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EU y el retroceso en la emergencia climática

27 de enero de 2025 00:02

En mayo de 2016 un enorme incendio redujo virtualmente a cenizas la ciudad canadiense de Fort McMurray. Debido a la prosperidad que tuvo con base en la explotación del petróleo, la llamaban Fort McMoney (Fuerte McDinero). Situada en la provincia de Alberta, el gobierno evacuó a sus casi 100 mil habitantes y declaró estado de emergencia. Unos mil 600 edificios de la ciudad fueron severamente dañados o destruidos por completo. En algunos barrios residenciales resultaron afectados hasta 80 por ciento de los hogares. Es el desastre natural más costoso en la historia del país.

Años antes, la mayor preocupación de los habitantes de esa ciudad era la escasez de vivienda provocada por el rápido crecimiento de la urbe: de 35 mil habitantes que tenía al inicio de 1990 sumó más de 125 mil hace una década. El origen: la extracción desmedida de petróleo en 140 mil kilómetros cuadrados. El precio internacional de ese energético estaba al alza. Esa extracción atrajo a miles de trabajadores (entre ellos, mexicanos) y cambió por completo la fisonomía de la región gracias a millonarias inversiones de todo tipo.

Bueno es señalar que Canadá es, después de Venezuela y Arabia Saudita, el país con los mayores yacimientos de dicho energético y casi la totalidad se ubican en la provincia de Alberta. Son una mezcla de arcilla, arena, agua y bitumen (un derivado del alquitrán), de la cual se obtiene un producto similar al petróleo. Extraerlo no exige perforar el subsuelo, sino técnicas similares a las de la minería a cielo abierto, mucho más costosas que las convencionales.

Mientras el gobierno canadiense y las compañías presumían el aumento espectacular de la extracción del crudo y sus grandes beneficios económicos, los grupos ecologistas criticaron la enorme cantidad de energía y agua necesarias para producir las arenas bituminosas, además de la contaminación del aire, suelo, agua y el bosque boreal, fruto de la minería a cielo abierto; y también, sus efectos en la salud de los trabajadores y las poblaciones vecinas a los sitios de extracción. Pero el boom extractivo se detuvo en 2015 al caer los precios del petróleo y con ello el colapso económico de Fort McMurray.

El incendio hizo el resto en 2016. En los medios de comunicación se calificó la evacuación de sus 100 mil habitantes como los primeros refugiados por el cambio climático en América del Norte. Los expertos aseguraron que la región había registrado una severa sequía y un invierno más templado que lo normal. Se presentaron así las condiciones perfectas para que el fuego se extendiera rápidamente y ardiera sin control.

John Vaillant, escritor y periodista canadiense-estadunidense, es el autor del libro Fire Weather (Clima de incendio), donde relata el devastador incendio de Fort McMurray. Para Vaillant, el fuego arde ahora muy diferente a como lo hacía antes. Y el origen se debe a que los seres humanos hemos agredido y modificado radicalmente la naturaleza y el clima. Uno de los frutos de todo ello es la creciente capacidad de la atmósfera para retener el calor a baja altura y calentar todo lo que nos rodea.

Todo indica que el incremento de devastadores incendios forestales en otras partes del planeta tienen en el cambio climático un factor esencial. Por ejemplo, los dos registrados en 2023 y el año pasado en Grecia; España sufrió en 2022 los peores de este siglo; los anteriores en California y los que ahora parece que lograron apagar. El año pasado en México aumentó 60 por ciento la superficie afectada por incendios forestales: 1.6 millones de hectáreas, lo que equivale a casi la mitad de la extensión territorial del estado de Puebla.

Todavía no se conoce quién o qué inició los incendios en Los Ángeles. No es directamente la industria de los combustibles fósiles, pues allí no existe. Pero sí es un dinamizador de los mismos. Según los especialistas, la principal fuerza impulsora del sobrecalentamiento registrado el año pasado es la acumulación de gases de efecto invernadero debido a la quema de carbón, petróleo y gas.

Con 2024 como el año más caluroso registrado y Los Ángeles en llamas en el inicio de 2025, el regreso de Trump al poder es un retroceso político en cuanto la emergencia climática. En México, pronto se inician los incendios. ¿Están las instancias oficiales y la población listas para evitarlos?

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