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Aunque hay decenas de miles de desplazados, no toda la ciudad de Los Ángeles está en llamas, como da la impresión según los noticieros y los videos en redes sociales. En la imagen, el fuego cerca de Palisades. Foto Afp
13 de enero de 2025 08:15

Imágenes apocalípticas de los incendios en la segunda ciudad más grande de Estados Unidos han asombrado a todos con lo que ahora se calcula ser el desastre natural más costoso y de mayor escala en la historia del país; algunos dicen que es un evento sin precedente en Estados Unidos.

Como suele suceder con los desastres, los noticieros y las imágenes en las redes dan la impresión de que toda la ciudad está en llamas –algo en parte nutrido por el hecho de que los dañados incluyen estrellas de Hollywood sólo multiplica la atención–; la mayoría de esa gran metrópolis no está afectada de manera directa. Sin embargo, sí son más de 10 mil estructuras dañadas, hay decenas de miles de desplazados y la zona devastada es algo así como el tamaño de Manhattan y aún no se han controlado todos los incendios.

Aunque lo sucedido tiene sus factores muy locales, ese infierno angelino tiene implicaciones nacionales, ya que no se puede desvincular del manejo político –o más bien, irresponsabilidad política– ante la crisis del cambio climático y los modelos de desarrollo urbano. Y tiene implicaciones trasnacionales también: Los Ángeles no sólo es la segunda ciudad estadunidense más grande, sino también la segunda ciudad con mayor cantidad de mexicanos en el mundo. Además, es el eje de California, el estado más rico de este país, y por sí solo, es equivalente a la quinta economía mundial.

Este desastre en el país y el estado más rico del mundo revela el nivel de irresponsabilidad, avaricia y arrogancia de las cúpulas políticas y empresariales al ignorar los peligros relacionados con el cambio climático y las consecuencias de construir sobre zonas frágiles. No es la primera llamada en esos mismos lugares, aunque los desastres anteriores no fueron de estos tamaños. Se acaba de confirmar que el mundo padeció el año más caliente jamás registrado, con todo lo que eso implica para el futuro de la humanidad, incluyendo más sequías e incendios.

El desastre también muestra el nivel tan mediocre y peligroso del juego político en esta coyuntura. Desde que los incendios empezaron a salirse de control, el primer presidente electo condenado como criminal, y su gente, usaron la emergencia como oportunidad política al acusar al gobernador de California y la alcaldesa de Los Ángeles –ambos demócratas– de ser los responsables del desastre. Con un torrente de desinformación culpando a las regulaciones ambientales de los demócratas y a sus jefes de bomberos y otros servicios de emergencia incompetentes que fueron contratados para cumplir con requisitos de empleo de diversidad racial y sexual. Todo, mientras arden partes de la ciudad.

Mientras tanto, llegan brigadas de bomberos y personal de respuesta a desastres desde México, Canadá y Sudáfrica, entre otros países, y jornaleros urbanos –algunos parte de la Red Nacional de Organización de Jornaleros (NDLON)– y otros inmigrantes mexicanos, latinoamericanos y asiáticos se suman tanto a operaciones de rescate y apoyo, ofreciendo imágenes de solidaridad que, en sus acciones, responden directamente a la odiosa frase de Trump de que otros pases nos envían lo peor de su gente.

En su obra maestra sobre la historia de esa ciudad, City of Quartz, publicada en 1990, Mike Davis escribió que “el significado histórico mundial final… de Los Ángeles es que ha llegado a tener el doble papel de utopía y distopía para el capitalismo avanzado”.

En otro libro, Ecology of Fear, publicado en 1998, Davis escribió que “Los Ángeles se ha colocado en peligro de manera deliberada. Por generaciones, la urbanización impulsada por el mercado ha transgredido el sentido común ambiental… Como resultado, el sur de California ha cosechado tragedias de inundación, incendio y sismos…”. Agregó que vista desde el espacio, la ciudad que en algún momento se alucinó como una con un futuro sin límites naturales o límites sociales ahora deslumbra a los observadores con la inquietante belleza de un volcán en erupción.

O sea, nadie puede decir que lo que está ocurriendo en LA es una sorpresa. Ahora, parte del futuro del país será definido por la respuesta a su emergencia.

Randy Newman. I Love LAhttps://www.youtube.com/watch?v=KcADqxnQA_4

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