La imposición de aranceles afecta el crecimiento económico, la generación de empleo y tiene implicaciones negativas sobre los niveles de inflación, planteó este jueves Agustín Carstens, gerente general del Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés).
“De forma objetiva, podemos decir que los aranceles no son buenos para el crecimiento, para el empleo, ni para la inflación, es muy difícil ver un caso en el que los aranceles son un buen instrumento sin importar el objetivo con los que se aplican”, dijo Carstens en una ponencia realizada por el BIS en México.
Las declaraciones del ex gobernador del Banco de México (BdeM) se realizaron luego de que el sábado pasado el presidente estadunidense Donald Trump anunciara aranceles en contra de todas las exportaciones mexicanas.
La medida se aplazó por un mes luego de que el lunes, Claudia Sheinbaum, presidenta de México, diera a conocer que llegó a un acuerdo con el mandatario del país vecino.
“Veremos qué viene después, pero a este punto, es difícil saber a qué productos se le pondrán aranceles, cuál es el tiempo de su duración o las condiciones con las que se ponen”, expuso Carstens durante su presentación.
En el mundo, detalló, hay un sentimiento de incertidumbre política generalizada, y en este momento “no sabemos qué aranceles serán implementados, pero esto tendría repercusiones negativas en muchos sectores de la economía”.
Señaló que los bancos centrales, en la actualidad, enfrentan varios desafíos, y el primero es la incertidumbre política.
“La política comercial es el ejemplo más destacado. Pero la evolución futura de la política fiscal, la regulación y la política de inmigración también está abierta a muchas preguntas en la actualidad. Además, el trasfondo geopolítico sigue cambiando. Tal incertidumbre política generalizada afectará a los bancos centrales de varias maneras”, advirtió.
Mencionó que es probable que la incertidumbre, en sí misma, tenga peso sobre el crecimiento, pues las empresas pospondrán sus inversiones y las familias pueden evitar realizar grandes compras, hechos que, de forma aislada, tienen efectos sobre la inflación.
“Es probable que un mundo incierto también sea más volátil, particularmente para los mercados financieros. Ya en las últimas semanas hemos visto oscilaciones considerables en los precios de los activos, incluidos el tipo de cambio. Algunos de estos movimientos del precio de los activos, en particular las depreciaciones del tipo de cambio, podrían ser inflacionarios”, destacó Carstens.
No descartó que en algún momento la incertidumbre política que impera a nivel global pueda desaparecer, lo cual dependerá de las políticas que los gobiernos y los bancos centrales adopten y que tanto afectan el crecimiento y la inflación.