La enfermedad del dengue es ya uno de los problemas de salud más graves del mundo, advierte Arturo Reyes Sandoval, director general del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y experto en desarrollo de vacunas.
En México, reconoce, el crecimiento de contagios es exponencial. Y entre los factores que estarían incidiendo en este fenómeno está el cambio climático, la densidad poblacional, una mejor y mayor dotación de pruebas de detección de la infección y la alta tasa de comorbilidades que padece la población como diabetes, obesidad e hipertensión, que puede generar mayor riesgo de contraer una infección.
En entrevista con La Jornada, el científico asegura que pese a la complejidad que implica desarrollar un biológico contra esta enfermedad viral –producida por cuatro serotipos distintos que generan una alta variabilidad y transmitida por el mosquito Aedes– no pasarán más de dos años para que finalmente se tenga una vacuna autorizada y disponible para su uso
gracias a los avances más recientes de la ciencia.
Sandoval Reyes, catedrático de la Universidad de Oxford e investigador, antes de asumir la dirección del IPN, en el Instituto Jenner, donde se desarrolló una de las vacunas contra el covid-19, afirma que México impulsa proyectos científicos para el desarrollo de biológicos.
Califica como una joya
del Politécnico la creación y operación, desde 2022, del Laboratorio Nacional de Vacunología y Virus Tropicales (LNVyVT), una de las dos instituciones científicas públicas mexicanas certificadas por el Centro de Control de Enfermedades de Atlanta, y con capacidad de hacer investigación de frontera en virus tropicales y vacunas, así como ensayos preclínicos de bioluminiscencia y otros biofármacos.
Además, anuncia que este año egresará la primera generación de expertos del Posgrado de Ciencia y Tecnología de Vacunas y Bioterapéuticos del IPN, único programa en el mundo en esta materia, el cual permite la especialización desde la generación de nuevas vacunas hasta el registro de patente.
–¿Qué ha faltado para lograr una vacuna contra dengue?
–Las enfermedades que afectan a países de ingresos medios o bajos mantienen desatendido el desarrollo de vacunas. Hacen falta más fondos presupuestales, porque cuando las enfermedades afectan a economías avanzadas o países desarrollados y hay capacidad de inversión, las vacunas salen.
México está trabajando en ello. Hay instituciones donde se desarrollan vacunas y el IPN es una (...) Hemos creado lo que considero una joya para México, un laboratorio con nivel de bioseguridad 3, con el que se trabajan virus altamente patógenos como covid-19, viruela símica, zika, chikungunya y, por supuesto, dengue.
La alta tasa de incidencia de dengue en años recientes, reconoce el especialista nivel II del Sistema Nacional de Investigadores (SNII), no se había visto antes
. Hasta las primeras dos décadas de este siglo, explica, los contagios se habían mantenido estables en un promedio anual de 50 mil casos, pero a partir de 2023 se reporta un incremento sustancial. Esos 50 mil casos se alcanzan ahora en los primeros tres o cuatro meses del año. Algo pasa. En 2024 pasamos de 50 mil a 125 mil 160 contagios confirmados. La preocupación es real. ¿Qué pasó de 2022 a 2024?
Subraya que a escala global cada año se infectan con este virus 100 millones de personas, y está en riesgo casi la mitad de la población del mundo, es decir, más de 2 mil 500 millones de habitantes.
Apunta que el año pasado, en casi todos los países se presentaron casos, ya no se generan contagios exclusivamente en regiones tropicales y subtropicales, y en ello impactó también el cambio climático.
Una de las problemáticas de contraer este virus es que puede transitar de enfermedad no grave a una muy grave, que lleve al paciente a la muerte. En México las infecciones virales a quienes más afectan son a adultos mayores, a los niños y a la gente más pobre
, señala.
Un laboratorista sostiene un ejemplar macho de un mosquito portador de la bacteria Wolbachia, que interrumpe la transmisión del dengue. Foto Ap
–¿Qué papel puede tener México en el desarrollo de esta vacuna?
–México tiene todas las capacidades, tanto de infraestructura como de personas preparadas, para desarrollar una vacuna contra el dengue. Hay países que ya la están desarrollando y van muy avanzados, como Brasil y Japón.
La pandemia nos dio el ejemplo muy claro de que, cuando se quiere, se puede. Y en menos de un año. El diseño de la vacuna contra covid-19, yo estaba en Oxford, se creó en un mes. En un fin de semana se puede hacer el diseño, porque todo es en computadora. En una semana se lleva a cabo el proceso de insertar un gen a un adenovirus, y en un mes está la vacuna prototipo; en tres semanas, si uno le echa ganas.
–¿Qué inversión destinó el IPN para la creación del Laboratorio Nacional de Vacunología?
–Fue un monto de 70 millones de pesos, lo cual no es tanto. Lo difícil es mantener su operación, con un costo promedio de 5 millones de pesos anuales. Por el tipo de infraestructura científica de que dispone son instalaciones bastante onerosas, pero es importante mantenerlas entre pandemias, porque es seguro que habrá más epidemias.
Ese lapso de 5 o 7 años hay que mantener estos equipos y grupos de trabajo para generar otros desarrollos. Es el caso del covid-19, por ejemplo, pero también se deben estar desarrollando otras vacunas como la de chikungunya e influenza (que cambia cada año), y tener la infraestructura por si se requiere para una nueva pandemia, utilizarla.
–¿Se buscan nuevos desarrollos vacunales?
–Estamos trabajando con adenovirus –usados en terapia génica–, que son como plataformas, un vehículo al que genéticamente se le puede poner un pasajero
. El adenovirus fue la plataforma que se usó para desarrollar la vacuna contra el covid-19. Es de origen de chimpancé y se creó en 2002. Investigación que fue parte de mi tesis de posgrado en Estados Unidos.
“Es un sistema moldeable al cual puedes cambiar el ‘pasajero’ y desarrollar vacunas para enfermedades como malaria, el virus del papiloma humano, el VIH y la influenza.
En nuestro caso, tenemos un proyecto bellísimo, que es aislar nuevos adenovirus, si no de chimpancé, de monos del nuevo y el viejo mundo. Contamos con más de 200 muestras obtenidas de 20 zoológicos. A la fecha, hemos purificado cuatro adenovirus que vamos a aislar genéticamente
.
–¿México tendrá sus propios adenovirus; experimentará con ellos?
–Sí. Estos van a ser claves para crear vacunas en una nueva epidemia, aunque no son de respuesta uni-versal contra todos los patógenos.
Ya tenemos varios proyectos de investigación. Estamos trabajando con las pruebas clínicas. Hice un ensayo hace algunos años para zika y chikungunya y lo estamos trabajando en el Politécnico, en colaboración con las universidades de Surrey y Oxford
, en Inglaterra.
Reyes Sandoval recuerda que el proceso de producción de una vacuna es tan complejo que se requiere no sólo la participación de un centro de investigación, instituto o universidad, sino de múltiples entidades y comisiones regulatorias, como la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios .Y también se precisa de la industria para llevar a cabo estos proyectos
, ante el elevado costo de hacer ensayos clínicos con población de distintas partes del mundo.