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Superada la crisis diplomática con Estados Unidos, afirma Colombia

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El canciller colombiano Luis Alberto Murillo, dijo que no hubo una ruptura de relaciones diplomáticas con Estados Unidos. Foto Afp
26 de enero de 2025 23:36

Bogotá. El gobierno del presidente de Colombia, Gustavo Petro, informó que la crisis diplomática con Estados Unidos quedó superada, luego de que su par Donald Trump anunció una guerra comercial contra Colombia, país que se negó a recibir la deportación de colombianos indocumentados transportados en aviones militares, por considerar que se estaban violando los derechos humanos y la dignidad de los migrantes.

En un comunicado de prensa que leyó el canciller, Luis Alberto Murillo, dijo escuetamente: “El gobierno de Colombia informa que hemos superado el impasse con el gobierno de los Estados Unidos”.

Para solucionar, como dice Petro, con dignidad el caso de los deportados, el gobierno colombiano en el mismo comunicado dijo que "ha dispuesto el avión presidencial para facilitar el retorno digno de los connacionales que iban a llegar hoy al país en horas de la mañana, provenientes de vuelos de deportación".

En un video difundido en redes sociales, el jefe de la diplomacia afirmó que seguirán recibiendo a los colombianos deportados, "garantizándoles las condiciones dignas como ciudadanos sujetos de derechos".

El ministro Murillo informó que viajará junto con el embajador de Colombia en Washington, Daniel García-Peña, para “sostener reuniones de alto nivel que le den seguimiento a los acuerdos, resultado del trabajo conjunto que llevó al intercambio de notas diplomáticas entre los dos gobiernos”.

Los dos países, horas antes, se enfrascaron en una disputa comercial al incrementar mutuamente los aranceles luego de que Petro desautorizó el aterrizaje de dos aeronaves militares estadunidenses con deportados colombianos que permanecían indocumentados en ese país.

No hubo una ruptura de relaciones diplomáticas, pero si fue un hito en la historia entre estos dos países, el haber llegado a una confrontación comercial de insospechados resultados: Colombia y Estados Unidos nunca en su historia habían escalado a un nivel de deterioro sus vínculos como hoy, hecho que, sin duda, pondría puso en riesgo el futuro del país sudamericano por ser el más vulnerable en este “conflicto”.

Trump tras su decisión unilateral de deportar en aviones militares varias decenas de colombianos que vivían indocumentados en ese país, encontró en Petro un contundente rechazo y reclamó de Washington un trato basado en el respeto de los derechos humanos y la dignidad de las personas.

“No puedo hacer que los migrantes se queden en un país que no los quiere, pero si ese país los devuelve debe ser con dignidad y respeto con ellos y con nuestro país”, escribió en su cuenta de X.

Petro, primer mandatario de izquierda que gobierna Colombia en su trasegar republicano, lejos de eufemismos, muy útiles en el lenguaje diplomático, no escondió su malestar con la decisión de la Casa Blanca y había escrito horas antes que “un migrante no es un delincuente y debe ser tratado con la dignidad de su (sic) ser humano. Por eso hice devolver los aviones militares estadounidenses que venían con migrantes colombianos”.

“Colombia se respeta”, había dicho Petro, tras reclamar que los colombianos deben ser deportados “en aviones civiles, sin trato de delincuentes recibiremos a nuestros connacionales”.

La reacción de Petro, provocó, casi que de inmediato, que Trump anunciara en su red Trutht Social una serie de medidas económicas contra Colombia que, al parecer, ya fueron superadas.

Los efectos para la economía colombiana, si se hubieran aplicado como inicialmente lo amenazó Trump hubieran sido devastadoras toda vez que Estados Unidos es el principal socio comercial de Colombia y las exportaciones para el año 2024 a ese país representaron cerca de 320 millones dólares, sin contar las de petróleo y las flores que son dos rubros que marcan la diferencia.

Petro alcanzó anunciar que autorizaba al ministro de Comercio Exterior “elevar los aranceles de importaciones desde los Estados Unidos en 25 por ciento”.

En una especie de proclama el mandatario de Colombia también había pedido al “ministerio (que) debe ayudar a dirigir nuestras exportaciones a todo el mundo diferente a los Estados Unidos. Nuestras exportaciones deben ampliarse. Invito a todas las comunidades colombianas extranjeras a ser comercializadores de nuestros productos”.

Esa fue la respuesta técnica, basada en los números, en las estadísticas, y cuando se creía zanjada, caída la tarde del domingo, la trifulca pública de sanciones a través de las redes sociales entre los mandatarios, Petro sorprendió con una de sus acostumbradas reflexiones, atiborradas de historia, para decirle a Trump: “túmbeme presidente y le responderán las américas y la humanidad”, tras recordar el golpe de Estado a Salvador Allende (1973). “…Yo me muero en mi ley, resistí a la tortura y lo resisto a usted”, retó. Se superó el impasse, pero lo escrito por Petro quedó impreso y es difícil de borrar.

El tapon del Darién

Más allá del intercambio de trinos entre los dos mandatarios y el anuncio de sus propias decisiones que al final del día fueron superadas, se aterriza, de nuevo, en la realidad de los migrantes porque no desaparecerá de un plumazo. Además de protocolos, Petro propone continuar un franco diálogo en torno al Tapón del Darién, la ruta que le abre el camino a quienes quieren buscar “el sueño americano”.

La migración es un tema crucial en Colombia, toda vez que, en la frontera noroccidental con Panamá, se levanta en su enorme inmensidad la selva del Tapón del Darién, que hoy es la vía más expedita para cientos de miles de emigrantes africanos, asiáticos y latinoamericanos que buscan llegar a Estados Unidos. Se le llama el “Tapón del Darién” porque es una barrera natural que no permite vías de acceso. Por tanto, la travesía de los emigrantes se hace por caminos inhóspitos y son, en muchos casos, controlados por mafias que se aprovechan, incluso, de familias enteras que pagan ingentes cantidades de dólares para lograr su destino.

“Espero que no se congele el diálogo sobre el Darién”, recomendó el presidente Petro a Trump, tras recordarle que “si no hay regularización aumentarán las ilegalidades. Ya lo vimos cuando Estados Unidos bloqueó a Venezuela e hizo estallar la oleada migratoria”.

“Primero es la dignidad de Colombia y América Latina. Los migrantes son seres humanos y sujetos de derechos y como tal deben ser tratados”, puntualizó Petro.

Paradójicamente, según el presidente sudamericano, en Colombia hay 15 mil 660 ciudadanos estadounidenses establecidos de manera irregular: “deben acercarse a nuestro servicio migratorio para regularizar su situación”, sugirió.

Sin duda, la reacción inicial de Petro marcó un hito en las relaciones con Estados Unidos, país acostumbrado a imponer sus designios “imperiales” sin que los gobiernos colombianos del pasado asumieran posiciones dignas y autónomas. El mejor ejemplo y el más reciente, fue la llamada “guerra contra el narcotráfico, a través del Plan Colombia”, que, a la final, dejó más de 300 mil de colombianos muertos, mientras el consumo de la cocaína nunca paró en las calles de Nueva York.

 

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