Al menos 100 personas, entre hombres, mujeres y adolescentes irrumpieron alrededor de las 5:30 de la madrugada en la vieja casona de planta baja y dos niveles ubicada en la esquina de la calle Medellín y avenida Álvaro Obregón, en la colonia Roma Norte, para desalojar a las familias que habitaban los ocho departamentos del lugar.
Gabriela Peña, residente de la propiedad construida en 1928 en cuya fachada principal se lee edificio Comodoro
, relató que desde las cinco de la mañana se escucharon las voces de los sujetos que gritaban que teníamos que salirnos
, y minutos después rompieron los vidrios y la reja de protección, luego la puerta del acceso principal y las de algunos departamentos.
Aún vestida con pantalón de pijama y una gabardina color verde militar que alcanzó a ponerse, la mujer de 47 años, que ha vivido toda su vida en el edificio, relató desconcertada: Es muy triste, nos dejaron sin nada
, porque al menos 15 personas fueron víctimas de robo.
Como es habitual en estas situaciones en la capital, los afectados –del predio de Álvaro Obregón 234– señalaron que no recibieron una notificación; además, el hombre que dijo ser el dueño nunca lo habíamos visto
. Los golpeadores
también destrozaron las cámaras de videovigilancia que estaban en los accesos y las cortinas de los locales.
Tampoco encontraron su dinero, relojes, audífonos, ropa, computadoras, y hasta mochilas, también fueron vandalizados y saqueados los locales comerciales de la planta baja, entre los que se encontraba la tienda de abarrotes --que estaba abierta desde hace 45 años--; una reparadora de computadoras, varias de las cuales hurtaron; un restaurante --con 13 años de antigüedad-- y un local de podología.
Los vecinos consultados dijeron que llamaron al 911 y lo reportaron en el chat vecinal en el que supuestamente participan los policías asignados a la vigilancia de la calle, pero nadie llegó a auxiliarnos. Había muchos granaderos, pero no se metieron por nosotros
.
Cercan con láminas
Doce horas después del desalojo, otros sujetos ajenos a los vecinos colocaron láminas lisas galvanizadas en la puerta principal para sellar el acceso a la casona de color verde pistache, que estaba rodeada en la banqueta y calle por refrigeradores, comedores, sillas, sillones, máquinas de coser, pinturas,vajillas, tanques de gas, plantas, ropa, por mencionar algunos enseres.
Aseguraron que antes del desalojo de ayer hubo dos intentos. En octubre del año pasado quedó en amenaza por sujetos desconocidos, quienes amedrentaron a la mujer que atendía la tienda de abarrotes para que se fuera del edificio; y otro hace aproximadamente un lustro.
Gabriela, quien pensaba rentar un cuarto de hotel para pasar la noche, aseguró que su madre realizó el primer contrato de renta con la dueña original hace casi medio siglo, y después siguieron pagando renta a un sujeto que identificó como Víctor Peñaloza, a quien buscaron ayer, pero no llegó
.
La mujer tuvo que enviar algunos de sus muebles a la casa de su suegra, en el estado de México.