°C -
|

La Jornada

Últimas noticias
Anuncio
Anuncio

¿El fin del progreso?

Imagen
Estados Unidos continúa por el camino del capitalismo oligárquico. Foto Afp
26 de enero de 2025 07:39

Hace 35 años, el mundo experimentó un cambio de época con el colapso del comunismo europeo. Se sabe que Francis Fukuyama (https://bit.ly/4gjFyUW) llamó a este momento el fin de la historia (https://bit.ly/4hvCeHf ),prediciendo que todas las sociedades terminarían convergiendo hacia la democracia liberal y las economías de mercado. Hoy en día, es casi un cliché observar lo equivocada que estaba esa predicción. Con el regreso de Donald Trump y su movimiento MAGA, tal vez deberíamos llamar a la era actual el fin del progreso.

La mayoría de nosotros damos por sentado el progreso. Pero deberíamos recordar que los estándares de vida hace 250 años apenas diferían de los de hace 2 mil 500 años. No fue hasta la Ilustración y la Revolución Industrial cuando logramos las enormes mejoras en cuanto a la esperanza de vida, la salud y los niveles de vida que han definido la modernidad.

Los pensadores de la Ilustración reconocieron que la experimentación científica podía ayudar a las personas a entender a la naturaleza y crear nuevas tecnologías transformadoras, y que las ciencias sociales podían permitir una coordinación más estrecha de los esfuerzos por mejorar las condiciones de todos los miembros de la sociedad. Esos esfuerzos requerían que el estado de derecho desplazara al absolutismo, que el respeto por la verdad prevaleciera sobre el oscurantismo y que se elevara la experiencia en cuanto a los asuntos humanos. Entre los rasgos más inquietantes de la revolución MAGA está su rechazo frontal de estos valores.

¿Puede continuar el progreso? De la misma manera que los soviéticos consiguieron lanzar Sputnik, puede que veamos a Trump y a sus seguidores presidir hazañas tecnológicas notables en el espacio y en inteligencia artificial. ¿Pero podemos realmente esperar que la nueva oligarquía estadunidense supervise avances sostenidos y ampliamente compartidos? Los que están ahora en el poder se sienten motivados absolutamente por la búsqueda de riqueza, y no tienen reservas a la hora de acumularla mediante la explotación y la búsqueda de renta. Ya han demostrado su ingenio a la hora de ejercer el poder de mercado y aprovechar los medios de comunicación y las plataformas tecnológicas para promover sus intereses privados mediante la manipulación y la desinformación generalizadas.

Lo que diferencia a la corrupción estadunidense actual de las formas pasadas es su enorme escala y descaro. La idea de meter billetes de 100 dólares en sobres de papel marrón suena pintoresca comparada con lo que tenemos ahora. Los oligarcas estadunidenses pueden contribuir abiertamente con cientos de millones de dólares a la campaña electoral de un político a cambio de favores. El préstamo sin condiciones de 465 millones de dólares (https://bit.ly/4jtEsc2) que Tesla recibió de la administración del presidente Barack Obama hace 15 años parecerá una miseria en comparación con lo que se avecina.

El progreso requiere inversiones en ciencia básica y una mano de obra calificada. Sin embargo, durante su primer mandato, Trump propuso (https://bit.ly/4gcVSH5) recortes tan masivos en la financiación de la investigación que incluso sus colegas republicanos se opusieron. ¿Mostrarán la misma disposición a resistirse esta vez?

En cualquier caso, ¿sigue siendo posible el progreso cuando las instituciones responsables del avance y la transmisión del conocimiento son objeto de ataques constantes? Al movimiento MAGA nada le gustaría más que acabar con las instituciones de élite donde se produce tanta investigación de vanguardia.

Ningún país puede prosperar verdaderamente si gran parte de la población sufre carencias en educación, salud y alimentación nutritiva. En Estados Unidos, alrededor de 16 por ciento (https://bit.ly/4h8JPvB) de los niños crecen en la pobreza, el desempeño (https://bit.ly/3EbKTAt) global en las evaluaciones educativas internacionales es mediocre, la malnutrición (https://bit.ly/42vtD38) y la falta de vivienda se han generalizado y la expectativa de vida (https://bit.ly/3PQcFFe) es la más baja entre las principales economías avanzadas. El único remedio es más y mejor gasto público. Sin embargo, Trump y su equipo de oligarcas están empeñados en recortar el presupuesto todo lo que puedan. Hacerlo dejaría a Estados Unidos aún más dependiente de la mano de obra extranjera. Pero los inmigrantes, incluso los altamente calificados, son un anatema (https://bit.ly/4hm7lVM) para los seguidores del MAGA de Trump.

Aunque Estados Unidos ha sido durante mucho tiempo líder mundial en el avance de la ciencia y la tecnología básicas, es difícil ver cómo esto puede continuar en un gobierno de Trump. Veo tres escenarios posibles. En el primero, Estados Unidos finalmente acepta sus problemas profundamente arraigados, rechaza el movimiento MAGA y reafirma su compromiso con los valores de la Ilustración. En el segundo, Estados Unidos y China continúan por el camino del capitalismo oligárquico y del capitalismo de Estado autoritario, respectivamente, mientras el resto del mundo queda rezagado. Por último, Estados Unidos y China mantienen su rumbo, pero Europa adopta la bandera del capitalismo progresista y de la socialdemocracia.

Lamentablemente, el segundo escenario es el más probable, lo que significa que debemos considerar cuánto tiempo más se podrán seguir gestionando las crecientes deficiencias de Estados Unidos. China cuenta con enormes ventajas en el desarrollo de tecnología e inteligencia artificial, debido a su enorme mercado, a su amplia oferta de ingenieros y a su compromiso con la planificación a largo plazo y la vigilancia integral. Asimismo, la diplomacia china respecto de 60 por ciento de los países no occidentales ha tenido mucho más éxito que la estadunidense. Pero, por supuesto, ni China ni los Estados Unidos de Trump están comprometidos con los valores que han impulsado el progreso desde finales del siglo XVIII.

Trágicamente, la humanidad ya se enfrenta a desafíos existenciales. Los avances tecnológicos nos han dado los medios para destruirnos a nosotros mismos, y la mejor manera de evitarlo es a través del derecho internacional. Además de las amenazas que plantean el cambio climático y las pandemias, ahora también tenemos que preocuparnos por la IA no regulada.

Algunos dirán que, aunque haya una pausa en el progreso, las inversiones pasadas en ciencia básica seguirán dando valiosos frutos. Además, agregarán los optimistas, todas las dictaduras finalmente terminan y la historia continúa. Hace un siglo, el fascismo asoló al mundo. Pero eso condujo a una ola de democratización, en la que movimientos de descolonización y derechos civiles contrarrestaron la discriminación racial, étnica y de género.

El problema es que esos movimientos exitosos sólo llegaron hasta cierto punto, y el tiempo no está de nuestro lado. El cambio climático no esperará a que nos decidamos a actuar. ¿Disfrutarán los estadunidenses de un progreso continuado en forma de prosperidad compartida, basada en la educación, la salud, la seguridad, la comunidad y un medio ambiente limpio? Lo dudo. ¿Y el fin del progreso en Estados Unidos tendrá repercusiones a escala mundial? Casi seguro.

Es demasiado pronto para saber cuáles serán las consecuencias de la segunda presidencia de Trump. La historia efectivamente avanza, pero el progreso podría quedar atrás.

*Joseph E. Stiglitz, ex economista en jefe del Banco Mundial y ex presidente del Consejo de Asesores Económicos del presidente de Estados Unidos, es profesor de la Universidad de Columbia, premio Nobel de Economía y autor, más recientemente, de The Road to Freedom: Economics and the Good Society (W. W. Norton & Company, Allen Lane, 2024).

Copyright: ProjectSyndicate, 2025.www.project-syndicate.org

 
 


Ciudad Perdida

La derecha en picada y el giro de la IP

¿La fiesta en paz?

Entre verdes y taurinos, ¡sálvese quien pueda!

Bajo la lupa

Trump increpa a los globalistas del Foro Económico Mundial de Davos.
Anuncio