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Soberanía económica y Constitución

10 de febrero de 2025 00:02

En Querétaro, en la celebración de la Constitución, la Presidenta de México afirmó, clara y oportuna, respecto de soberanía: “la Constitución es nuestro escudo”. La frase indica convicción firme, más allá de la oportuna metáfora; en efecto, nuestra Carta Magna, ley suprema que organiza jurídica y políticamente a la nación entre sus aciertos, consagra dos principios que constituyen la piedra angular del llamado capítulo económico que son, en efecto, un escudo que defiende la economía nacional y, por tanto, la soberanía.

Recuerdo mis clases en la Facultad de Derecho. Nos enseñaron que la economía es ciencia y arte. Se ocupa, nada menos, de la producción, distribución y consumo de los satisfactores de las necesidades humanas; es decir, de la casa, vestido y sustento que se pedían en una oración del catecismo del padre Ripalda (añadimos educación).

Haciendo a un lado recuerdos más o menos antiguos, tenemos que celebrar que nuestra Constitución no es extremista. En ella se adopta un sistema de economía mixta y se establece que el petróleo y la energía eléctrica forman parte de las llamadas áreas estratégicas, reservadas en propiedad y administración al gobierno federal; son nuestras y las administramos en beneficio de todos.

Lo que derrotamos en 2018 y volvimos a vencer el año pasado, no solamente fue un régimen corrupto, incapaz de altura de miras en materia de política social, también derrotamos a un sistema económico, al capitalismo neoliberal sustentado en la explotación de los trabajadores, la injusticia y la codicia de unos cuantos.

Nuestro escudo, la Constitución, establece con toda claridad que nuestro sistema no es liberal a secas ni neoliberal, pero tampoco marxista, en el que la propiedad de todos los medios de producción pertenezca al Estado; nos definimos en un justo medio adoptado y aceptado por la mayoría de los mexicanos.

En el artículo 25 constitucional, párrafo cuarto, se establece textualmente: “al desarrollo económico nacional concurrirán con responsabilidad social, el sector público, el sector social y el sector privado sin menoscabo de otras formas de actividad económica que contribuyan al desarrollo de la nación”. Lo que caracteriza a nuestro sistema económico es que respeta la propiedad privada, pero también la propiedad social, como sucede en el caso de tierras comunales, ejidos, cooperativas y otras organizaciones intermedias de consumidores de carácter solidario producto de la inventiva de los ciudadanos.

Lo importante queda muy claro: el Estado no es dueño de todo, pero si se reserva para manejarlas en exclusiva, las áreas definidas como estratégicas; este término proviene del lenguaje militar, se refiere a una posición que en una batalla o en una guerra, asegura una ventaja para quien la controla y una desventaja para el enemigo.

Se critica mucho a nuestra Constitución por la gran cantidad de reformas de las que ha sido objeto y también porque en algunos de sus artículos no se concreta o señala un principio general en un texto breve y claro, sino que en un solo artículo constitucional se desarrolla no sólo el tema inicial, sino también los supuestos y consecuencias, de tal modo que un artículo parece a veces toda una ley reglamentaria o procesal; la verdad es que esa diferencia con otras constituciones muy lacónicas, se explica por lo complicada y a veces peligrosa para la soberanía que ha sido nuestra historia nacional; tanto nos han atacado desde adentro y desde fuera que tenemos que armarnos de normas claras e indubitables y tenemos que estar siempre preparados para ser, si es necesario, soldados de la República.

Si hemos podido conservar nuestro territorio, a pesar de la mutilación en el siglo XIX, hemos podido superar a pesar de muchas presiones e intentos del exterior para convertirnos en una especie de protectorado o de colonia más o menos disimulada, es porque México está poblado en lo general por patriotas.

La claridad de la definición de Sheinbaum es congruente con nuestra difícil historia. Tenemos que ser claros y firmes, pero dentro de las normas constitucionales; por eso creo que esta muy bien dicho que la Constitución es nuestro escudo y que ese escudo define hasta dónde permitimos que jueguen libremente las leyes del mercado y en qué momento nos defendemos con un principio jurídico muy nuestro: el Estado mexicano no es el dueño de todo, pero sí se defiende de todos; nuestro respeto a las propiedades social y privada tiene un marco jurídico y un contrapeso; se trata de la rectoría del Estado en la economía. Particulares y empresas pueden ser propietarios de bienes, pero la dirección, la regulación nos la reservamos. Nuestro Estado es “rector de la economía” y controla las áreas estratégicas, comunicaciones, minerales radiactivos, energía eléctrica, petróleo y los demás hidrocarburos. Nada más, pero nada menos.

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