El deceso de la bailarina Yolanda Yvvone Montes Farrintong, Tongolele, acaecido el domingo pasado, ocurrió rodeada por el cariño de familia. Sus restos fueron incinerados en un entorno íntimo, siguiendo los deseos de la artista. Así lo refirió el escritor y periodista Iván Restrepo, amigo muy cercano de la también actriz.
En sus últimos años padeció la enfermedad de Alzheimer aunque seguía lucida, relató a La Jornada el también investigador. Yolanda Montes vivía en Puebla, bajo el cuidado de su hijo Ricardo González Montes.
Restrepo contó que mantener la intimidad en estos momentos fue decidido por la familia, en pos de vivir su duelo de forma tranquila. No se contemplaron homenajes o ceremonias para pasar el trance con respeto.
Además de ser el centro del trabajo de cantidad de fotógrafos, como Humberto Zendejas, Armando Herrera y John Mack, Tongolele inspiró y tuvo amistad con artistas, como Raúl Anguiano, José Luis Cuevas y Francisco Toledo. Fotografías suyas forman parte del acervo del Museo del Estanquillo.
Anguiano (1915-2006) fue autor de un retrato de la bailarina. El pintor informó, en 2005, que trabajaba en una escultura de la actriz, de bronce y seis metros de altura, para ser ubicada en la delegación Cuajimalpa.
En 2009, el pintor y activista Francisco Toledo le entregó a Yolanda Montes un reconocimiento por su trayectoria.
Tongolele exploró su vena artística con la pintura. Se hizo autorretratos. También exploró la escultura. Iván Restrepo recordó que a su amiga de décadas le encantaba pintar y en una época tuvo como maestro a Raúl Anguiano. “La llevé varias veces a la casa del artista. En un tiempo también quiso entrar en la escultura, pero la pintura era lo que más le gustaba”.
Narró que Anguiano le enseñaba con mucha paciencia. “Asistí dos o tres veces a esas clases y Yoli ponía todo su empeño. Hay pinturas de ella en su casa. Era su vena. Hasta poco antes de irse a Puebla, ella daba clases de baile en la terraza de su casa. Muy activa. Cuando nosotros fuimos en 2019 a su cumpleaños, tenía el cuerpo perfecto. La disciplina del baile le ayudó en todo”.
En sus últimos tiempos a Tongolele le fallaba la memoria, continuó Restrepo, pero era porque “cuando hay quienes que han vivido tanto, rodeada de tantos personajes, a veces olvidan los nombres, pero no las situaciones. Reconocía perfectamente quién era uno y si hablabas por teléfono con ella, perfecto”.
Sobre su importancia en el ámbito cultural, el periodista contó que cuando el escritor Carlos Fuentes presentó en el Palacio de Bellas Artes su novela La región más transparente. Yoli fue invitada y “se llevó la noche. Fue impresionante”.
El doctor Elías Nandino hizo un poema sobre el bongó que Joaquín González, esposo de Yolanda Montes, solía declamar cuando tenía fiesta”.