ni coherentes en la primera, la segunda ni la tercera ocasiones. Es una lluvia de sesgos, de incoherencias, que no son gratuitas, todas apuntan al mismo lugar. Entonces, es un sesgo ideológico, cuando debería ser un argumento coherente, sostiene el autor.

Eulalia Guzmán y los científicos que la auxilian sí presentan pruebas científicas. Son 20 evidencias, y los argumentos son consistentes y coherentes. Ahí está demostrado científicamente que son los restos de Cuauhtémoc. Por razones, no sé cuáles: políticas, ideológicas, sicológicas, burocráticas o mezquindades personales no se ha querido reconocer, se niega.

Entre las pruebas presentadas por la arqueóloga, el investigador destaca que demostró que la tumba nunca fue violada, al estar debajo del altar de la iglesia, el cual fue erigido sin cimientos para colapsar en caso de que alguien escarbara, además de que sobre los restos yacían 20 toneladas de rocas colocadas en forma triangular o de montaña, o sea, un momoztle (pequeño altar de tipo prehispánico).

Menciona, además, que la primera comisión confirmó que, aunque el cráneo era pequeño en comparación con el cuerpo –por lo que se consideraba que era de mujer, no se tomó en cuenta que eran huesos calcinados–, tenía las fosas oculares grandes y sí articulaba de forma perfecta con el esqueleto masculino por medio del atlas (primera vértebra cervical), pero esa prueba científica no se reconoció en 1976 e, incluso, la ocultaron o robaron.

Dicho y hecho es demostración

Jorge Veraza refiere que Eulalia Guzmán, comisionada por el INAH, en principio llegó muy escéptica a Ixcateopan, posición que cambió tras una investigación exhaustiva de siete meses que implicó triangular los documentos históricos, la tradición oral y el folclor, y concluir que eslabonaban de forma perfecta.

Luego hizo la excavación y lo que encontró correspondía con los dichos. Dicho y hecho se llama demostración. Esto fue lo que impugnaron las comisiones negacionistas, pues la tenían perdida de antemano. Pero se metieron a ese asunto y son de veras muy ingeniosas las maneras en que tratan de impugnar. A Eulalia Guzmán la rebatieron por dos fallas formales: carencia de un diario de lo que va ocurriendo día con día y de un croquis de la excavación.

Según el especialista, las tres comisiones nunca negaron que los restos de Ixcateopan fueran de Cuauhtémoc; dictaminaron que carecían de los elementos científicos para afirmarlo: Esto resulta muy importante, porque es una posición dubitativa. Son comisiones negacionistas, insiste, pero no pueden hacerlo.

Se quedan entonces en la duda científica, y parece que es una posición científica. Dicen que están en espera de que nuevas investigaciones den suficiencia para determinar el sí o el no. Ésa es la posición, dentro de los márgenes científicos, de las comisiones de 1949, de 1950-1951 y de 1976. Pero esa posición, aparentemente científica, tampoco lo es, porque no explicita los criterios científicos para decir que no cuentan con pruebas suficientes para negar o afirmar. Hacen trampas de científicos.

Pese a que el dictamen de 1976 tiene también características dubitativas, en palabras de Jorge Veraza, hubo especialistas participantes en esa comisión, como el reconocido arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, así como personas cercanas a esos trabajos, entre ellos el historiador Salvador Rueda, que se autoconvencieron de que (los restos) eran falsos.

Agrega: No digo que estén mintiendo, es posible que crean en lo que dicen, lo asumen; la comisión no puede ir más allá, pero ellos sí. Con otros más, son los que se han encargado, a través de la prensa y en sus intervenciones, de plantear esta falsedad, de que los huesos no son de Cuauhtémoc.

El investigador concluye: “nos han tomado el pelo durante años. Es necesario que se conozca esta información. La ciencia mexicana ha sido pisoteada, lo mismo que una eminente científica y 20 colegas más que la apoyaron; han sido pisoteados durante décadas y también el pueblo de México; ha sido conculcada su identidad nacional.

¡Cómo es que aún estamos discutiendo si son los restos del último tlatoani, el jefe de la resistencia, después de que está científicamente probado y que la contraparte no tiene una chingada prueba, como ya lo confesaron! Pero hay algunos leguleyos que sostienen que es falso, sin pruebas; como participaron en la comisión, dicen que tienen el prestigio de la ciencia. Ahora, a ver qué contestan, qué dicen.

Hace unos días, el especialista dirigió una carta pública a la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo en la que la hace partícipe de cómo entre cierto sector de arqueólogos y medios nacionales se sigue negando el descubrimiento de Eulalia Guzmán y cuestionando su ética y, con ello, insistió, se ataca a esa notable experta y a la ciencia mexicana, por lo que consideró que es un tema que merece la atención de la mandataria, como mujer y científica.

Experto reaviva la polémica: los huesos de Ixcateopan sí son los de Cuauhtémoc

El investigador de la UNAM Jorge Veraza Urtuzuástegui sustenta su dicho en un minucioso estudio comparativo publicado por la BUAP.

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