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La base de Guantánamo es un territorio robado por Estados Unidos. Foto Afp
30 de enero de 2025 08:09
Lo que faltaba: un delincuente declarado culpable por el sistema judicial estadunidense decidió utilizar un territorio robado por su país hace 127 años –en el que desde entonces mantiene una base militar y un régimen carcelario totalmente ilegal y violatorio de los derechos humanos– para detener, deportar y en esas instalaciones encarcelar a inmigrantes indocumentados acusados de robo y delitos.

Ese delincuente no es otro que Donald Trump, quien sigue el nefasto ejemplo de George W. Bush, otro republicano desquiciado que, con el pretexto de combatir el terrorismo, utilizó la ilegal base de Guantánamo para violar cualquier cantidad de leyes internas y externas, y violar todos los derechos humanos de los detenidos (alrededor de 800 en total) para mantenerlos ilegalmente encarcelados, en condiciones infrahumanas, sin cargos ni juicio.

De hecho, la más reciente información sobre los presos en Guantánamo está fechada el pasado 7 de enero y fue divulgada por la agencia de noticias Ap: once yemeníes que habían permanecido detenidos en esa base naval estadunidense durante más de dos décadas sin que se les presentaran cargos ni acusados de delito alguno fueron trasladados a Omán, anunció el Pentágono.

Así, señala el despacho informativo, “con las excarcelaciones más recientes sólo 15 personas permanecen detenidas en Guantánamo. Es la cifra más baja desde 2002, cuando el gobierno del presidente George W. Bush transformó a la base naval en una cárcel para hombres, en su mayoría musulmanes, que habían sido detenidos en distintas partes del mundo como parte de lo que Estados Unidos calificó como su ‘guerra contra el terrorismo’. Las invasiones estadunidenses en Afganistán e Irak y las operaciones militares y encubiertas en otros lugares se produjeron después de los ataques de Al Qaeda del 11 de septiembre de 2001”.

Ahora, Trump procede como Bush y celebra que los vamos a enviar a Guantánamo. De acuerdo con sus cálculos, ahí podrían ser encarcelados hasta 30 mil migrantes indocumentados en Estados Unidos y no pueden ser deportados a sus países de origen. Para violar la ley, el ahora inquilino de la Casa Blanca firmó una ley por medio de la cual ordena que sean detenidas y potencialmente deportadas, incluso sin condena, aquellas personas extranjeras, sin permiso de residencia, acusadas de robo y delitos violentos.

Tras derrotar a España en la guerra de 1898 (con lo que la corona gachupina perdió sus colonias en Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam), Estados Unidos se quedó con todo e instaló una base militar en la bahía de Guantánamo y en 1903 firmó un tratado de arrendamiento a perpetuidad con el presidente títere de la isla, Tomás Estrada Palma, además de imponer la llamada Enmienda Platt. Desde entonces, sistemáticamente la Casa Blanca se ha negado a devolver ese territorio robado (alrededor de 120 kilómetros cuadrados) a su legítimo y único propietario: el pueblo cubano.

Barack Obama, sucesor de George W. Bush, se comprometió a cerrar el ilegal centro de detención en la citada base naval, lo que, desde luego, no hizo, a pesar de que él mismo aceptó que esa prisión clandestina no contribuía a nuestra seguridad nacional; por el contrario, la socava y cuesta millones de dólares, es contraproducente para nuestra lucha contra los terroristas, consume recursos militares y perjudica nuestras alianzas con otros países cuya cooperación necesitamos contra el terrorismo.

Trump, más descarado y en otra muestra de salvajismo, anuncia que la ilegal prisión gringa en la Bahía de Guantánamo se prepara para encarcelar a decenas de miles, que serían detenidas y enviadas, sin juicio, a la base naval, violando todos los principios legales del país que dice gobernar, junto con el silencio cómplice de la Corte Suprema de aquella nación.

Así empezó Hitler la planeación de su solución final hasta encerrar a millones de judíos en campos de concentración para exterminarlos. Y ahora, como entonces, la mayoría de los gobiernos permanece callada y agachada ante ignominias como la descrita.

Las rebanadas del pastel

Si de perversiones se trata, Trump utiliza los aranceles como guerra sicológica: la vocera de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, anuncia que a partir del próximo sábado (la fecha se mantiene firme) se aplicarán a México, Canadá y China, pero, prácticamente al mismo tiempo, Howard Lutnick, nominado como secretario de Comercio del enloquecido Donald, asegura que los principales aranceles se decidirán en abril. Por su parte, la presidenta Sheinbaum no cree que vaya a ocurrir, pero ya estamos preparados.

X: @cafevega

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Édgar Dorantes. Cuarteto Jazz y Sinfonías a cuatro manos.

México SA

Trump, salvaje y émulo de Bush. Migrantes: prisión en Guantánamo. Serían encarceladas 30 mil personas.

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Aranceles y narcotráfico, la clave. EU pospondría castigo. García Harfuch, saldos efectistas. Trump en su luna de hiel.
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