Ciudad de México. Santiago Giménez bajó del automóvil que lo condujo a su hotel en Milán, rodeado de decenas de cámaras y micrófonos de medios locales. Desde muy temprano llegó a la capital italiana en un vuelo privado desde Rotterdam, su casa desde julio de 2022, cuando se incorporó al Feyenoord después de ser campeón con Cruz Azul en la Liga Mx.
Con un mercado de transferencias a punto de llegar este lunes a su fecha límite, el delantero mexicano saludó a varias decenas de aficionados del AC Milán, algunos de ellos con camisetas rojas y negras, y presentará hoy por la mañana las pruebas médicas para cerrar su traspaso al club rossonero.
¿Por qué el Milán?, preguntaron a Giménez en medio de un enjambre de personas formadas a las afueras del hotel donde también vive Sergio Conceicao, su nuevo director técnico en la Serie A de Italia. “Es un equipo muy grande, muy muy grande”, resaltó el seleccionado nacional de 23 años con especial énfasis en la historia ganadora de la institución con sede en la región de Lombardía, donde el empresario, político y magnate Silvio Berlusconi es todavía presidente de honor. “Estoy muy contento, vamos con todo”.
La historia de jugadores mexicanos en el futbol italiano es todavía corta. Pedro Pineda abrió esa puerta en 1991, luego de un destacado Mundial Sub-20 que llamó la atención de los rossoneros, aunque nunca llegó a debutar con el equipo. Después se sumaron Miguel Layún, con el Atalanta en 2009; Rafael Márquez, con el Hellas Verona entre 2014 y 2015; Carlos Salcedo, refuerzo de la Fiorentina en la campaña 2016-17; Héctor Moreno, con la Roma; el multicampeón Hirving Lozano con el Nápoles en 2019; Johan Vásquez, con el Genoa en 2022; y el portero Guillermo Ochoa, con el Salernitana entre 2022 y 2023.