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Excepcionalidades

21 de enero de 2025 00:02

Este artículo fue redactado antes de la toma de posesión de Donald Trump, quien algunas tesis habrá incluido en su discurso inaugural, sobre la política exterior y los agravios que repartirá de inmediato. Seguramente el mundo estuvo atento a sus palabras. Y nadie perderá de vista que entre sus dichos y sus actos puede haber diferencias abisales.

Entre gobiernos demócratas y republicanos hay diferencias en política exterior; lo saben los seis continentes que, según la Enciclopedia Britanica y el CIA World Factbook, son siete: a los gringos no les gusta mezclarse con los de abajo y separan América del Norte de una América del Sur que comienza en el río Bravo.

En EU, ambos partidos honran unas ideas que los gringos conocen como “excepcionalidad estadunidense” (EE). Los líderes de ese país, desde su independencia, han hablado de la EE como una virtud grandiosa y hasta divina. Y lo peor: ser “excepcionales” les ha servido para creer que poseen unos “derechos” a hacer y a deshacer por el mundo. En los años 20 del siglo pasado la EE fue objeto de un llamativo debate entre comunistas estadunidenses: creían que el capitalismo gringo no podía ser explicado por las teorías de Marx: era una excepción.

Un compendio sobre las ideas de la EE puede hallarse en la postura de Dick Cheney, ex vicepresidente de EU, expuesta en su libro de 2015 Exceptional: Why the World Needs a Powerful America (Excepcional: por qué el mundo necesita una América poderosa); escribió: “somos, como dijo Lincoln, ‘la última y mejor esperanza de la Tierra’.

No somos una nación más, una entidad más en el escenario mundial. Hemos sido esenciales para la preservación y el progreso de la libertad, y quienes nos lideren en los próximos años deben recordarnos, como lo hicieron Roosevelt, Kennedy y Reagan, el papel único que desempeñamos. Ni ellos ni nosotros debemos olvidar nunca que, de hecho, somos excepcionales”. Hay que ser gringo de hueso colorado para soltar tan tremendo trompetazo y quedar impávido.

Cualquiera que dedique unos minutos a buscar lo que en EU se cree sobre la EE hallará ríos de creyentes. Peggy Noonan, una experta política, escribió en The Wall Street Journal: “Estados Unidos no es excepcional porque ha intentado durante mucho tiempo ser una fuerza para el bien en el mundo; intenta ser una fuerza para el bien porque es excepcional”. Esa altísima virtud está a la vista: su capital imperialista acumulado y su fiero armamento.

Algunas voces en EU sostienen que Trump no está alineado con la idea de la EE y su “derecho a defender o a alcanzar la libertad por todo el planeta”. Más bien, dicen, transmite la idea de querer una insularidad donde EU pueda hacerse más grande. En su discurso inaugural de 2016, Trump dijo: “Buscaremos la amistad y la buena voluntad de las naciones del mundo, pero lo haremos con la conciencia de que todas las naciones tienen el derecho de anteponer sus propios intereses”. Así expresó Trump la archiconocida máxima de John Quincy Adams, sexto presidente del país vecino: “Estados Unidos no tiene amigos, sino intereses”. Esa idea explica la bandera principal trumpiana: America first.

Es la forma de “anteponer” el interés de EU; más aún, “sus propios intereses” incluyen la necesidad de anexionarse Canadá, Groenlandia o el Canal de Panamá. “La propiedad y el control de Groenlandia es una necesidad absoluta”, dijo el magnate. Business is business.

En su informe por los 100 primeros días de gobierno, la Presidenta de México dijo: “Estamos viviendo tiempos excepcionales, únicos, extraordinarios, porque es tiempo de transformación y es tiempo de mujeres”. Es verdad y es una muy distinta excepcionalidad. Vivimos tiempos excepcionales en el marco de nuestra propia historia nacional. Un periodo inaugurado por AMLO con tan firmes bases que fue refrendado con creces. El Estado no encubre y menos practica la discriminación, el racismo, el clasismo o el machismo, los combate. “México –dijo la presidenta Sheinbaum– está cambiando para bien. Eso lo saben incluso los que se quedaron anclados en el ayer.

Cerramos el año 2024 con récord de empleos formales para cualquier diciembre… el mayor nivel de salario medio de la historia, con inflación controlada; y con un aumento real del salario mínimo de 135 por ciento y en la frontera de 221 por ciento, respecto a 2018.”

El gobierno de Morena y sus dirigentes poseen un alto grado de legitimad política; las mayorías respaldan activamente al Ejecutivo.

Una legitimidad de la que carecían los gobiernos del PRIAN. Morena tiene mayoría constitucional en el Congreso. El gobierno está en ruta permanente de disminuir la pobreza y la desigualdad. El Ejecutivo ha decidido que los funcionarios públicos no aumenten sus salarios durante el sexenio. Servir, no enriquecerse, es el propósito del poder constituido.

Son tiempos excepcionales en México. Vivimos en el mejor momento para enfrentar los tiempos hostiles que ayer Trump inauguró.

La mayoría cerraremos filas con el proyecto excepcional de México.

 



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