Washington y Nueva York. El show de Donald Trump inició su tercera semana en el poder con el mismo torbellino de acciones, incluida una cena de Estado con el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, y nuevas órdenes ejecutivas para aislar aún más a los palestinos y a Irán, sugerencias de que la única opción que queda en Gaza es expulsar a todos los palestinos, y una advertencia al azar del mandatario de que, en caso de que sea asesinado por el régimen en Teherán durante su presidencia, ha dejado órdenes militares para obliterar
a ese país.
Entre más amenazas de continuar con purgas, despidos y clausuras de diversas partes del gobierno federal, la Casa Blanca también ha tenido que responder a declaraciones de Darren Beatie, seleccionado por Trump al cargo de subsecretario de Estado para diplomacia pública
bajo el mando del secretario de Estado, Marco Rubio, el primer latino en ocupar ese puesto. En octubre de 2024, Beatie escribió en X: hombres blancos competentes tienen que estar a cargo si quieres que las cosas funcionen
, afirmación que seguramente será abordada durante su proceso de ratificación en el Senado y que obviamente debe incomodar a su nuevo jefe; tal vez será una buena prueba de su talento en diplomacia pública
.
En enormes segmentos de la masiva burocracia federal se llevan a cabo cambios, y casi todos se sienten amenazados. El primer cuate
del presidente y hombre más rico del planeta, Elon Musk, designado para un nuevo puesto inventado encargado de reducir la burocracia federal, comenzará este fin de semana a desmantelar la Usaid. Pasamos el fin de semana alimentando a la Usaid con la trituradora de madera
, publicó en X. En la Casa Blanca, Trump enfrenta nuevas preguntas sobre el poder de Musk para despedir a miles de empleados del gobierno, cerrar edificios gubernamentales y tomar el control de las computadoras que distribuyen los fondos gubernamentales.
Caos
es la palabra más frecuentemente asociada con esta presidencia. Él florece en el caos, florece en la incertidumbre
, comentó John Feeley, ex embajador en Panama, quien también fue subjefe de la embajada de Estados Unidos en México, al New York Times. No necesita tener una forma de medir. Cometes un error si piensas que él está ahí sentado con una hoja de cálculo. No lo está. Está sentado ahí revisando titulares (de prensa)
.
Pero, la pregunta es ¿qué quiere Trump? Amenaza con aranceles a sus socios más cercanos, pero cuando México y Canadá aceptan tomar medidas modestas, Trump suspende los aranceles y declara victoria. Es una batalla de percepción más que de sustancia, si se examina lo que ocurrió en esta pugna tricontinental. Trump dice que obtuvo el compromiso de enviar 10 mil militares mexicanas a la frontera, y 10 mil elementos llamados personal de primera línea
a la frontera sur de Canadá. ¿Alguien cree realmente que 10 mil soldados más detendrán
el flujo de fentanilo hacia Estados Unidos?
Todo indica que el video, la fotografía, el anuncio dramático es la táctica. En televisión y fotografía la instrucción de directores y productores suele ser: muestra, no cuentes
; es decir, no digas que algo va a pasar, muestra lo que está pasando; la imagen es más importante que algún contenido explicativo. Todo lo que hizo Trump en sus primeros días de gobierno quedó grabado en videos y fotografías distribuidas por la Casa Blanca y sus aliados.
Redadas de migrantes, deportaciones en aviones militares, soldados llegando a la frontera, el cierre de puertas de agencias federales que quiere clausurar. La política como espectáculo. Por eso, en una de las primeras redadas de inmigrantes, la recién estrenada secretaria de Seguridad Interna, Noem Kristi, se vistió de camuflaje militar, con chaleco antibalas, junto con agentes de la agencia de control migratorio, ICE, y de la DEA en un operativo en el Bronx en Nueva York, pero asegurando que, para la foto, estaba maquillada. En Chicago, las autoridades invitaron a una personalidad de televisión, el llamado Dr. Phil, para participar en redadas ahí. El show era más importante que los operativos (sólo capturaron a dos inmigrantes en Nueva York y poco más en Chicago).
Hasta los participantes sospechan que son sólo actores en un espectáculo. Los soldados enviados a la frontera hace una semana ya se preguntan: ¿qué estamos haciendo aquí? ¿Nos enviaron sólo para poner alambre de púas en la televisión? A la vez, los legisladores parecen saber que hay muy pocas posibilidades de que el Congreso apruebe los 80 mil millones de dólares necesarios para deportar a un millón de inmigrantes indocumentados, el número prometido por Trump.
Muchas de las maniobras de la Casa Blanca –cierre de agencias federales, anular el derecho al asilo y proceso debido para inmigrantes, la revocación de ciudadanía por nacimiento garantizada por la Constitución– serán impugnadas en los tribunales. Pero si llegan hasta una Suprema Corte controlada por conservadores, nadie sabe si Trump logrará su deseo de rehacer
al gobierno.
El objetivo más importante parece ser aumentar el poder de la presidencia y, en particular, de este presidente. En los últimos 30 años, la tan celebrada división de poderes en Estados Unidos entre la presidencia, el Congreso y los tribunales se ha debilitado sustancialmente y ahora la intención clara es proceder a crear un sistema más presidencialista ¿o tal vez la jugada es ya nunca ceder el poder? Por cierto, un legislador trumpista ya ha presentado un proyecto de ley para permitir al mandatario un tercer mandato.
¿Pero es poder para un solo individuo, o por un proyecto, o para un grupo de personas? El senador Bernie Sanders, entre otras figuras reconocidas, alertan que, con Trump, Estados Unidos se está convirtiendo en una oligarquía. Otros perciben sólo un deterioro político, y otros más que es una nueva fase de expansionismo estadunidense (señalan Groenlandia, el canal de Panamá y ahora Gaza) bajo un populista de derecha. Y la pregunta sobre qué quiere, también conlleva la pregunta sobre cómo responder. Por ahora, esa respuesta –más allá de denuncias, intentos para frenar algunas de las medidas y órdenes del presidente en los tribunales y en la legislatura, y algunas protestas esporádicas– aún está por verse.
Ha puesto a todos a la defensiva
Trump, a pesar de que no goza del apoyo mayoritario del pueblo y, de hecho, es el primer presidente en tener menos de 50 por ciento de aprobación al iniciar su periodo (tiene 47 por ciento), según Gallup, ha logrado poner a casi todos a la defensiva y hasta atemorizados, y para él, eso es un triunfo.
La era de oro que promete, literalmente, es para otros el fin de la democracia estadunidense. Paul Krugman, el economista Premio Nobel y crítico liberal de Trump, escribe que cuando las democracias mueren, el gran empresariado e individuos ricos frecuentemente juegan un papel crucial en su fallecimiento. Ofrecen al autócrata con apoyo financiero; su control de o influencia en los medios de noticias aseguran que reciba cobertura favorable mientras sus opositores son atacados
. Afirma que lo hacen porque están esperando ser recompensados con políticas que beneficien sus intereses, pero por no estudiar la historia, no se dan cuenta que eventualmente queda claro que ellos no son dueños del dictador que han ayudado a instalar; él es dueño de ellos
.