Acapulco, Gro., En el vieja carretera a playa Revolcadero, que actualmente es una especie de bulevar que une Puerto Marqués y la playa de Revolcadero a través de la laguna negra de Puerto Marqués, proliferan los desechos inorgánicos, botes de plástico, muebles arrumbados, basura, a un costado de la vía, escombro, tablarroca, en la orilla del cuerpo lagunar, a lo largo de unos mil metros de longitud, a cielo abierto.
Cuando se conduce, el camino entre Puerto Marqués y Revolcadero luce la mayor parte limpio, pero la basura se acumula al otro lado de la barda.
"No son gente de aquí, de otros lados vienen a dejar sus desechos", lamentaron vecinos del sitio, donde han sido arrojados botes pet y múltiples desechos en los últimos meses.
"Después del huracán Otis (25 de octubre de 2023) se empezó a juntar la basura", expresó un trabajador de Puerto Marqués.
Cuando se camina a lo largo de la carretera a Revolcadero, unos 100 metros después de salir de Puerto Marqués, se descubre con sorpresa que la orilla de la laguna negra y el manglar fue convertido en un basurero, defendido solamente por una barda de cemento de escasa altura, mientras se divisa entre arbustos que sirven de cortina a la realidad.
Si no se ha extendido la mancha de residuos hacia el fondo es porque todavía queda espacio para lanzarlos al otro lado de la barda.
Por este camino transitaban aún cientos de cangrejos hasta antes del paso del huracán Otis.
La mano humana en la naturaleza registró también un impacto de corto plazo sobre la orilla de la playa Revolcadero, donde la mañana del domingo la intensidad del mar arrojó a la franja de arena basura orgánica e inorgánica, troncos de madera, principalmente, envases de plástico y numerosos zapatos llamaron la atención.
La presencia de un mediano cocodrilo en la parte correspondiente de la laguna negra, atrae la curiosidad de fotógrafos cazadores de imágenes de reptiles sumergidos en el agua negruzca de la laguna.
La laguna Negra de Puerto Marqués requiere un proceso de intervención para recuperarse, luego de los estragos sufridos a causa del huracán Otis, el 25 de octubre de 2023, alertó el investigador de la Universidad Autónoma de Guerrero, Benjamín Castillo Elías, quien en noviembre de 2024 publicó el libro Huracán Otis en Acapulco, Guerrero, vulnerabilidad sociológica y ambiental ante los impactos del fenómeno hidrometeorológico, en coautoría con los investigadores ambientalistas Herlinda Gervasio Jiménez y Salvador Villerías Salinas.
Castillo Elías explicó que los cuerpos lagunares tienen cierto proceso de regeneración natural pero se tiene que aplicar una intervención de restauración ecológica asistida.
Subrayó que "no toda es culpa de Otis, de 1970 a 2020 se ha perdido superficie de manglar por causas antrópicas, y pues llega Otis y genera un conflicto. El desastre lo causamos los humanos por actividades antropogénicas".