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No sólo de pan...

19 de enero de 2025 08:37

La Milpa Mesoamericana: sistema perfecto de Natura más Cultura.

Dada la relación numérica entre conquistadores ibéricos y pueblos conquistados, el número de éstos obligó a los primeros a dejar sobrevivir la estructura económica y cultural indígena, basada en el cultivo de la milpa mesoamericana que se había practicado durante al menos 10 mil años. Siendo un sistema agrícola que refleja la humanización y socialización integrada a la naturaleza, sobrevivió a la invasión y ocupación de Occidente, (la misma que también estropeó los cultivos tradicionales del arroz en Asia y de los tubérculos farináceos en África, Australia y los Andes).

Por lo mismo, no podríamos comprender el segundo piso de la Cuarta Transformación sin rescatar lo que queda del deterioro cognitivo y social de los perpetuadores milenarios de lo que significa la milpa de los ancestros. Cien años ha tomado casi desaparecer la riqueza de la fórmula divina de la milpa, al sustituir progresivamente los saberes milenarios por tecnologías, que no son otra cosa que mercancía reciclada de la ganancia del capital para generar más mercancías, en el ciclo infernal de la economía liberal.

En cambio, estando por fin en el momento histórico de una transformación en pro del humanismo, es el momento preciso de desplazar de los proyectos nacionales los que entran ya condicionados por los criterios de la ganancia que arroja una mercancía sin identidad y un salario para comprar mercancías salidas de la industria, cuyos márgenes de producción necesitan ser realizadas en el mercado, cerrando un círculo, pero dejando un hueco deliberadamente incomprensible donde quedan reservados los elementos que estorban al capital…

El programa Sembrando Vida se reforzó en el discurso, pese a la preparación académica en medio ambiente de la respetada titular, como si el discurso neoliberal con resultados numéricos encomiables no hubiera estado destruyendo nuestro único hábitat (ya no habrá otro), aun sin aparecer como causa directa o indirecta de infinidad de fenómenos encadenados que destruyen el entorno y empobrecen las culturas, pues a la vez que envenenan tierras, aguas y ecosistemas, sacan al mercado comestibles industriales (se comen, pero no alimentan), animando los monocultivos de productos para el mercado con base en fertilizantes químicos .

Sin embargo, en México existe un abundante recurso humano de costumbres, herramientas cognitivas milenarias que ni el mejor laboratorio del mundo podría reconstituir. Afortunadamente, en el llamado Occidente, Estados Unidos, Europa y cómplices, desdeñan los saberes de los antiguos pobladores del planeta, su soberbia los aísla y empobrece su imaginación, porque apuesta todo a la manera de sustituir al ser humano (no han entendido que es el único que crea valor con su trabajo), pero justamente este principio en el que creen nos da la ventaja invaluable de que, aun si México y los vecinos mesoamericanos estemos secuestrados intelectualmente y no nos atrevemos aún a desafiar su tecnología, confiados en ir por una readaptación a la modernidad adoptando los monocultivos con químicos y riego forzado, iremos avanzando en la recuperación de los saberes de la milpa, policultivo complejo que contiene nuestras raíces culturales y estructura social, sumando a cada vez más campesinos concientizados de la estrategia productiva. Hasta que nuestra autosuficiencia alimentaria y pleno empleo de los mexicanos y mexicanas residentes en nuestro país llamen a los exiliados del campo y el regreso de los migrantes enriquezca y satisfaga a un pueblo de por sí arraigado a su tierra de origen y no renuente a continuar sus tradiciones. Porque el proceso involutivo de gringuización que ya caracteriza a las nuevas generaciones de mexicanos urbanos, tiene una gran apuesta por las irrenunciables tradiciones de los ancestros a las que contribuyen gustosos.

Mientras otra parte de mexicanos de buena fe, idolatra la tecnología en general y la agraria en particular, formando un pequeño ejército de especialistas en los principios de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, famosos desde el siglo XX por su autoengaño y gran trampa para los agrónomos formados en la lógica del capital. Ciertamente, México alcanzó su mayoría de edad con el presidente Andrés Manuel López Obrador, pues podemos tomar nuestra propias decisiones con diplomacia, pero sin retrocesos; no obstante, faltó modernizar el campo fuera de la lógica del capital, pues Sembrando Vida no es más que asalariar obreros del campo para que compren con sus salarios los productos del capital, mientras los dueños de las tierras, la tecnología y los comestibles se quedan con el plustrabajo y con la ganancia de la venta de sus productos en el mercado. O sea que un sembrador ganaría lo suficiente para comprar tortillas adulteradas y comestibles chatarra.

Pero ahora debemos plantearnos si el segundo piso de la 4T no debería ser ejemplo y líder de políticas en el campo y revisar su programa de Sembrando Vida, listo para la exportación… Sin por ello abandonar el programa de la milpa mesoamericana como un verdadero ejemplo de resiliencia y memoria.

Como antropóloga, rechazo los complejos tercermundistas ante la tecnología que quiere sustituir lo humano de la producción vital. No hay dos clases de ciudadanos; arranquemos el espejismo social y recuperemos las milpas complejas en vez de las siembras con tecnologías del capital. Recuperemos nuestra historia y nuestro territorio, nuestra salud y cultura.

cruzadaporlamilpa.mx

 
 

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