Ante el júbilo y disfrute multitudinario, el Centro Nacional de las Artes (Cenart) celebró ayer la cuarta edición del Festival Cultural de Año Nuevo Chino, correspondiente a la serpiente de madera.

Desde temprana hora, miles de personas comenzaron a poblar las áreas verdes del complejo para regocijarse con el variado programa cultural y artístico preparado con motivo del inicio del nuevo ciclo anual, que para la cultura china empieza el miércoles; a las 16 horas ya se habían reunido 26 mil 600 asistentes.

Entre criaturas fantásticas, sorprendentes danzas y músicas tradicionales, el hechizo comenzó poco antes del mediodía, cuando en el escenario principal una gigantesca serpiente de madera y otra emplumada, elaboradas en tela, protagonizaron una frenética y rítmica danza que enalteció las similitudes culturales y los lazos de hermandad que unen a China y México.

Al ritmo de una melodía generada por la mezcla de instrumentos tradicionales chinos y de origen prehispánico, fue una hipnótica coreografía de varios minutos en las que esas fantásticas criaturas, con sus 15 metros de extensión y manipuladas cada una por una decena de personas, emocionaron y fascinaron a la concurrencia al verlas flotar sobre sus cabezas, en una especie de ensueño

La audiencia, creciente en número, no terminaba de salir del asombro cuando, de nueva cuenta, aparecieron sobre el escenario otros seres fantásticos, pero esta vez para interpretar la Danza del león y el dragón. Al igual que la precedente, pero ahora bajo los acordes de gongs, tambores y platillos, este baile se distinguió por sus movimientos impetuosos y bien coordinados, en un derroche de energía y destreza técnica y física.

Una de las partes climáticas del programa fue protagonizada por la Música y danza tradicional de Ningbo, China, un subyugante espectáculo que lo mismo azoró a la concurrencia que la conmovió debido a los sutiles y armónicos movimientos de las bailarinas que parecían flotar, mientras la parte masculina del cuerpo de baile se distinguió por la fortaleza e impecable coordinación de sus ejecuciones, muy del tipo de las artes marciales.

La música, con sus hipnóticas notas agudas, confirió a las escenas un halo entre ancestral y mágico, reforzado por las llamativas vestimentas, consistentes en atuendos femeninos de corte vaporoso, mientras los destinados a los hombres aludían a guerreros antiguos.

En familia, en grupos de amigos, en pareja o en solitario, la gente continuó llegando de manera multitudinaria al Cenart para disfrutar de este festival cultural y artístico, que también ofreció presentaciones de danzas folclóricas, teatro de sombras, artes marciales y un desfile de vestimentas tradicionales, además de una muestra gastronómica, dos exposiciones y talleres, entre ellos uno de caligrafía china.

En la ceremonia inaugural, autoridades de la Secretaría de Cultura federal y de la embajada de aquella nación asiática celebraron las similitudes entre las culturas de México y China, además de refrendar sus lazos de fraternidad y cooperación.

Tenemos muchas similitudes en nuestra cultura y civilización, porque estamos en una comunidad de humanidad de futuro compartido, subrayó Zhu Jian, encargado de Negocios de la embajada china, quien destacó que en diciembre pasado la Fiesta de Primavera, como también es conocida la celebración del Año Nuevo Chino, fue inscrita en la lista de patrimonio cultural intangible de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.