Monse salió de casa un 24 de julio de 2020 sin la sospecha de que no volvería. Y cómo lo iba a sospechar si sus propios amigos o conocidos fueron los mismos que la citaron y la privaron de su libertad con mentiras
, cuenta Jaqueline a un lado del ataúd que posteriormente será trasladado a Iztapalapa, donde vivía, para ser sepultada con dignidad.
Quisiera resumir en breves palabras todo el viacrucis que tuve que vivir para llegar hasta mi hija, la serie de constantes revictimizaciones que vivimos mi hija, mi familia y yo por parte de las autoridades
, dice Jaqueline frente al acto solidario y de memoria que se realizó este viernes en la Glorieta anfitriona de dolores, encuentros, abrazos e indignaciones.
Un mensaje anónimo advirtió a Jaqueline que probablemente habían asesinado a su hija y la habían tirado en el Ajusco. Ella sola convocó a una brigada de búsqueda. Pasaron más de 4 años para encontrar los primeros restos. Jaqueline no sabía que eran los de su propia hija, los entregó y hace un mes las autoridades la notificaron. Hoy, frente a su hija, afirma que su lucha no ha terminado. Verdad y justicia, saber qué pasó
, es lo que sigue.
Ana Enamorado, por su parte, sigue buscando con vida a su hijo Oscar (como también lo hizo Jaqueline). Son 15 años y no se rinde, como tampoco lo hacen las más de 100 mil familias buscadoras del país. Su acción de memoria en el aniversario de la desaparición no fue respetada por el gobierno de la ciudad, y a los 10 minutos borraron a manguerazos el rostros de su hijo.
Pero aquí nadie se rinde. No las conocen.