Reza la vieja frase popular que no hay mal que dure 100 años ni cuerpo que lo resista. Así quedó demostrado el pasado 13 de diciembre de 2024, cuando los trabajadores de la educación en Zacatecas, adheridos a la sección 34 del SNTE, decidieron por amplia mayoría terminar con la larga historia de corrupción y descobijo de la que habían sido víctimas por los líderes sindicales que tenían secuestrado al sindicato y lo mantenían como botín de unos cuantos.

El golpe fue demoledor, contundente. Los maestros y personal de apoyo decidieron sacudirse esa vieja y pesada carga en la que se había convertido el sindicato, por abrumadora mayoría, en un proceso de votación universal y secreto, le dieron el voto de confianza a la planilla democrática negra, integrada por trabajadores de base y maestros frente a grupo identificados política e ideológicamente con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), que entre sus principales preceptos tiene la democracia horizontal y la movilización callejera como instrumentos para defender los derechos de sus agremiados.

Los maestros históricamente desdeñados e ignorados decidieron dar un golpe en la mesa y cambiar el rumbo de la vida sindical en Zacatecas. Pero, ¿desde dónde y desde cuándo se comenzó a fraguar esa avalancha tan contundente que incluso el oficialismo con todo y sus trampas no pudo detener? ¿Cómo fue que los trabajadores de la sección 34 “tomaron el cielo por asalto” en un sindicato tan férreamente controlado por el charrisimo y el corporativismo?

Para responder estas preguntas podríamos remontarnos a 1979, con la fundación de la CNTE en Chiapas; retomar las experiencias de lucha de los maestros zacatecanos durante la llamada “primavera magisterial” de 1989, cuando surge el Movimiento Democrático del Magisterio Zacatecano, así como honrar la memoria de cientos de compañeros que ya no están presentes, pero que fueron piezas claves para forjar ese triunfo tan contundente de la disidencia. Sin embargo, nos detendremos en dos aspectos que parecen determinantes y que son relativamente recientes.

Primero es preciso recordar que en Zacatecas a finales de 2013 se gestó una intensa movilización contra la que entonces se presumía como una reforma educativa que acabaría con el rezago y catapultaría al país a los primeros lugares de las pruebas estandarizadas promovidas por la OCDE. Los docentes zacatecanos se organizaron en todos los rincones, supieron concientizar a padres de familia del atentado que se avecinaba contra la educación pública gratuita, paralizaron cientos de escuelas por semanas completas, tomaron oficinas gubernamentales, pusieron en jaque al poder represivo del estado priísta de aquel entonces y lo derrotaron en la batalla de las ideas, puesto que lograron que su mensaje y su lucha permeara en amplios segmentos poblacionales, contando con el apoyo solidario de sindicatos, organizaciones sociales, organizaciones estudiantiles y, por supuesto, de los padres de familia.

La experiencia y organización acumulada en esa lucha frontal contra la mal llamada reforma educativa nos lleva automáticamente al segundo momento clave para explicar la aplastante derrota que propinó el magisterio combativo al sindicalismo charro el 13 de diciembre.

Después de que el SNTE no sólo brilló por su ausencia en la lucha contra la reforma educativa, sino que se convirtió en fiel promotor y ejecutor de la misma, el descontento de los profes de base se generalizó y más temprano que tarde encontrarían la forma de cobrar factura a los charros por su actitud entreguista y servil que asumieron ante el gobierno peñista.

El 15 de julio de 2016 se llevaría a cabo el relevo seccional y toda esa rabia e impotencia acumulada fue bien canalizada por los trabajadores de la educación de la sección 34, quienes llegarían fortalecidos y agrupados políticamente en el movimiento democrático del magisterio zacatecano, con la clara misión de arrebatar a los charros la dirección del sindicato y ponerlo al servicio de las bases.

El desenlace de ese congreso seccional fue ampliamente conocido, no sólo por quienes participan en el ámbito educativo, sino por la sociedad en general. Golpeadores profesionales pagados por el SNTE, arremetieron con saña utilizando lo que encontraron a su alcance (sillas) contra los delegados democráticos que eran amplia mayoría, dejando decenas de heridos y llevándose el “congreso” a una bodega alejada de la ciudad, donde en medio de la madrugada entre unos 30 delegados, ungieron a la tristemente célebre Soraya Bañuelos como secretaria general, quien, a pesar de que buscó afianzarse en el poder por todos los medios posibles (compra de conciencias, persecución a opositores, etcétera), siempre cargó con el lastre de haber llegado al cargo de manera ilegal, violenta e ilegítima.

Y aunque por momentos parecía que la mujer tenía todo bajo control en la sección sindical, a finales de 2024, los trabajadores de la educación en Zacatecas demostraron que tienen memoria, que son dignos, valientes y que “a todo 15 de julio le llega su 13 de diciembre”.

*Profesor