Ciudad de México. En México se registran alrededor de 200 casos de lepra al año, según datos de la Secretaría de Salud, y en el mundo hay cerca de 174 mil. Es una enfermedad antigua que no ha desaparecido pero, ahora, las personas pueden llevar una vida normal en sus hogares, señaló el académico de la Facultad de Medicina de la UNAM, Roberto Arenas Guzmán.
En ocasión del Día Mundial de la Lepra, que se conmemora el último domingo de enero, el investigador explicó que esta enfermedad puede ocasionar incapacidad, es infectocontagiosa (se puede adquirir por contacto) si existe la predisposición genética a la afección, que quien lo transmite cuente con una variante activa, y que ambos tengan contacto íntimo.
Es causada por una micobacteria y daña principalmente la piel y los nervios periféricos, es decir, la sensibilidad, lo que es fundamental para determinar su presencia en los pacientes, pues van perdiendo el sentido del tacto. El dermatólogo recordó que, debido a su naturaleza, el periodo de incubación suele ser largo.
La lepra, señaló, está dividida en dos polos: en el benigno hay manifestaciones localizadas que pueden curarse solas sin ningún tratamiento; en el maligno se presentan lesiones diseminadas con nódulos (bolas) en la piel que impactan a todo el organismo. Puntualizó que es una enfermedad perfectamente tratable con un diagnóstico temprano.
Los estados con mayor incidencia son Sinaloa, Guanajuato, Guerrero y Nayarit. El especialista reconoció que aunque se ha descrito su presencia en regiones tropicales, en realidad es un padecimiento relacionado con la pobreza.
Resaltó que en este momento el principal reto que se enfrenta para su control es tener conciencia de que es un problema de salud que persiste.