Oriundo de Los Mochis, Sinaloa, Labastida denuncia en su libro (puesto a la venta en septiembre del año pasado) que el entonces inquilino de Los Pinos Ernesto Zedillo negoció personalmente con el mandatario gringo Bill Clinton la entrega de la primera magistratura de México al Partido Acción Nacional (PAN, con Vicente Fox como abanderado
) a cambio de un préstamo por 40 mil millones de dólares para paliar el brutal golpe económico-financiero derivado de los errores de diciembre
(sin olvidar que, como garantía, depositó
la factura petrolera en el Departamento del Tesoro), dineros que finalmente destinó al rescate de la oligarquía, especialmente vía Fobaproa.
Así, la tan cacareada transición democrática
presumida por Zedillo y aplaudida por la Casa Blanca resultó ser un simple trueque: te entrego la Presidencia del país para que la ejerzas por medio del Partido Acción Nacional y su títere Vicente Fox; a cambio, me das 40 mil millones de dólares, y de plus te cedo la factura petrolera para garantizar ese apoyo
político-financiero.
No es gratuito que tras conocerse el triunfo
de Vicente Fox, Ernesto Zedillo saliera a declarar que hoy, hemos podido comprobar que la nuestra es ya una democracia madura, con instituciones sólidas y confiables, y, especialmente, con una ciudadanía de gran conciencia y responsabilidad cívica
. La ultraderecha europea también se aventó al ruedo: la victoria del pueblo mexicano es equiparable a la caída del Muro de Berlín, celebró la delegación para la observación del Parlamento Europeo encabezada por el español José Manuel García Margallo y Marfil, integrante del grupo del Partido Popular (el guardián de Felpe Calderón en España), considerando que la jornada electoral y su resultado son una victoria histórica del pueblo mexicano. Es la segunda revolución de México y el ejemplo de un pueblo insurgente por la democracia
( La Jornada). Y todo el paquete por miserables 40 mil millones de dólares.
Ayer, la presidenta Sheinbaum recordó lo narrado por Labastida en el citado libro: “durante esas horas finales hubo mucha tensión –al final de la jornada electoral de 2000– (…) y me pregunto: ¿fue casual que Zedillo me entregara el partido quebrado financieramente? También dudo de que fuera fortuita la falta de solidaridad al negarse que se difundieran desde mi campaña los logros económicos de su gobierno y sus instrucciones a los gobernadores para que torpedearan mis giras. ¿Qué lomotivó? La razón principal podría ser: cuando el gobierno de Estados Unidos le hizo a México el préstamo de 40 mil millones de dólares para afrontar la crisis desatada por el ‘error de diciembre’, negociación que el presidente Zedillo gestionó personalmente, se le demandó (la Casa Blanca) el compromiso de propiciar la transición democrática y que, para ello el PRI dejara de gobernar y él entregara la Presidencia a la oposición”, mediante el pago (y la factura petrolera) de la cantidad referida (que terminó en los bolsillos de la oligarquía autóctona y la factura en los bolsillos de los mexicanos).
A todo ello, Zedillo y la Casa Blanca le llamaron transición democrática
y la ultraderecha europea la calificó de segunda revolución mexicana
. Y todavía el primero (quien prometió bienestar para la familia
, aunque no aclaró que sería exclusivamente para la oligarquía) recientemente regresó a México y con el cinismo que le caracteriza se dio el lujo de denunciar atrocidades, felonías, antipatrias, fragilidades, devastaciones
y demás sandeces no de su gobierno, desde luego, sino de la 4-T.
Las rebanadas del pastel
La Casa Blanca anunció la llegada de los primeros mil 500 marines
a una porción de la frontera con México para proteger a Estados Unidos
(van a cazar inmigrantes), y cacareó: ¡promesa cumplida!
Bien, pero ¿cuántos de esos soldados son hijos, nietos o bisnietos de inmigrantes? Lo mismo con los cerca de 2 mil 500 elementos ya desplegados de la Guardia Nacional y la Reserva del Ejército. Igual entre las patas se llevan a un familiar.
X: @cafevega