Diversas instituciones académicas y culturales conmemorarán el centenario natal de la historiadora e investigadora Ida Rodríguez Prampolini, fallecida en 2017. La efeméride se cumple el 24 de septiembre.

Integrante del Instituto de Investigaciones Estéticas (IIE) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) desde 1957, esta institución organiza para el 22 de enero la jornada académica Muralismo mexicano en América Latina, planteada como una “continuación y actualización del proyecto de Rodríguez Prampolini, El muralismo, producto de la Revolución Mexicana, en América, que tantos libros e investigaciones nos legó desde los años 90 del siglo pasado”, señala Luis Vargas Santiago, secretario académico del IIE.

La ciclo académico tiene el propósito de debatir la presencia e impacto de los artistas mexicanos en otras latitudes del continente americano. Se presentarán las propuestas metodológicas y avances que desde 2023 ha desarrollado un grupo de investigadores en un seminario titulado igual que esta jornada.

En vísperas del centenario, el IIE reditó el año pasado y por tercera ocasión El surrealismo y el arte fantástico de México, uno de los libros icónicos de la académica, con prólogo de Elia Espinosa, dentro de la serie editorial Clásicos del Instituto, apunta Vargas Santiago. Cercano al natalicio de Ida realizaremos una exposición bibliográfica-homenaje en la Biblioteca Justino Fernández, así como un panel para recordar su legado, en conjunto con la Academia de Artes, de la que fue una integrante destacada, añade.

Además, se generarán materiales para redes sociales y se contempla un programa con Tv UNAM, en el contexto de los 90 años de la fundación del IIE, a celebrarse el 20 de febrero. En aquel día de 1935, el historiador del arte y académico Manuel Toussaint y Ritter presentó las actas constitutivas del Laboratorio de Arte, primer acto colegiado del actual instituto, con la consigna: La historia de nuestras artes plásticas está por hacerse.

Vargas Santiago anota: “desde 2023, pude reanudar el proyecto Peinture murale mexicaine, que Ida lideró para la Union Académique Internationale con sede en Bruselas. Al ser uno de los primeros proyectos de esta organización –de la que el IIE es miembro– en suelo americano, se tenía mucho interés en que no se perdiera”.

Para el filósofo Christian Goeritz Álvarez, nieto de Ida Rodríguez Prampolini, su abuela no sólo fue una de las voces principales de la crítica de arte en México en el tercer cuarto del siglo XX, distinguida profesora de la UNAM e introductora de los problemas relativos a la comprensión del arte contemporáneo europeo en un ambiente aún monopolizado por el muralismo. Fue una prolífica escritora, activista social comprometida, cabeza de familia y, sobre todo, en sus palabras, una mujer con mucha suerte.

Actividad social

Nacida en el puerto de Veracruz, Rodríguez Prampolini se trasladó a la Ciudad de México, donde ingresó a la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y obtuvo una licenciatura en letras, luego una maestría en historia universal y un doctorado en letras con especialidad en historia. Continuó sus estudios en España, Quebec e Italia, entre otros lugares. Nunca se olvidó de su estado de origen.

En Ida Rodríguez Prampolini (2019), libro que reúne una serie de textos de la investigadora, Goeritz Álvarez se refiere a su actividad social que da lugar cuando decide “abandonar la vida meramente académica, luego de su experiencia en 1968, periodo en el que constató que la vida universitaria no era una oposición real a las injusticias y los problemas que, tras el fatídico 2 de octubre, no sólo no habían encontrado solución, sino que incluso parecían incrementarse vertiginosamente.

Esta perspectiva la llevó a sumarse a un pequeño proyecto de mejora de una comunidad pobre y apartada: Tlayacapan, en Morelos. Este fue el primero de muchos que emprendería en un matiz mucho más decidido en su compromiso de transformación concreta de la sociedad. Había llegado el momento de radicalizar más que nunca aquel principio que se apropió en su juventud: el arte y la cultura son los medios de transformación más decisivos que tenemos para no sólo estar mejor, sino además para intentar ser mejores.

Con esta visión, tras jubilarse de la docencia en la UNAM, fundó el Instituto Veracruzano de la Cultura –ahora Secretaría de Cultura– , tratando de que su estado natal gozara de un organismo popular dedicado a transmitir en los interesados, sobre todo en los humildes, el amor por las manifestaciones artísticas y humanísticas.

A éste siguió el Consejo Veracruzano de Arte Popular, organismo que se aboca a promover las producciones textiles, alfareras y joyeras de las comunidades indígenas.

Resulta que los padres de Ida Rodríguez, pertenecientes por su trabajo y posición a la llamada clase media, escribe Goeritz Álvarez, inculcaron en sus hijos “un profundo amor y simpatía por los necesitados del antiguo barrio negro de La Huaca, a los que el padre –era médico– atendía de manera gratuita, recibiendo de éstos pagos a veces en especie, que representaban un sacrificio mucho más profundo para este sector con relación a sus otros pacientes.

Ida y sus hermanos crecieron viendo en estas personas una profunda bondad y agradecimiento para con su familia, por lo que siempre sintieron el impulso de retribuirlo en la medida de lo posible. El primer apoyo que recibió de esta población humilde del puerto fueron los cuantiosos donativos que la llevaron a ser reina del carnaval de Veracruz en 1946.