Moscú. La inflación en Rusia se aceleró en diciembre y llegó a 9.5 por ciento anual, anunció el miércoles la agencia nacional de estadísticas Rosstat, pese a los esfuerzos del banco central por frenar la subida de los precios de consumo.
El dato quedó muy por encima del objetivo oficial de 4 por ciento. En 2023, la inflación fue de 7.4 por ciento anual.
El crecimiento de los precios en Rusia fue impulsado, entre otros factores, por la explosión de los gastos militares para la ofensiva en Ucrania, los efectos de las sanciones y el aumento de los salarios.
Este último es consecuencia directa de la escasez de mano de obra en el mercado laboral, ya que las empresas se ven obligadas a ofrecer remuneraciones más atractivas para reclutar.
La escasez de mano de obra es consecuencia de la partida al frente ucraniano o al extranjero de cientos de miles de hombres desde febrero de 2022.
El fuerte aumento de los precios redujo el poder adquisitivo de los rusos y alimentó los debates en el seno de la clase política y económica.
El presidente ruso, Vladimir Putin, reconoció en diciembre que el alza de los precios era “una señal preocupante”.
Su declaración se produjo después de que varios empresarios rusos denunciaran públicamente la política monetaria del Banco Central de Rusia.
Desde el inicio de la ofensiva rusa en Ucrania hace tres años, su presidenta, Elvira Nabiúllina, ha repetido que su objetivo es contener el aumento de los precios, aunque sea a costa del crecimiento.
La tasa de interés de referencia se sitúa actualmente en 21 por ciento, un nivel inédito desde 2003.