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Humanismo mexicano y los migrantes

27 de enero de 2025 00:03

El pueblo estadunidense optó en su proceso electoral del año pasado por un presidente sumamente rico que representa principalmente a las clases altas de Estados Unidos y que son a su vez las más altas del todo el planeta. Gobierna un país invasivo, imperialista, siempre armado y preparado para la guerra, acostumbrado a imponer modas y criterios. Prepotente, para definirlo con una sola palabra.

El nuevo gobernante, en el primer día de su gestión dictó una batería de acuerdos que atropellan principios de justicia y de respeto a los demás.

Los más graves y que más deben preocuparnos en México son la orden de perseguir a los migrantes buscándolos donde estén: hospitales, albergues o iglesias, con objeto de expulsarlos de su país y su anuncio de que elevará los aranceles; nada respeta.

Juan Palomar de Miguel en su Diccionario para juristas, dice que prepotencia es ser o creerse más fuertes que otros; ante la prepotencia de Donald Trump y su aviso de que cometerá atropellos, la presidenta Claudia Sheinbaum, la científica que está al frente del gobierno mexicano, contestó con firmeza y simultáneamente con prudencia.

Empezamos diciendo que el asunto de los migrantes tiene que ver con la justicia, con sus derechos a la vida, al sustento, al trabajo, a reunirse, a cruzar la frontera, en fin, a buscar casa, vestido, sustento y educación. Quien les niega esos derechos no puede ser sino un prepotente. Todos tenemos que alzar la voz en este asunto y prepararnos para evitar, si se puede, el atropello o al menos para estorbarlo. Para remediar la situación de la que ya son víctimas y evitar o condenar, al menos, la amenaza que se lanza contra ellos. Julio Hernández, en su columna Astillero, que rememora la primera frase de la mejor novela del mundo, de Don Quijote de la Mancha, usa para designarlo la palabra “megalómano”, que me parece muy adecuada.

La presidenta Sheinbaum, por su parte y cumpliendo su deber de dirigente de todos los mexicanos, ha sido clara: México los protegerá, defenderá con las armas de la razón y de la justicia y para ello estarán los consulados mexicanos en Estados Unidos un equipo de abogados, el derecho internacional y razones humanitarias.

El remedio de fondo se planteó desde el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y se retoma en el de la primera mujer Presidenta: ir a las causas, que son la pobreza y la falta de inversión y de trabajo en los países de los que parten los migrantes.

La solución de este lado de la frontera ha sido impulsar programas como Sembrando Vida, que repara los daños causados al medio ambiente y da trabajo a quienes, teniéndolo, no intentarán la peligrosa aventura de emigrar. Ir a las causas que eviten el riesgo y no sólo los efectos, reconocer a los migrantes como personas con dignidad y derechos, sin tacharlos de criminales o de peligrosos. Hasta el cansancio se ha dicho que son valientes, trabajadores, solidarios, pacíficos. Aportan al país al que se incorporan su empeño, su esfuerzo, su fuerza laboral y a sus lugares de origen sus remesas solidarias.

La democracia pervertida por la codicia puede descomponerse en plutocracia; el poeta mexicano nacido en Guanajuato Rafael López hace ya más de 100 años describió el peligro de entonces en su composición en verso “La Bestia de Oro”, de la cual cito una estrofa: “Time is money ulula su resoplar de toro –junto con el sueño latino clavado en una cruz– ¡oh! síntesis grotesca del prócer refrán moro –que dijo bellamente: el tiempo es polvo de oro –, colmillos de elefante y plumas de avestruz”.

Lo anterior es una alusión clara y bella que frente a la prosaica codicia pueden prevalecer valores superiores y la profundidad de un poema bien escrito y con un rico contenido de generosidad y patriotismo.

Pero no sólo los poetas han señalado lo que en el siglo XIX se llamó la amenaza del norte, la doctrina Monroe mal entendida; en otros ámbitos también se han escuchado reclamos y voces que condenan las amenazas ahora expresadas directamente por el flamante presidente del país vecino.

El papa Francisco hace tiempo que viene alzando la voz en favor y defensa de los “prescindibles”, los desechables, los que no caben en el mundo neoliberal y racista. La Iglesia mexicana, por su parte, anunció hace unos días que cuenta para recibir a los migrantes expulsados con más de 100 albergues y las diócesis de ambos lados de la frontera, en especial la de Linares, han declarado que apoyarán a los mexicanos frente a las redadas que los amenazan.

Como en otras ocasiones, el humanismo mexicano, cuyo lema principal es “por el bien de todos primero los pobres”, que propone la justicia social y se apoya no en la competencia sino en la solidaridad, alza hoy la voz frente a la amenaza; son nuestros valores, nuestra razón, nuestra causa y en esto todos debemos de apoyar a la primera Presidenta en la firme posición que ha adoptado y que coincide con la frase atribuida a Benito Juárez: “el respeto al derecho ajeno es la paz”.

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