NADA MENOR, Y sí muy aleccionador, el episodio Trump-Petro. Y es que lo sucedido nos muestra no la verdadera cara del truhán que gobierna allá arriba, esa ya la conocíamos, sino el afán de destrucción, de aplastar para hacer sentir todo su poder.
EL VIERNES POR la noche, un cable de una de las agencias de noticias más serias enviaba a las redacciones una inquietante información: México no permitía que los aviones militares de Estados Unidos que transportaban migrantes delincuentes aterrizaran en suelo nacional, y casi en automático se advertía que habría sanciones contra nuestro país.
LUEGO DE UN lapso no tan largo, la Secretaría de Relaciones Exteriores lanzó un breve boletín, que sin llegar a ser contundente, en dos párrafos trató de decir que no había conflicto con la deportación de mexicanos migrantes y que su arribo sería bien recibido en suelo nacional.
MIENTRAS EN LAS oficinas de la Casa Blanca y del Departamento de Estado se difundían sendos comunicados, estos sí con fuerza, en los que de entrada se advertía que la información dada a conocer por la agencia era falsa y pretendía dañar la buena relación entre México y EU. La secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavit, informó que no era uno, sino cuatro los vuelos con deportados que habían aterrizado en México, lo que, puntualizó, se trata de “un récord”.
POR SU PARTE, la portavoz del Departamento de Estado explicó que las noticias dadas a conocer “mienten sobre la relación con México, que es exitosa y ayuda a que nuestra región vuelva a ser segura”. Por tierra y por aire 2 mil extranjeros fueron deportados a territorio mexicano, agregó.
TAL COMO DIJO en la mañanera la presidenta Sheinbaum, la historia de repatriaciones entre EU y México es larga, nada nuevo aporta a la relación, a menos que se deba tomar en cuenta que hoy la unidad que despertó la injusticia, el agravio, concitó una reacción poco vista: la unidad entre los sectores más disímbolos de nuestra sociedad, esos que hasta hace muy poco se suponían enemigos irreconciliables.
HOY SE HABRÁ de realizar un acto en la Secretaría de Gobernación que tiene como uno de sus objetivos exponer los alcances del trabajo en común para expandir los carriles de gobernabilidad que anuncian nuevos horizontes de bienestar. Ahí, en Bucareli, estarán más de 50 empresarios que atestiguarán esta promesa de entendimiento.
DESDE LUEGO QUE detrás de esos acuerdos hay mucho trabajo, horas y horas de desvelo, tareas sin fatiga, dedicación extrema por parte de la presidenta Sheinbaum y de la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, pero también de algunos personajes de la iniciativa privada como Pepe Shabot y Roberto Campa, que advirtieron en la situación una oportunidad para construir una nueva forma de entendimiento entre dos de los más importantes factores de lo que podría ser una nueva realidad en el país. ¡Que así sea!
De pasadita
ALGO SE DEBE hacer, y rápido, para solucionar el asunto del desacato a las órdenes del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación por el comité de evaluación del Poder Judicial.
AUNQUE EL SENADO de la República cumpla con la tarea de los desobedientes, el asunto es más que preocupante por su profundidad. QUIENES SE HAN declarado en abierta rebeldía, apoyados en otra de las triquiñuelas que brinda la “interpretación de la ley”, deberán sufrir las consecuencias de sus actos, arresto de hasta 36 horas y multas que alcanzan los 565 mil pesos, hasta donde sabemos.
EVITAR ESAS SANCIONES sería tanto como invitar a los miembros de ese poder a no obedecer la ley, y eso sí es grave; por tanto, no basta con que el Senado se encargue de continuar con el proceso de reforma del Poder Judicial, sino que ya es hora de poner un alto al caos que detonaron los protectores de la justicia corrompida.